El Comienzo de Mi Historia (Gay)

Capitulo 11 Las heridas del pasado

Este dolor no es nuevo para mí, es más ya debería estar acostumbrado, desde mi niñez la relación que tenía con mi padre no era la mejor, él era un despreocupado, que pocas veces quería compartir conmigo, y las pocas veces que me veía me comparaba con sus otros dos hijos que ellos hacían esto, que hacían aquello, que yo porque no era así, que él me veía muy sumiso y como un chiquillo tonto, mi madre peleaba mucho con él por el comportamiento que llevaba conmigo.

Mi padre es el típico don juan, físicamente es muy atractivo, es un señor elegante que tiene mucha presencia y una sonrisa muy atractiva, mi madre dice que desde que era joven siempre le han llovido las mujeres, tiene un encanto natural y un carisma que enreda y embelesa a las personas, en todos lados a donde va llama la atención e incluso ex amigas de mi madre cayeron en sus redes su encanto sencillamente es irresistible.

Él se separó de mi madre desde que yo tenía 3 años, supongo que por eso no me llego a querer como a sus otros hijos, es más mi madre tuvo que demandarlo para que cumpliera con la cuota de alimentación que le correspondía porque no quería colaborar, las veces que nos veíamos en su mayoría se encontraba borracho, o me hacía verlo con sus amigos bebiendo cerveza y cogiéndome de burla, yo no le contaba a mi madre para no atormentarla pero ese escenario era espantoso para mí.

A pesar de todo aquello de lo que me he acordado anteriormente, yo lo amaba, era mi padre y conservaba una esperanza de que algún día mi relación con el mejorara, y se sintiera tan orgulloso de mi como de sus otros hijos, quisiera ver en sus ojos la admiración que siente por los demás, y no esos aires de desilusión que desprende al verme y que me hacen sentir tan bajo y ruin, de su familia ni hablar, mis primos por parte de mi padre se burlan de mi por ser gordo y cuando les visitaba decían que no me ofrecían nada de comer porque eso era engordarme más y que ya de por si parecía una maleta de viaje.

Los otros dos hijos de mi padre (mis hermanos) son unos engreídos y superficiales, que me miran con desprecio, y se creen superiores a mis, igual que mi primo Leonardo quien es el egocentrismo y la perfección en pasta, él se cree que es la última coca cola del desierto, siempre rodeado de sus aduladores.

No quiero ser insistente pero pese a todo lo anterior yo tenía la esperanza de que nuestra relación mejorara, me habría hecho muy feliz eso, pero un día mi padre me dijo que se tenía que someter a una cirugía que por eso se ausentaría, unos días, aquellos días se alargaron a semanas, e incluso meses, desesperado por saber del paradero de mi padre, me arme de valor y fui a casa de sus hermanos (mis tíos) a preguntar por él, con ironía y cinismo me dijeron que mi padre junto con sus 2 hijos se habían ido a vivir a Estados Unidos que él había dejado su vida atrás, olvidando personas y cosas para empezar una nueva.

Mi corazón se arrugo demasiado, y mi desconfianza en mí mismo aumentó, ahora que estoy aquí en este parque tirado no puedo evitar pensar en eso dos abandonos, vacío es lo que siento en mi pecho esa es la sensación que no quería reconocer, pese a que mi padre me abandono hace dos años, aun lo extraño y no puedo evitar pensar en ello ahora que me encuentro en una situación casi igual, ¿que acaso no logro retener a alguien en mi vida?, ¿soy tan molesto y patético que ni mi padre me querría?, cuando se formulan estas preguntas en mi cabeza, más y más lagrimas salen de mis ojos, me siento mal, me siento inseguro y sé que de esta no me podre reponer, el pasto me está picando, una señora ha pasado en compañía de su canino y ha corrido en dirección mía con cara de preocupación

- ¿te pasa algo niño?- me dice con una voz que guarda dulzura

- no, que pena discúlpeme por encontrarme en esta situación, solo que me sentía algo triste y vine aquí a despejarme un poco- comente mientras me paraba del césped y me sacudía la ropa-