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NamJoon estuvo embobado durante todo el vuelo. Embobado en la cena y embobado en la mañana. Estuvo embobado en las prácticas y en los ensayos. Embobado durante toda la semana.


Parecía que estaba siempre en las nubes, y cuando JiMin lo miraba, lo encontraba con cara de atontado, la mirada perdida y la boca entreabierta, como si estuviera soñando despierto.

Y tenía muy preocupado a JiMin. Ya lo tenía intranquilo desde antes de que empezara a cometer errores garrafales en las coreografías que antes sabía a la perfección, mucho antes de que empezara a equivocarse en sus partes en las canciones. JiMin estaba muy preocupado desde que, en el mismo vuelo, después de estar en las nubes durante un buen rato, le dijo:


— La viste, ¿verdad? A la chica de las converse rojas... Era una Diosa...


JiMin le había visto babear por alguna que otra chica antes, pero nunca le había escuchado llamar «Diosa» a ninguna. Y mucho menos lo había visto actuar de esa manera descuidada para con el grupo. Resultaba casi insultante que fuese por culpa de una mujer.

La chica del aeropuerto debía haber causado una fuerte impresión en NamJoon como para que no pudiese dejar de pensar en ella hasta tal punto, y JiMin no era el único preocupado por las repercusiones que eso podía tener para el grupo.

Jin y Suga también estaban alarmados por esa actitud. Los menores simplemente se encogían de hombros y reían, diciendo que ya se le pasaría, pero JiMin había escuchado hablar a los dos mayores, intentando pensar qué hacer.


JiMin quería sumarse a esa preocupación de sus hyungs, pero no sabía cómo sacar el tema con ellos. Todos estaban cansados y un poco tensos por los errores de NamJoon, y hablar con los mayores a veces resultaba un poco difícil.

Jin se metía en la cocina y arrasaba con lo que encontraba de comer, y con los carrillos llenos de a saber qué cosa, JiMin consideraba que era complicado tener una conversación.

Y con Suga resultaba aun más complejo, pues se encerraba en su estudio a producir, inmerso en sus letras y sus bases. Tampoco podía hablar con alguien que tenía unos auriculares pegados a la cabeza.


Pero cuando pasaba más de semana y media, JiMin pensaba que estaba a punto de quedarse calvo por la preocupación, y no podía dejar que el pelo más bonito de BTS se echara a perder.


Era casi la una de la madrugada y JiMin seguía en la sala de baile, matándose a practicar coreografías.

J-Hope y JungKook hacía rato que habían vuelto al dormitorio después de su práctica de baile. V se había quedado un rato más con JiMin, pero no dejaba de bostezar, por mucho que dijera que quería seguir practicando, pero con las grabaciones de Hwarang, TaeHyung tenía una agenda un poco más llena que el resto, y JiMin sabía que, aunque quería seguir al pie del cañón, V necesitaba descansar.

Tras mucho insistir, JiMin había conseguido convencerlo para que regresara a casa antes, porque a JiMin no le importaba seguir practicando solo, porque sentía que necesitaba seguir bailando hasta que el cuerpo le dijera «basta» para que desapareciera su propia tensión.


Fue precisamente en ese momento, que estaba tan cansado que se había olvidado un poco de sus preocupaciones, cuando la soledad lo golpeó y se dio cuenta de que era de madrugada, que BigHit estaba desértico y que los pasillos oscuros daban un poco de miedo.

Converse High | MinJoon |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora