Capítulo trece

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Tomo el papel de las manos inertes de Jonathan con los dedos tensos. Mi respiración sale rápida y lucho a través de la incredulidad. Todo en mi interior se siente confuso, perplejo, aterrorizado, y yo solo puedo permanecer allí, paralizada, incapaz de hacer nada más que mirar el papel en mi mano. Mis pensamientos yendo hacia todas las posibilidades; el dolor detrás de mis ojos palpitando como una advertencia. Es una fotografía con mi rostro, pero no eres tú, excepto que lo soy. La chica en el papel que me devuelve la mirada soy yo, esa es mi cara y debajo de ella, un nombre, el mío. Pero otra vez el mismo sentimiento, que algo está mal en ello, la sensación es tan fuerte pero no sé qué hacer con ella. No tiene ningún sentido, no puede ser cierto, tiene que haber una explicación razonable, pero, ¿cómo explicas algo que no puedes recordar?

La discusión continúa a mí alrededor pero yo permanezco congelada, como si estuviese pegada al suelo, los ojos clavados en el papel arrugado entre mis dedos que parece haberse convertido en una bomba con el poder de detonarlo todo, quien soy, mi pasado, mi presente... las palabras de Ethan repitiéndose una y otra vez en mi cabeza, haciendo eco con acusaciones que no puedo negar.

—Por favor —La voz del señor Cavanagh se hace oír por encima de las demás. El resto de ellas se callan con la misma rapidez con la que se elevaron—, les pido a todos los que no sean miembros de mi familia, que se retiren de esta casa.

Murmullos en desacuerdo y negación comienzan a escucharse alrededor de la habitación una vez más, pero son rápidamente silenciados.

—Por si no lo habían notado —continúa—, éstas no son horas adecuadas para tratar temas de tal magnitud —y señala al reloj sobre la pared que indica son las cinco y veinte de la madrugada—. Ni es el horario ni es el lugar.

—Pero no podemos dejar esta situación inconclusa ahora mismo Jonathan, ella es peligrosa, debe ser apresada y aislada hasta que se decida su destino —interrumpe alguien.

—Comprendo tu dilema Nicolai, pero mi hija pequeña está durmiendo en el piso de arriba y tengo un trabajo al que asistir en unas horas. Si la junta desea tratar esto con la importancia que merece, pactará una reunión tal y como los estatutos de la comunidad lo demandan —hace una pausa—. Mientras eso ocurre, Evelyn se quedará bajo mi custodia y la de mi familia.

—Honestamente no creo que esa sea una buena idea dado que ha estado viviendo en su casa todo este tiempo, engañandolos. Ustedes son los más perjudicados aquí y lo sabes, la junta...

—Y honestamente no me importa lo que creas, Ethan. Pero como ya has señalado que he sido quien le ha dado asilo durante estas últimas semanas, me encargaré de su vigilancia personalmente.

Las palabras no dejan lugar a réplica y luego de un tenso minuto de silencio, Ethan cede de mala gana, parece ser quien está a cargo porque una vez que Jonathan les hace un gesto hacia la puerta, es el primero en irse, no sin antes quemar un hoyo en mi frente con la mirada, y los demás lo siguen un momento después. No me atrevo a siquiera parpadear hasta que escucho que la puerta se cierra con un chasquido y Jonathan se dirige a mí, sobresaltándome.

—Eve... —comienza, pero se corrige a sí mismo rápidamente—, Evelyn...

Tan solo permanezco allí, aguardando por lo siguiente que pueda salir de su boca, sin saber cómo reaccionar, o qué se supone que debo hacer ahora, sin saber lo que ellos planean hacer conmigo.

Un suspiro lo abandona y finalmente levanto mis ojos hacia él. Pasa sus manos por su pelo en señal de frustración, aparentemente sin saber cómo seguir desde aquí tampoco. Quisiera decirle, convencerle que nada de eso es cierto, lo que sea que hayan dicho de mí, pero la verdad es que no puedo hacer eso.

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⏰ Última actualización: Mar 21, 2020 ⏰

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