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La noche estaba aburrida y sin sentido. Sus compañeros de habitación debían estar realmente cansados, porque no hablaban ni trataban de iniciar ningún tipo de interacción. Las luces estaban a baja intensidad, el silencio era roto por el videojuego que tenía entretenido a V en la televisión; J-Hope ya estaba metido en la cama, sin embargo, JiMin podía decir que no estaba dormido porque podía ver sus ojos medio abiertos gracias a la luz que desprendía la pantalla de su móvil, seguramente estaba viendo cómo jugaba TaeHyung, esperando a que el sueño lo venciera.


El día había sido agotador, como siempre, pero JiMin aun no tenía ganas de dormir. Ya se había puesto el pijama y estaba tumbado en su cama, viendo una película desde su móvil, la cual no le estaba atrapando y estaba empezando a aburrirle.

La película seguía en marcha en la pantalla de su teléfono, pero JiMin había dejado de mirarla y había clavado su vista en la espalda de TaeHyung, que estaba inusualmente callado y concentrado en su juego. JiMin pensó en molestarlo. Tal vez si saltaba silenciosamente sobre su espalda le daría tal susto que lo matarían en su juego, y así tal vez pudieran hacer algo juntos.


Pero JiMin no llegó a ponerse en marcha, pues tres ligeros golpes sonaron en la puerta. HoSeok fue quien contestó con un perezoso «adelante», y la puerta se abrió, despacio, el hueco suficiente para que apareciera la cabeza de NamJoon.

La mirada del líder fue primero a la cama individual donde yacía el agotado J-Hope, quien le dio las buenas noches con una sonrisa cansada. Después miró a TaeHyung, que ni si quiera parecía ser consciente de que había alguien más en la habitación. Y por último, encontró a JiMin en la penumbra de la cama de abajo de la litera.

Al verlo allí, el corazón de JiMin empezó a latir desesperado. Hacía mucho tiempo que RapMon no iba a buscarlo y temía que el líder no hubiera llamado a su puerta para llamarlo a él, si no por algún otro motivo que no lo incluyera, como desearle suerte a TaeHyung en la grabación del drama del día siguiente, o querer tratar con HoSeok algún tema referente al rap.

JiMin no quería ilusionarse para evitar el duro golpe de la realidad y la decepción, pero nada más ver a NamJoon allí parado ya estaba deseando su llamada desesperadamente.


— ¿JiMin está dormido? — preguntó NamJoon a HoSeok, con voz muy suave, como si temiese despertarlo en caso de que la respuesta fuese afirmativa.

— Creo que no — respondió HoSeok, mirando en su dirección.

— Estoy despierto — JiMin se incorporó un poco para sentarse al borde de la cama y dejarse ver.


NamJoon dio un paso hacia el interior de la habitación, abriendo un poco más la puerta, dejándose ver. Estaba vestido como para salir a la calle, su pelo revuelto en todas direcciones, su cara lavada de todo maquillaje, sus ojos más afilados de lo que solían parecer cuando lo llevaba, marcadas ojeras bajo sus parpados hinchados mostraban en todo su esplendor lo agotado que estaba.

JiMin quería creer que estaba allí, buscándolo de nuevo, pidiendo su consuelo, rogando porque lo acogiera entre sus brazos y le diera el gran abrazo que había rechazado durante esos días en los que había estado deprimido y que había sentido vergüenza de pedir cuando se había ido recuperando.


Parecía un poco indeciso, pero aun así, NamJoon no apartó ni un instante los ojos de él. Después de lo que pareció una eternidad, cuando en realidad habían sido unos segundos, el líder al fin abrió la boca para expresar lo que le había llevado a la habitación de aquellos tres revoltosos a los que parecían haber dado un potente calmante de lo tranquilos que estaban.

Converse High | MinJoon |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora