Capítulo 3: Derrumbamiento

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Abrí los ojos y me sentí completamente desorientada. ¿Dónde estaba? Esa no era mi habitación, ni ninguna otra que conociera... Oh no. Entonces era verdad. No lo había soñado. Pero, ¿lo de la cocina también había sido verdad? Dios, no. Eso si que lo debía de haber soñado. Si no, ¿de donde había salido el lobo?. Me empezó a doler la cabeza de hacerme tantas preguntas. Me levante de la cama, pero no encontré ningunas zapatillas, así que salí descalza por el pasillo.

Todo esto debía de tratarse de una broma pesada. Realmente no parecían secuestradores. Desde luego si yo quisiera que secuestraran a alguien no se lo encargaría a ellos, eran pésimos. Y mis padres no tenían tanto dinero como para que mereciera secuestrarme. Una secta, realmente eso encajaba. Todo ese rollo de los licántropos... ¿De veras pensaron que podía creerme ese cuento chino? Por favor. Aunque lo sucedido antes de desmayarme lo tenía un poco turbio. Recordaba el lobo, pero eso era imposible.

Estaba llegando al último escalón de la escalera cuando oí unas voces salir de la cocina. No debería husmear en conversaciones ajenas. Pero que demonios, eran ellos los que me había secuestrado y seguían sin darme explicaciones veraces.

Me escondí detrás de la puerta de la cocina y reconocí la voz de James y Viana hablando con un hombre que me era desconocido. No era Ethan.

- ¿En serio? Que ostia tiene, siempre he dicho que era idiota pero tanto para hacer eso ... - vaya la voz desconocida era directa.

- Bueno ya sabes como es Ethan. Hace las cosas y después piensa- Así que hablaban de lo... De lo que fuera que había pasado antes de mi desmayo.

- Quítale "el piensa" a eso- ¿Jem cabreado? Mi primera impresión había sido que era un hombre tranquilo. Y que estaba loco.- Se ha apresurado demasiado al enseñarla a lo que nos referíamos. La pobre se desmayó al verle transformándose.

- Al fin al cabo lo vivirá por ella misma esta noche, ¿no?- vale estaban hablando de mi con la voz misteriosa. Decir mi nombre no es tan difícil...

- Ya Ian. Pero las cosas no van así. No se trata de provocarla un shock.

- No deberías escuchar escondida detrás de una puerta- me sobresalté al oír la voz de Ethan. Y ahí estaba a mi espalda y en perfecto estado. Eso confirmaba mi teoría. Me había vuelto loca yo también y tenía alucinaciones sobre gente retorciéndose en el suelo y convirtiéndose en lobo. Simplemente maravilloso.

- Y tu tampoco- le respondí-. Además, te están poniendo verde.

- Suelen hacerlo, es por envidia creo- dijo esbozando una sonrisa ladeada.

- Claro, eso explica que planeen tu asesinato. Y calla, quiero escuchar lo que dicen.

- No van a decir nada interesante- me replico.- Y a parte, yo tenía razón. No se te ha ido la pinza ni nada de eso.

- ¿Por qué se me iba a ir la pinza? Los locos sois vosotros ¿recuerdas?

- Pensé que te habría quedado claro que no te mentíamos, los hombres lobos existimos- Oh perfecto, seguían erre que erre.

- Mira, vuestro truquito de antes no ha colado. No sé como lo habeís hecho pero no soy estúpida.- sin darme cuenta empecé ha elevar la voz.- ¡Los licántropos no existen! ¡Es una tontería que no tiene ningún sentido!

- Galia, Ethan, ¿qué está pasando?- Jem y los otros dos salieron de la cocina- ¿Porqué la asustas Ethan? ¿No has tenido bastante con lo de antes?

- Yo no estoy asustada- repliqué. Un día pagaría por mi orgullo, pero no iba a dejar que pensaran que era un cría asustadiza. Encontraría la manera de escapar de ahí con mi orgullo intacto.

- Vamos, James. Solo estábamos hablando. Además esta noche se transformará ella, será más fácil si ya sabe lo que va a pasar.

Genial, seguíamos con el rollo de los lobos. Tal vez su plan era que si lo repetían muchas veces me lo acabaría creyendo.

- Esa es tú opinión Ethan, pero por si se te ha olvidado aquí estoy yo al mando.- Jem le lanzó una mirada desafiante a su hermano. Ethan se limitó a apretar la mandíbula, bajar la cabeza y no le respondió. Por primera vez desde que me desperté me di cuenta de sí, él estaba al mando. Por la mañana viendo como le hablaba Viana no pensé que pudiera ser un hombre autoritario.

- Bueno, alguien debería ir a haciendo la comida.- comentó Viana en un intento de romper la tensión- Galia, si quiere vente conmigo y te voy enseñando la casa.

- No necesito que me enseñes mi celda, gracias- repliqué mordazmente. Aunque la verdad es que me moría por salir de ahí, así que me crucé de brazos y salí de la cocina esperando que me siguiera y fueramos a cualquier otra parte.

- Bueno eso parece un sí- dijo Viana esbozando una sonrisa- Vosotros hacer la comida.

- Les toca a Caleb y Ethan- le contestó el tal Ian.

Salimos de la cocina y ella se puso a andar por la casa mientras parloteaba.

- Y ahí está el baño de abajo. Los azulejos son verdes, a mi no me gusta mucho el color. En fin, un baño verde es un poco de locos...

Una risa histérica salió desde el fondo de mi garganta sin previo aviso. Un baño verde era de locos. Ella había dicho que eso era de locos. Precisamente ella. La risa empezó a parecerse más a sollozos y empecé a ver borroso. Un baño verde. Me senté en el suelo. Todo me resultaba tan divertido. Un baño de locos para una casa de locos. Mis mejillas estaban húmedas pero no le di importancia.

- Eh, eh, ¿que pasa?- me preguntó con voz suave.- Tranquila pequeña, no pasa nada, no te vamos a hacer daño.- me acarició el pelo como si fuera una niña, mientras intentaba calmarme.

- Quiero irme a casa- confesé con un hilo de voz.

- Oh cielo, nosotros no queríamos que te pasara esto.

- Mi madre estará muy preocupada. Nunca me he escapado de casa ni nada parecido. ¿No puedes dejar que me vaya? Os prometo que no diré nada, de verdad. - No soy de las que lloran, ni suplican, nunca, pero en ese momento me sentía hecha polvo. Solo quería ir a casa y tumbarme en el sillón abrazada a mi madre como cuando era pequeña. Todo esto me sobrepasaba demasiado.

- Te juro que me encantaría. Pero sería peor para ti- me respondió con voz dulce.

-¡Te das cuenta de que eso no tiene ningún sentido! - la grité desesperada. Nada, nada de aquello tenía sentido para mí.

En ese momento alguien entró por la puerta principal. Me sequé las lágrimas con la manga y me levanté del suelo. Una voz masculina vino a través del pasillo.

- Buenos días a todos- dijo la persona que había entrado en la casa- ¿sabíais que han cambiado de dueño de la panadería? Porque la verdad yo no tenía ni... - se interumpió al vernos a Viana y a mi en el pasillo- No sabía que tuviéramos invitados. Soy Caleb. 

¿Asi que había más? ¿Y qué narices comían para estar todos tan en forma? Recordaba el camino hacia la habitación donde me desperté, así que corrí al piso de arriba, entré en la habitación y bloquee la puerta con una silla. 

Holaaa holaaaa :D Aqui está el cap 3. Volveré a subir el jueves que viene. Comentar y votar si os ha gustado, si antes del jueves la novela llega a 50 leidas y 5 comentarios subiré cap. Bueno aparecen personajes nuevos que en el siguiente capítulo Galia irá conociendo mejor. ¿Será todo lo que le dicen verdad? 

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