Capitulo 3 La alegría que me das

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No puedo evitar parar de sonreír como un tonto.

Después de muchos años, vuelvo a encontrar lo más cercano a un amigo, pero bueno mejor no ilusionarme pues de pronto y solo fue una simple charla, y todo seguirá como si nunca hubiésemos hablado.

Procedo hacer el almuerzo, y a escuchar algo de música para que cuando llegue mi madre encuentre todo listo.

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Es sábado en la noche pero para mí es como cualquier otro día cualquiera, tengo una playera que me queda grandísima (así puedo ocultar mis panza de cerdo) y un pantalón corto de color rojo, con unos tenis color gris, estoy leyendo un poco cuando de repente tocan la puerta, me dirijo a abrirla, la sorpresa me inunda cuando me encuentro con un Bryan muy bien arreglado, pues lleva una playera roja con una chaqueta de cuero roja encima, un pantalón negro con rotos y unos tenis Adidas color rojo.

-¡hola!- me saluda con una sonrisa muy animada

- hola- le respondo con algo de timidez

- ¿que vas hacer el día de hoy?

- emmmm creo que nada- comento mirando hacia el suelo

-Porque no sales conmigo al centro comercial me vere con unos amigos-

- ummm la verdad es que no se.... Me da algo de pereza, además sabes que no le a llevo bien con los de aquí- me da mucha timidez tener que estar en un mismo sitio de aquellos que me han molestado tanto.

- Eso lo sé, pero no es con ellos, ¡por favor! No son mis únicos amigos, son del colegio, anda arréglate y vamos-

- emmmm, Yo ya estoy arreglado- lo miro algo apenado

- él se ríe y me dice – oh, que pena lo siento entonces vamos –

Antes de irme se lo presento a mi madre, me sorprende la fluidez con la que habla Bryan ni siquiera se le ve inseguro al hablar con una persona mayor, sostiene muy bien la conversación, ojala yo pudiera ser así.

Quince minutos después de una charla con mi madre nos disponemos a salir, mi madre quedo encantada con él, de hecho lo invito almorzar el día de mañana, supongo que le emociona la idea de que tenga así sea un amigo y pueda superar esa timidez que padezco.

Al llegar al centro comercial, Bryan se encuentra con sus amigos, en realidad son muy agradables, y tractivos todos incluyendo las chicas, aquí el único feo y mal vestido soy yo jajajajaja, retraído en mis pensamientos aterrizo al escuchar a Bryan que me dice:

- Oye Felipe te estoy presentando a mis amigos, y tu ni nos miras estas en otro mundo –

Oooh sí que pena discúlpame – le respondo con mis mejillas sonrojadas.

Él sonríe y me dice – mira ella se llama Andrea tiene 16 años – es una chica muy hermosa tiene un cabello largo, ojos muy grandes e inspira ternura con esa sonrisa – ella es valentina - una chica de cabello corto, algo delgada tiene más o menos 16 años de edad es bastante linda y viste muy bien- él es Juan José- tiene un cuerpo muy atlético, se ve que hace ejercicio, eso me hace sentir algo frustrado de ver que yo tengo forma pero de ¡¡TAMAL!! – Y finalmente te presento a Julio – es un chico blanco, con unos labios bastante grandes y rojos, su cabello es rubio y tiene unas botas Nike que quieroooo-

El tiempo pasa y ellos hablan de muchas fiestas y personas que no tengo ni la más mínima idea de quienes son, es claro que no encajo aquí pero en el fondo me da alegría saber que de pronto mi vida cambie para bien.

Son las 12 de la media noche estoy ya en mi casa me despido de Bryan, el me mira y me dice:

– Nooo Felipe como así, en casa no hay nadie, mi hermana se fue con sus amigas y mi madre esta con su novio que pereza irme a encerrar tan temprano ¿puedo estar acá con vos?

- claro no hay problema- diablos, odio ese mal habito mío de no decir nunca que no a nada.

Entramos a mi habitación y por lo visto mi madre ya está dormida, nos ponemos a ver películas y están presentando El Aro, la dejo solo porque me encantan las películas de terror, noto que Bryan esta algo nervioso pero decido no prestarle atención.

Apago la luz para darle más emoción al asunto, y este me mira con una cara de preocupación que me da mucha risa, me acuesto algo tímido en la cama y el si llega con plena confianza y se tira a mi lado.

Transcurrido el tiempo, pasan el momento en el cual la chica o demonio (lo que sea esa cosa)  sale del pozo y Bryan pega un grito como cual niña pequeña, yo no puedo evitar reírme y el adopta una posición entre serio e indignado.

Cosa que me hace reír aún más, pasado el momento comienzo a cerrar los ojos y finalmente quedó dormido.

Me he dormido con la misma ropa que use el día de ayer, y al estirarme siento un bulto a mi lado , pego un grito al ver que al lado mío está el nuevo chico con el que salí ayer al centro comercial.

El frunce el ceño, y me hace una seña con la mano como queriendo decir que me calle y se voltea.

Estoy indignado con este tipo que se cree, aunque en el fondo me da mucha risa la situación.

Omitiendo lo anterior me dirijo a la cocina a desayunar, tomo un vaso de leche lo echo en la licuadora, ahregando en el mismo recipiente 2 cucharadas de Milo (es lo mejor de este mundo, no sé qué sería de mis desayunos si el Milo no existiera), pienso e inserto otro vaso de leche más con otras 2 cucharadas del polvo achocolatado para Bryan, y pongo a tostar dos tajadas de pan, hago unos huevos batidos, con salchicha la verdad es que la cocina no se me da nada mal.

Me pongo a pensar en que me habrá visto este chico a mí para querer ser mi amigo, sabiendo que soy un completo tonto, porque querer estar conmigo y ayudarme a salir de este encierro, ¿Qué gana con eso?, ¿será cierto que quiere se mi amigo? ¿No será una trampa? Todas esas preguntas desaparecen cuando escucho una voz tras de mí:

- Buenos días – dice Bryan con una sonrisa que ilumina su cara

- Buenos días- respondo algo avergonzado – siéntate prepare desayuno para los dos - agrego – pues mi madre no está, salió temprano a realizar algo de actividad física, es su rutina de todos los domingo.

Él se sienta, yo sirvo el desayuno y me siento en frente de el dispuesto a comer, ¡¡Dios!! Qué pena.

- Primer vez que un amigo mío sabe cocinar, enserio, muchas gracias, casi siempre me atienden sus madres, pero veo que en esta casa no es así - me dice Bryan antes de darle un  sorbo  a su vaso de Milo.

Enserio, me considera su ¿amigo?, la verdad no se ni que sentir.

Comienza a hablarme de sus historias y todo eso haciendo que el tiempo pase muy rápido y yo le tome más confianza y aprecio.

El Comienzo  de Mi Historia (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora