15.

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La lluvia y truenos continuaron por horas sin dar un solo indicio de que se detendrían en algún momento, la película se había acabado justo antes de que la electricidad se cortara en toda la cuadra y, como si la vida estuviera en su contra, el sol yacía oculto dando paso a la escasa iluminación que proporcionaba la luna.

Un gran círculo de luz iluminaba justo en el centro del techo de la habitación, donde ambos adolescentes se encontraban acostados en el piso con aburrimiento, concentrándose en la relajada respiración del otro y en el constante click que se oía cada segundo cuando el castaño apagaba o encendía la linterna.

Yoongi sólo estaba relajado oyendo el excelente ritmo que el castaño poseía, y se preguntó si aquel robot podría llegar a tocar algún instrumento y hacerlo con la perfección y elegancia que lo caracterizaban, y estuvo a punto de preguntar cuál instrumento musical sería su favorito hasta que la voz del castaño lo interrumpió al instante.

-Yoongi -murmuró, con la vista fija en el techo que se iluminaba frente a él-... ¿qué se siente ser feliz?

El rubio lentamente selló sus labios, y mantuvo sus ojos puestos en el círculo de luz al ver que un par de los largos y delgados dedos del castaño estaban formando algunas sombras sin forma aparente. Yoongi, con su extenso conocimiento adquirido con el paso de los años y decenas de libros, podría detallar científicamente cada reacción del cuerpo humano y muchas sensaciones, pero creyó que, en ese momento, lo mejor sería usar sus propias palabras.

Abrió sus labios para hablar, pero ni un solo sonido salió de su boca por oír la voz del castaño nuevamente.

-Me parece asombroso la cantidad de... emociones o sensaciones que los humanos pueden llegar a sentir -se mantuvo en silencio un par de segundos, y luego apagó la linterna sin moverse de su sitio, dejando todo a oscuras-, y... ¿siento la felicidad con la misma intensidad que tú? O... ¿es real, al menos? -cerró lo ojos, más el rubio no fue capaz de verlo- Creo que ser feliz es lo único que entiendo de los humanos.

Su voz sonaba apagada, desganada, como si estuviera deprimido, pero no demostraba aquello en su rostro, sólo se mantenía inexpresivo con la vista hacia arriba. Yoongi no supo qué decir, simplemente... se había quedado sin palabras.

cien días para estar contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora