Capitulo 7

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_______________ soltó una carcajada y se quitó el móvil de la boca. 

- Te juro que he visto eso. – repitió Travis, al otro lado de la línea. 

Ella intentó relajarse y se acostó al lado de Eli en la cama. Volvió a apoyarse en el móvil y continuó.

- ¿Y era hombre?

- No lo sé. Pero te lo juro, no tenía polla.

______________ rio alto.

- ¡Entonces era mujer!

- Te aseguro que si lo hubiera sido, yo lo hubiera sabido.

- ¿Entonces…

- No lo sé. Pero me ha pedido el número y casi le golpeo. 

- ¿Y si era mujer?

- Sé reconocer a una mujer, nena.

- Tal vez no era de tu tipo. - ____________ sonrió y acarició a Eli a su lado, que tartamudeaba mirando a su madre, mientras esta le hacía muecas de vez en cuando. 

La historia de Travis y el hombre “desconocido” e inusualmente raro que se había topado con él hoy en un bar de Brasil, le había hecho reír bastante. Extrañaba esa parte de él. Le distraía tanto con tan solo su voz y sus historias. 

- Tienes razón. – Travis se quedó callado. 
Se sacudió el cabello húmedo con las manos y se miró al espejo. Sus ojos azules brillaban ante la poca luz. Estaba desnudo y solo con una toalla en el hombro. Y esto… de hablar con _______________... le hacía quedarse intranquilo. 

- ¿En qué? 

- En que no era mi tipo. A mí me gustan las mujeres como tú. 

Se relamió los labios y con la mano libre cogió la toalla que había en su hombro. La sacudió y la dejó sobre el lavador. Su mirada observó su cuerpo entero. En buena forma y nadie que pudiera tocarlo. Hace meses que no tenía un buen polvo con alguna tía nueva de Tentation. Y es que por una razón que a él mismo le costaba reconocer, estaba esperando tener ese buen polvo con una sola mujer. Una que estaba a muchos kilómetros de él. 

- Que romántico.

- No sabes cuanta falta me hace verte.

- Dime más, por favor. – bromeó ________________.

- ¿Qué te diga más? Te lo he dicho todo.

Maldita sea. Enamórate de mí.

Suspiró y cerró los ojos con fuerza ante su último pensamiento. ¿Era tan difícil? ¡Joder! Habían pasado dos años prácticamente juntos y no podía sentir nada por él. ¿Qué fallaba? 

Aun podía recordar la vez que había intentado follarla en el departamento de Atlanta. Habían estado tan cerca de hacerlo que volver a recordarlo le hacía entrar en calor… oh joder… 

- Dime que me extrañas y estaré ahí contigo. 

- No quiero que vengas. 

- ¿Por qué? – Travis enarcó una ceja, saliendo de su nada angelical fantasía…

- Porque no quiero que cambies tus planes por mí. Ya los has hecho por bastante tiempo.

- También estaría cambiando mis planes por mí. Mierda… es que no te haces una idea de cuánto las extraño a las dos. 

______________ sonrió enternecida y besó a Eli en la frente. 

- ¿Quieres hablarle? 

- Por favor. 

_____________ estiró el brazo, con el móvil en la mano y lo colocó sobre el oído de Eli. La pequeña escuchó atenta, tratando de coger el móvil.

- Es Travis, mi amor. – le hizo recordar _________________. 

- Hola preciosa. – le saludó este desde la otra línea. Y una sonrisa iba dibujada en sus labios. Esa niña era tan importante para él. – ¿Cómo estás?
Elisabeth sonrió al reconocer la voz de ese hombre que la había hecho reír tantas veces. Dijo algunas palabras enredadas y solo encontradas en su propio vocabulario.

- Dile a tu madre que está buena.

- Te he escuchado. – se quejó _______________.
Travis sonrió. 

- ¿Quieres que vaya contigo? Tú sí debes extrañarme. – le dijo enternecido a Eli, aun en el teléfono.

Elisabeth volvió a pronunciar palabras inentendibles, haciendo que ________________ se derrita al escucharla. 

- También te quiero. – respondió él, en un intento por interpretar las palabras de la bebé. 
________________ le quitó el móvil a Eli con tranquilidad, evitando que esta llorara.

- Creo que ella sí te extraña.

- Al menos ella lo hace.

- Yo también. De verdad… nos haces falta.

Él tragó saliva. Mierda. No, por favor. Si seguía iba a terminar por dejarlo todo por ella…

- Quiero hacerte una pregunta y respóndeme con la verdad ¿vale? 

- Vale.

- ¿Has visto ya a Justin?

_________________ cerró los ojos suavemente y los volvió a abrir.

- Sí. – admitió.

- ¿Cuándo?

- Hace tres días.

- ¿Y él… él lo sabe?

- No. Y por favor, no pienso decírselo todavía. Tengo mis razones. Si le digo alguna vez lo de Eli, es una decisión que yo misma voy a tomar. 

Travis se quedó callado.

- Será como tú quieras. – le dijo sintiéndose liberado.

A ______________ le sorprendió la respuesta. Al menos él era menos insistente que Emily…

- ¿Y ha pasado algo? 

- ¿Cómo qué? - _________________ se mordió un labio, rogando porque no preguntara más.

- ¿Se han… ya sabes, han… que reacción tuvo al verte? – dijo cambiando totalmente el sentido de su pregunta. 

- Él tiene novia ahora, Travis. Otra. Han pasado dos años y él ya tiene una vida aquí. 

Travis endureció la mandíbula. 

- ¿Estás bien?

- Sí. – mintió.

- Bueno. Eso quería, que lo estuvieras. Me tienes a mí, no lo olvides. – soltó aire en la otra línea y cerró los ojos… imaginando de alguna manera que la tenía junto a él otra vez. A ella y a su magnífica piel. A sus magníficos ojos y a su impecable boca que había deseado probar desde hace tanto tiempo. 

- ¿En qué piensas? – dijo ella contra el teléfono.

- En ti.

“En ti y en las cosas que podría hacerte si estuvieras aquí”

- Pues sigue así, Maslow. – sonrió y observó la hora en el móvil. – tengo que hacer dormir a Eli, ¿me llamas luego? 

- Sí preciosa. Cuando tú quieras. 

Relamió sus labios una vez más y visualizó a __________________ en la mente. Siendo ella quién mojaba sus labios. Quién le abrazaba. Quién le desnudaba completamente y quién lo tocaba de pies a cabeza. Solo ella podía tener el bendito derecho a hacérselo. No quería a ninguna otra mujer en su cama, a ninguna otra a quién follar, la quería a ella… a toda ella… con él, haciéndeselo duro y la vez suave… salvaje pero sutil, como ella… en una mezcla entre lo bueno y lo malo. 

La quería a ella, para besar cada centímetro de su cuerpo y así poder sentir sus gemidos contra su boca. 
Maldición… esto podía con él. ______________ aún seguía al teléfono contándole un par de cosas más. Y él, desnudo, y en aquel baño personal, moría por tenerla ahí y acabar con todas esas sensaciones. 

- Hablamos luego, hasta mañana.

- Hasta mañana nena. – dijo colgando la llamada. 
Y volvió a cerrar los ojos. Imaginándosela… mierda… mierda… mierda… ¿llegaría el día en el que dejaría de satisfacerse solo y pudiera ser ella quién lo hiciera? .

Dos días después. Y este jodido martes no podía estar peor. Había más faena que nunca y tenía el estrés ocupando cada parte de su tenso cuerpo. 
Observó la pantalla del portátil y revisó las estadísticas que estaba analizando desde hace un buen rato. El sonido de la lluvia le acompañaba. ¿Es qué no había un solo día en el que en New York dejara de llover? Justo hoy necesitaba un día lleno de sol y un poco de buen humor. Pero encontraba todo lo contario. 

Esto era pesado y frustrante. 

Soltó aire y recostó su espalda en el asiento. Joder… este definitivamente no era el ideal de nadie. Jamás pensó llegar a estar encerrado en una oficina, con un ordenador al frente y con muchos folios a su alrededor. ¿Era esto lo que siempre había deseado? No podía quejarse. Le remuneraban tremendamente bien… pero si alguien, unos años atrás, le preguntaba qué futuro tendría, definitivamente nunca hubiera respondido que tendría ese tipo de vida. 

A veces llegaba a pensar que le faltaba más adrenalina a toda su vida. A él mismo. Es que después de tantos años en Tentation su cuerpo se había acostumbrado a eso. Y a veces… a veces de verdad llegaba a pensar que extrañaba toda esa jodida mafia y lo implicaba esta. A veces… de verdad, sentía que toda esa mierda le hacía falta. Que era parte de su vida. Que de alguna manera se había convertido en parte de él y que todavía estaba impregnada como una plaga a su cuerpo. Tal vez sí… tal vez Tentation sí era parte de él. Su parte oscura. Una parte que nadie conocía, ni siquiera Marie… 

Solo había alguien que de verdad lo había amado en ambas facetas.

Y ahora que la recordaba… no la había vuelto a buscar más, desde la última vez que fue a su departamento. 

El recuerdo le atormentaba. Mierda… tal vez se había portado mal con ella y había interpretado las cosas equivocadamente. Podía recordar la estúpida escena que él mismo montó antes de despedirse de ella. Una escena de celos equivocada. ¿Y si ahora estaba cabreada con él?... ¡Que no te importe! Gritó su subconsciente. “Has llegado tan lejos como para flaquear por una tontería”… y sabía que su interior tenía razón. “Vamos Justin, has pasados dos años sin ella y no ha sido tan malo, puedes con esto, solo un día más” … solo un día más… pero… ¿Y si ella se había ido de nuevo? ¿Y si le había dejado una vez más? ¿Y si tenían que volver a pasar dos años más para poder verla? Su cuerpo entró en desesperación y reaccionó contra el estrés acumulado durante los últimos días. 

- No. – susurró agitado. No podía haberse ido de nuevo. No otra vez. 

Pero cabía en las posibilidades. Hace una semana que no sabía de ella… ¿por qué no le había buscado? ¡Joder! ¡¿Por qué tendría que buscarte?! 

- Mierda. – se quejó. ¿Por qué era tan vulnerable? Estaba creando una versión en su cabeza que le destruía. 

Si ____________ volvía irse otra vez… Dios mío… sonaba tan doloroso en su propio interior. 

Se puso de pie y abandonó la oficina aun con ________________ en los pensamientos. Necesitaba verla solo una vez más. Pero se aseguraba y creía en sus propias mentiras, al decir que solo iría a cerciorarse si seguía en New York… 

++++

- Mesa dos, Peterson. Hay un hombre que acaba de llegar. – le indicó Christina, llegando a la cocina. _______________ asintió y se amarró el delantal por la espalda. 

Hoy sí que había bastante trabajo. Lo cual definitivamente le favorecía. 

Cogió la pequeña tabla de apuntes y caminó hasta la mesa que Christina le había dicho. 

- Bienvenido a Houston, ¿Qué pue… - ______________ se quedó sin aliento. 

- Quiero un café. Caliente. – sentenció él. Mojó sus labios al terminar la palabra y volvió a recalcarla. – muy caliente, por favor.

- ¿Descafeinado? - ____________ enarcó una ceja. 

- Sí. Lo prefiero así. – dijo Justin, con una sonrisa pícara en los labios, pero que significaba muy dentro de él, que estaba contento por verla aun trabajando en Houston. Aun en New York. Cerca de él. Era todo lo que necesitaba. 

- ¿Algo más?

- ¿Qué más puedes ofrecerme? – levantó una ceja y observó el bonito uniforme de ____________. Una falda tubo negra y una camiseta de lana blanca, con el delantal del mismo color. Aun así lucía perfecta. Perfecta y sexy. Deseable y sexy. Buena. Buenísima.

- Tenemos todo lo que hay aquí en la carta. - ____________ señaló profesionalmente varios nombres en la carta que había en la mesa. No la intimidaría su repentina aparición, que obviamente, era para saber de ella. Se inclinó un poco y siguió señalando más nombres.

La vista de Justin se concentró en algo más que simplemente lo que ______________ le mostraba. Estaba atento a esas piernas largas y envueltas en esa falda que ceñía su bonito culo. Al verlo sonrió. Sentía que sus manos correrían solas al alcance de ese bonito trasero y lo acariciarían. Sus fantasías se hicieron más grandes al verla mover los labios mientras hablaba. Que deliciosa boca. La vio acariciársela con la punta de su lengua. Y cuando deseó introducir su lengua también y jugar con la de ella. 

- Entonces, ¿quieres algo más?

A ti. Te quiero a ti.

Tentation... ( Tercera Temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora