➀ Sr. Sombra➧Ƴɱ [Corrigiendo]

VII

—YoonGi... pronto será tu cumpleaños veinticinco, ¿No deseas nada en especial? —me removí en mi lugar para verle mejor.

Esa noche habíamos decidido salir a ver las estrellas, junto a nuestro confiable telescopio.

Se suponía que habría una lluvia de estrellas fugaces según los querubines, pero seguramente habían estado bromeando, como siempre.

YoonGi y yo nos encontramos tendidos en el suave pasto, en el que ahora en vez de estar mirando hacia el cielo, me encontraba mirando la hermosura de su persona, que relucía ante la oscuridad de la noche, y en su cabello, ya de su color natural de hebras grises, parecían mezclarse entre las ondas que producía el viento sobre la maleza.

—Viajar.

—¿Viajar? ¿A dónde? Hay muchas opciones... podríamos ir a conocer las siete maravillas del mundo, quizá pasar por los salares, o ir al trópico y bañarnos en sus cristalinas aguas. No lo sé YoonGi ¿Dónde quieres ir? Te llevaré a a donde tú quieras...

Le observé emocionado, entre tanta palabrería que había soltado no me había dado cuenta de que YoonGi se encontraba sonriendo de oreja a oreja, divertido.

Y me avergoncé.

—Oh bu-bueno, s-si quieres... solo era una sugerencia, emm... ¡Aish! ¡No me hagas caso, olvida lo que te dije!

Me levanté apresuradamente y caí estruendosamente al piso al haberme enredado los pies en el pasto.

Ahora si, seguramente estaría hasta las orejas como un tomate, no quería ver a YoonGi y que se riera de mí estupidez, estaba demasiado asustado de ver una sonrisa burlona sobre sus labios.

Tapé rápidamente con mis manos mi rostro y me hice bolita, no debí hacerle caso a YoonGi y haberme dejado la máscara en su casa, ahora me arrepentiría.

—JiMin... ¿Estás bien?

Su voz sonaba preocupada, y nuestro lazo no parecía transmitir ningún tipo de burla sino más bien un toque de ternura que no supe comprender.

Las lágrimas que se habían acumulado en el borde de mis ojos fueron secadas con rapidez cuando aparto delicadamente mis manos y se encargó de acariciarme las mejillas con suavidad.

Cerré los ojos por inercia, y sentí sus labios sobre los míos, habían pasado unos años desde que estábamos juntos, y en ves de disminuir la sensación que flaqueaba mis piernas, sentía ahogarme en ella con más intensidad.

Desde entonces, todo brillaba con mayor intensidad.

—Quiero viajar... pero, no a un lugar desconocido.

Le miré sin comprender, y él pareció un poco incómodo, y vergüenza se extendía por nuestro lazo.

—Quiero ver tu casa JiMin, quiero ver el lugar donde vives... y si no es mucha molestia, quedarme contigo.

Mis ojos se ensancharon, mi hogar quedaba en otra dimensión, y si YoonGi la cruzaba no podría volver al mundo mortal. Mi dimensión difería bastante de la de Tae, él podía dejar entrar y salir a quien quisiera pero yo no, era parte de mi castigo.

—Pero YoonGi, no podrás regresar si vas conmigo...

Mis ojos volvían a picar tratando de contener las lágrimas.

—Lo comprendo, yo... lo hablé con TaeHyung cuando te emborrachaste con la gaseosa —me sonroje, no quería recordar eso—. No podré volver aquí, pero si podré visitar a Tae y podría ver a NamJoon cuando vaya de visita...

—¿Estas seguro de lo que dices YoonGi?

Él sonrió.

—Dónde sea que estés, lo estaré.