➀ Sr. Sombra➧Ƴɱ [Corrigiendo]

XI

—¿Qué dijiste? —mire en dirección a mis pies y suspiré exasperado, las palabras se atropellaban en la punta de mi lengua tratando de ser articuladas sin trabarse y mientras más lo intentaba mi estomago se revolvía y sudaba frío.

Tenía miedo.

Temía saber la reacción de YoonGi, que no lo aceptara y que decida abandonarme.

YoonGi lo era todo para mí, y si él se iba no podría soportarlo.

Escuché la suela de su zapato estrellarse sobre la madera de nuestro hogar con impaciencia, levante mi vista, temeroso, y por su ceño fruncido y la preocupación en sus ojos sabía que no podía mantenerme callado por mucho tiempo más.

Sin pensarlo abrí mi boca y tragué grueso antes de hablar.— Q-que e-estoy...

—¿Estas?

—Es-estoy... —volví a repetir, con las manos cerradas en puños aferradas a mi camisa, no podía soportar la presión y no podía culpar a YoonGi de ser tan demandante al buscar respuestas ya que, me había ausentado un día entero llenos de cambios de humor que pudieron haber puesto a YoonGi de los nervios y más al no saber donde me encontraba.

—¡Vamos JiMin! ¡Qué sucede! ¡no puedes dejarme así después de estar todo el día buscándote! —exclamó alterado, exaltandome a mí también.

—¡Demonios YoonGi! ¡dije que estoy esperando un hijo tuyo!

Y fue cuando me hundí.

Las palabras cayeron sobre mí, punzantes sobre mi aterrado corazón.

Y ya no pude mirar a YoonGi a los ojos.

—¿Co-Cómo? —preguntó. Y no pude hacer más que contener mis emociones y caminar con los pies pegados al suelo como si algo les hubiese quitado la ligera con la que solían moverse, hacia él, a su encuentro.

—Y-yo no se cómo pasó, sólo sé que de la noche a la mañana comencé a sentirme mal y después fuimos a ver a Seokjin hyung y-y me dijo lo que acabas de oír, yo... Yo entenderé si no quieres hacerte cargo —con mis manos temblorosas tomé su camisa para evitar que se alejara—. P-pero por-por favor n-no me dejes... Todo menos eso...

Débilmente apoyé mi frente en su hombro contando silenciosamente los segundos que aún me quedaban a su lado. Sin embargo el tiempo seguía y en vez de ser apartado, sentí sus manos deslizarse por mi cintura, y luego mis pies despegarse del suelo.

—¡Vamos a ser padres! —gritó con alegría. Y de un momento a otro ya me encontraba totalmente perdido.

—¿Eh? —abrí los ojos en sobremanera, completamente perplejo.

—¡Gracias JiMin! ¡Gracias, gracias, gracias! —y como un golpe de realidad mis ojos comenzaron a escocer, y el aire que golpeaba suavemente mi rostro mientras yoongi me traía entre sus brazos rotando sobre sus pies como si fuese una pluma entre tanta felicidad se perdían ante su risueña risa—. Te amo JiMin, eres lo mejor que me ha pasado en la vida... Gracias. Prometo atesorar este regalo hasta el último día de mi vida.

Me dejó sobre mis pies y rápidamente junto nuestras frentes, regalándome una de esas sonrisas que siempre me decían verdades, que expresaban su amor con un eterna belleza bajo sus ojos negros y solo eran entregadas a mi persona, mi corazón se sobre acogió y mis lagrimas cayeron mientras él las besaba entre risas cariñosa que florecían a cada segundo.

—YoonGi...

Min YoonGi, ese pequeño niño de cabellos verdosos y mirada triste que me cautivo hace más de 22 años que, jamás pensé llegaría a ser alguien tan importante en mi vida. Estaba aquí, ahora, conmigo, envolviéndome en su calidez oculta y riendo como un niño.

Me sentí abrumado.

Su risa se detuvo y me observó, curioso.— ¿Si, amor? —respondió, mientras acariciaba mis mejillas, aún humedecidas.

—Gracias.

Y sonreí, y él me sonrió, y entonces todo fue perfecto.