➀ Sr. Sombra➧Ƴɱ [Corrigiendo]

IV

—¡Chicos! Miren a quien tenemos aquí —le escuché reír—, pero si es mi doncella enmascarada favorita, Park JiMin.

Negué con la cabeza al reconocer esa voz a mis espaldas, me di la vuelta y efectivamente, era NamJoon con una mueca horrible en la cara y su séquito de ángeles.

NamJoon era un ángel de alto rango, se especializaba en mantener la paz en el cielo, en otras palabras, de matar.

Él fue el antiguo ángel guardián de YoonGi, y digo antiguo porque era tan malo en el trabajo que rápidamente lo cambiaron de puesto.

—¿Qué quieres NamJoon? Hoy no estoy de humor para tus estupideces...

Le vi fruncir el ceño, para luego lanzar un agotador suspiro, tronó los dedos y se volteó hacia sus lacayos.

—¡Largo! Tengo asuntos que atender aquí...

Por lo asustado que parecían los pequeños ángeles, supuse que debió de haber puesto una de sus caras de perro rabioso.

Una vez que los ángeles salieron prácticamente corriendo de ahí, Namjoon se me acercó.

—¿Y bien? ¿Que harás?

Alce una ceja.

—¿Hacer qué?

—Ya sabes, sobre YoonGi y tú —le observé frotarse el cuello con una mano, nervioso. Y baje mi vista al piso—. Puede que no nos llevemos muy bien, pero aún así fui el último ángel guardián de YoonGi, por lo que aún mantengo cierto vínculo con sus emociones....

—¿A dónde quieres llegar?

Levante mi vista.

—Bueno, y-yo sé que no soy la persona más indicada para decírtelo... y tampoco somos amigos ni nada.

—¿Pero?

NamJoon cada vez parecía más nervioso, por lo que me sentí un poco mal al obligarle a decirme algo que ya sabía.

—P-pero aún así, él de verdad te quiere ¡Aish! Quiero decir, que desde los ocho años que no para de pensar en ti ¡maldición! Y-y yo no puedo soportar su dolor por mucho tiempo más.

No pude verlo, pero casi podía apostar que mis mejillas estaban rojas de la vergüenza.

—¿Q-qué quieres decir?

—Rayos JiMin, ¡Por el amor de Dios! Sabes que YoonGi no es un humano corriente y lo más probable es que sea la reencarnación de un Dios antiguo, ya sabes... antes de la guerra, ¡Tú deberías sentirlo! ¡También tienes sangre del cielo corriendo por tus venas! ¡Sabes como puede llegar a sufrir y lo que puede pasarle si sigue así!

Me quedé estático sobre mis pies, siempre supe que YoonGi no era como todos los mortales, pero nunca quise aceptarlo.

Y ahora se encontraba sufriendo, solo. Después de la muerte de sus padres no había tenido ninguna amistad ni relaciones con otras personas que no fuesen ángeles.

La vida no estaba siendo justa con él desde un principio, si seguía sufriendo por mí, lo más probable es que termine llenándose de oscuridad.

Porque ese es el destino de los dioses reencarnados.

Ese fue mi destino.

—¿JiMin?

Oí la voz de NamJoon llamarme, pero solo pude dar vuelta sobre mis talones y correr, correr hacia el mundo de los humanos.

Porque está sería la última vez que me permitiría verlo.