Al día siguiente, alrededor de las tres de la tarde, Jungkook estaba dentro de su caja metálica para recargar su energía, cosa que sólo debía hace cada cuatro o cinco días, mientras Yoongi estaba sentado frente a su escritorio golpeando suavemente su cabeza contra la madera, frustrado.
Intentaba pensar en un buen proyecto de ciencias que impresionara a sus maestros, esa era su principal misión en aquella universidad, quería graduarse con el promedio más alto que todos allí y conseguir un buen empleo en algún establecimiento privado como científico o, al menos, algo que le gustase dentro de las ramas de la ciencia.
No salió de sus pensamientos hasta que sintió las suaves manos del robot sobre sus hombros, creando un relajante movimiento con sus pulgares sobre sus tensos y cansados músculos, lo que le hizo soltar un pequeño suspiro y cerrar sus ojos.
Oyó la risilla de kook a sus espaldas, y luego abrió los ojos al sentir su delgado cuerpo sobre él. Se había sentado en su regazo, con una pequeña sonrisa en el rostro, lo que provocó un gran sonrojo en las mejillas de Yoongi.
-¿Qué estás haciendo? -preguntó el oji-marrón con inocencia, dirigiendo su vista hacia el escritorio para ver la gran cantidad de papeles rayados y garabateados, llenos de ideas asombrosas que el castaño creía inútiles.
-¿T-tú qué haces? -murmuró con nerviosismo, tenerlo encima lo ponía de esa manera, y a quién no, si sus ojos marrones estaban puestos fijamente en los suyos.
-Yo pregunté primero -sonrió orgulloso, le gustaba la manera en la que el rubio se comportaba en situaciones así.
Yoongi suspiró y, sin siquiera notarlo, posó sus manos con delicadeza en la cintura del castaño, ocultando su rostro en su pecho con una pequeña sonrisa. Aprovechó la cercanía -jamás había sido tanta- del pecho del castaño y su rostro, y se dedicó a escuchar lo que sea que tuviera en esa parte del cuerpo.
Podía percibir un suave zumbido en su pecho, se oía como un pequeño ventilador similar a las de las computadoras, pero a la vez sonaba como un corazón. ¿Qué demonios tenían en el pecho los robots? Yoongi no lo sabía, tampoco le importaba, lo único importante para él era el pensar que jungkook estaba vivo, que era tan real como un humano, y que amaba su compañía.
No quería pensar en lo que Taehyung y Jimin le habían dicho, no quería tener que marcar en el calendario el día cien, pero, aun así, lo había hecho. Una gran equis roja llenaba el casillero en el que se contaba ese dichoso día.
Aunque Yoongi tenía la esperanza de que había marcado ese día en vano.
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cien días para estar contigo.
Fanfictionyoonkook : ¿por que aferrarse a algo si sabes que pronto lo perderás? adaptación, todos los créditos a sus respectivos autores. ©