Capitulo 8

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- Un muffin, por favor. – le dijo al recordar lo primero que _____________ había mencionado. 
Esta apuntó en la pequeña tabla.

- Vuelvo enseguida. 

- ¿No te preguntas que hago aquí? – le dijo antes de que ella desapareciera.

- Creo que ya lo sé. 

- ¿Enserio? – Justin frunció el ceño.

- Sí. Vienes a tomarte un café como todo el mundo. – caminó sacudiendo las caderas a propósito hacia la cocina. 

Él no puedo evitar sonreír al verla caminar de esa manera. Cuanto la conocía… esa no era su forma de caminar, de ningún modo. Pero sin embargo, quería llamar su atención y el acto le llenaba de ternura. 
“Siempre vas a llamar mi atención, nena… así pasen los años”.

Esperó paciente a que _______________ llegara con su pedido y jugó con su móvil mientras tanto. Se preguntaba de pronto… ¿cuál sería el número de ____________ ahora? 

De pronto esta apareció con su café caliente y el muffin sobre una bandeja. 

- Gracias. – dijo él, gustoso.

______________ asintió. Parte de su cuerpo se sentía tenso y nervioso por la presencia de Justin. Pero sabía que si actuaba natural y profesional, no lo haría tan notorio. 

- ¿Me das tu número?

- No le doy mi número a ningún cliente. - ____________ sonrió y él no pudo evitar verse contagiado por su preciosa sonrisa. 

- Creo que sé más de ti que un simple cliente.

- Pero ahora estoy trabajando, lo siento.

- Solo quiero tu número.

- ¿Para qué? ¿Vas a llamarme? No quiero problemas con tu novia luego por encontrar mi número ahí. Te ganas un lío. Y lo digo enserio, tengo que trabajar. – se dio media vuelta y se acercó a otra mesa en donde la habían llamado también. 

Justin frunció el ceño. Qué mujer. Hasta con su carácter le ponía. Siempre tan jodidamente terca. Se puso tenso y tomó del café, que hervía sobre la mesa. 
Mientras tanto, no pudo quitarle los ojos de encima. Distraído por su precioso cuerpo, piernas y culo… Dios mío… le ponía tanto, le debilitaba tanto verla… era tan tentador y obsesivo. Era la imagen más deseada que había visto jamás. 

La vio desaparecer en rumbo a la cocina. Y para su sorpresa, segundos después, un mensaje de texto llegó a su móvil haciendo vibrar la mesa. 

De: 053… 8:34 pm.
Text: Este es mi número, tonto.

Una sonrisa grande apareció en los labios de Justin. Guardó el número de _______________ y tecleó algo en su móvil.

De: Justin 8:37 pm.
Text: Tardaste mucho en dármelo, nena.

Esta vez vio que ______________ volvía de la cocina con una bandeja llena de tazas de café para la mesa siguiente a la de él. ¿Es que nunca se quedaba quieta? Este trabajo era aturdidor. Estiró la mano, llamándola, pero a él se acercó otra chica. Menuda y pelirroja. 

- ¿Puedo ayudarle? – se ofreció Christina. Desde hace un buen rato había deseado acercarse a la mesa dos. La mesa de Justin. Sus deseos estaban cumplidos ahora, que podía ver a ese Dios griego frente a frente. 

- ¿Conoces a la señorita Peterson? – Justin enarcó una ceja, inquietando a Christina y su autocontrol. Dios, que bueno estaba ese hombre.

- Sí... – dijo embelesada. ¿Pero por qué le preguntaba por _____________? 

- ¿Sabes si tiene novio o algo así? 

La garganta de Christina se secó. 

- No sé mucho de ella, en realidad es nueva aquí.

- Sí… pero… ¿le has visto con alguien? – se apresuró a preguntar Justin. Había deseado preguntarle esto a alguien que tuviera contacto con _______________. 

- ¿Está interesado en ella? – Christina enarcó una ceja. Y aunque aquella frase había herido parte de su apresurada ilusión con él, le parecía algo tan dulce que estuviera interesado en _________________. Además era tan apuesto…

Justin sonrió. 

- ¿Te parece? 

Christina enrojeció.

- Sí. Así parece.

- Quiero la cuenta. – dijo cambiando de tema y señalando con la mirada la taza de café y el muffin intactos. Solo había ido ahí para saber de ella, y ahora que la había visto, podía irse. 

- Claro. Son doce dólares. 

Justin sacó el dinero y lo puso sobre la mesa. 

- Gracias. – dijo mirándola duro y sutil a la vez. Derritiéndola por completo. Christina asintió y se encaminó a la cocina totalmente embelesada por aquel hombre. 

Y este esperó ver a _______________ una última vez. Sus ojos pudieron captarla atendiendo a un hombre solo que se había sentado en la esquina de la cafetería, junto a la gran mampara de vidrio. Traía pinta de ebrio y le sonreía a ella cada vez que podía. Sin mencionar que saboreaba sus labios cada vez que miraba a ________________ en cada parte de su cuerpo. 

Justin se tensó. Vio a ___________ comportarse profesionalmente, como hasta con él lo había hecho, y también pudo reconocerla incomoda por atender a ese imbécil que no dejaba de comérsela con la mirada. Tragó saliva y endureció los pómulos sin apartarle la mirada.

______________ se volteó con el pedido de aquel hombre en las manos y trató de caminar a toda prisa hacia otra dirección, pero entonces, recibió una cachetada fuerte de aquel hombre en el culo. 

- Mueve ese trasero guapa, quiero el café ahora mismo. – le dijo riéndose de su anterior acto. ____________ cerró los ojos, tratando de no exaltarse demasiado por lo sucedido. Botó aire y pudo notar que media cafetería se había dado cuenta de lo que aquel hombre había hecho con ella. Jodida humillación. 

Abrió más los ojos cuando divisó a Justin venir hacia su dirección. La piel se le enfrió y su corazón empezó a dar latidos fuertes al verle caminar hacia ella. Su mirada no era buena. Su rostro no era bueno. Estaba molesto. Solo ella podía reconocerle… no podía creer que esto iba a pasar… joder… no… vamos, Justin, contrólate… 

- ¿No me has escuchado? Muévete – el hombre volvió a hablarle… pero ella se había quedado helada.

- ¿Qué has dicho pedazo de gilipollas? - y estaba ahí. Ardiendo en furia y en ira. 

- ¿Pero quién coño eres tú? – preguntó el hombre, que accedió a ponerse de pie después del insulto vocalizado por Justin.

______________ tragó saliva. Maldición… 

- Por favor… basta, Justin… - susurró desde atrás.

- Hazle caso a la señorita y déjala, le ha gustado que toque su precioso culo.

La oración quedó en el aire. Y el hombre ebrio voló, debido al puñetazo en la mandíbula, desde su sitio hasta el exterior de la cafetería, traspasando de esa manera la mampara de cristal y rompiéndola en mil pedazos. 

Oh no…

Tentation... ( Tercera Temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora