Capítulo 3.

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Su cabello danzaba con el viento de una manera grácil, libre, jovial y casi artística diría yo, mientras su sonrisa se dibujaba en sus labios y sacudía su mano al otro lado de la calle. Se veía encantado de encontrarme por casualidad aunque hubiésemos pasado la mañana conversando en la cocina, y yo realmente no sabía cómo me sentía, pues unos nervios escandalosos me tensaron el estómago y subieron como miles de hormigas hasta mi pecho. Me quedé inmóvil, sin mover ningún musculo hasta que Kyuhyun me dio un codazo justo sobre las costillas, entonces reaccioné y lo saludé también. 

Hyukjae se hallaba en el parque, al otro lado de la calle, sentado en un pequeño banco, con su atril delante y tras él un muchacho que a lo lejos no había reconocido. Y yo me sentí de pronto atraído por la curiosidad, aquella que me había sido ajena hasta que el castaño de labios rojos había puesto un pie en mi hotel, entonces todo lo que él hacía me intrigaba y corrí preso de aquel sentimiento fuera del mercado y hacía el parque. Él no parecía sorprendido por verme, al contrario, fue como si hubiese hecho exactamente lo que él esperaba que hiciera. 

-Así que estás aquí –Le dije y él asintió con una sonrisa, luego me señaló con su mano al muchacho tras el atril y noté hasta entonces que había olvidado su existencia. 

-Él es Heechul. Lo he conocido por casualidad ésta mañana y me ha servido de modelo –Mis ojos llevaban puestos sobre el muchacho desde que había dicho su nombre. Tenía el cabello largo hasta el mentón y de un rojizo bastante natural aunque sabía de antemano que no lo era. Lo conocía, trabajaba en uno de los únicos dos bares del pueblo y sabía también de los rumores que corrían por allí y estaba bastante seguro de que eran ciertos. Su manera al pararse, al hablar, su forma de vestir y su cabello servían de cartel centelleante sobre su cabeza diciendo: Soy homosexual. Pero yo no iba a juzgarlo, no me importaba lo que la gente hiciera de su vida pero aun así evité admitir que lo conocía y sólo me estiré a estrecharle la mano y decir mi nombre.  Luego volví mis ojos al atril y al lienzo vacío y me pregunté vagamente, o tal vez no, si Hyukjae podría dibujar los ojos de Heechul de memoria también, y entonces me descubrí más que curioso de ello. Algún sentimiento absurdamente territorial me había invadido y me negaba a salir de allí, me quedé plantado a su lado, escuchando la conversación de él y Heechul sobre las luces, el paisaje y participando con monosílabos cada vez que Hyukjae me hacía alguna pregunta totalmente ajena a su conversación con el otro muchacho. 
Mi mente y mi ser completo pareció perderse en las manos de Hyukjae cuente éste tomó un lápiz y comenzó a moverse sobre el lienzo. No me había fijado hasta entonces lo bellísimas de sus manos, lo estéticas que eran, lo suave que parecían y lo grácil de su movimiento. Me perdí siguiendo cada trazo que hizo sobre el lienzo y me olvidé por completo de los ojos de Heechul, sólo podía preguntarme cómo se sentirían tocar esas manos, tenerla entre las mías y quizás besarlas pero el pensamiento se esfumó tan rápido como llegó cuando encontré la mirada de Hyukjae puesta directamente sobre mí. 

-Me pones nervioso- Dijo él y dejó escapar una carcajada. 

-¿Por qué? –Pregunté yo aún sumido en mi éxtasis sin sentido. 

-Porque no dejas de mirarme. 
Y yo sentí en ese mismo instante como la sangre me subía a la cabeza, al rostro y pintaba de carmesí mis mejillas. 

-Lo siento- Le contesté y oí de fondo la risa del otro muchacho, pero por alguna razón me resultaba más cómodo ignorarlo. 
-Te dejo tranquilo- Agregué y sólo le di tiempo de sonreír cuando me volteé y corrí hacía mi refugio de siempre. 

El fresco del mercado me alivió lo caliente de las mejillas y como si fuese un desesperado corrí en busca de Kyuhyun. Lo encontré con el celular pegado al pecho y una sonrisa dibujada en el rostro, y antes de que pudiese decir algo murmuré: 

Un 28 de febrero, aquí o allá.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora