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Acaricié el contorno de su rostro, y removí levemente sus cabellos que con el tiempo habían sido expuestos a los tintes de la juventud y ahora brillaban en la negrura por la tenue luz de la luna que, mimosa se encargaba de alumbrarle por la ventana que había sido abierta para mi ingreso.

Habían pasado varios años desde la última vez que había bajado a rondar por la tierra de los mortales, de haberme despedido de mis amigas las divertidas palomas y de las sombrías calles de continuo ajetreo mañanero.

Pero sobre todo, de ver a YoonGi.

Sentí mi rostro húmedo, por lo que supuse que me había dejado llevar por mis emociones.

Con indecisión separé mi mano de su humanidad y la lleve a mi inexpresiva máscara.

En mucho tiempo había dejado que otra persona viese siquiera mis ojos de cerca, aparte de TaeHyung quién me conocía desde un tiempo inestimable.

Con parsimonia la guíe entre mis manos y observé al joven que yacía dormido entre las azuladas sábanas.

Esta sería la definitiva, ya no vería más a YoonGi, ni en sus pesadillas, ni desde la esfera del cielo, ni cuando sus ojos cansados por el sueño se cerrasen.

Me acerqué hacia él, y en el momento de estrechar el espacio que nos mantenía separados, recordé cuando nos conocimos por primera vez.

«¿Quién es usted? ¿Por qué no puedo verle la cara?»

Inconscientemente una sonrisa se formó en mis temblorosos labios.

«Sólo dime Señor Sombra»

Mi vista se distorsionó y lágrimas se escaparon de mis ojos.

—Solo, solo dime JiMin...

Sonreí tontamente, hace mucho tiempo que había querido decir eso.

Me acerqué a sus delgados labios, y aún con la indecisión consumiéndome por dentro, le besé.

Y me sentí flaquear, desfallecer ante el contacto, mariposas revolotear y como en mucho tiempo, me sentí completo.

Sin darme cuenta comencé a sollozar sobre sus labios y decidí separarme, y casi cayendo al piso por mis temblorosas piernas, me levanté del borde de la cama en la que me habia mantenido sentado.

Miré en dirección a la ventana, y luego a YoonGi.

Necesitaba llorar con desesperación, pero no en ese lugar, no con la probabilidad de ser escuchado, así que di vuelta sobre mis talones y me dirigí hacia mi objetivo. Salir de ahí.

—Se feliz, YoonGi.

En mi intento de cruzar el umbral, mi brazo fue sujetado con una fuerza descomunal, hasta que caí bruscamente sobre la suave cama en la que me habia posado anteriormente.

Abrí mis ojos con sorpresa, que por reflejo me encargué de cerrar.

Y ahí estaba, ante mi, con el ceño fruncido y casi echando fuego por la boca.

YoonGi.

—¡¿Cómo quieres que sea feliz si te fuiste y no volví a verte por años?!

—Yoon-

—¡Dímelo JiMin! ¡¿Por qué te fuiste?! —me interrumpió gritando tan fuerte, que podía sentir como sus cuerdas vocales se desgarraban y el rostro lleno de furia se distorsionaba a uno de completa desesperación.

—YoonGi... —trate de separarme un poco de él pero fue en vano, se había aferrado con fervor a mi cuerpo.

—¡¿Por qué me dejaste?! —no supe cuando había comenzado a bajar lágrimas por sus mejillas y cuando comenzó a frotar su rostro contra mi pecho.

—¡YoonGi mírame! —exclamé exasperado, dolía verle en esas condiciones.

Me miró con la cara llena de lágrimas y abrió los ojos con desbordante emoción; vi su labio inferior temblar y casi curvar sus labios en una mueca de felicidad.

Entonces me di cuenta que no llevaba mi máscara.

Comencé a removerme nervioso, empujé a YoonGi para que me soltase y salí corriendo de entre sus brazos.

No quería que el viera mi rostro, no quería escuchar palabras de desagrado salir de él, ni mucho menos contemplar su rostro de decepción.

—YoonGi, esto, esto fue un error... jamás debimos conocernos y tu jamás debiste seguirme ni yo encariñarme contigo —palpé el suelo nervioso, buscando la máscara que supuse solté a la hora de ser jalado—. Créeme, serás más feliz sin saber de mí y seguir con tu vida como un humano normal.

Una vez encontrada mi máscara la tomé y me dirigí hacia la ventana para nuevamente ser empujado a la cama.

—No te dejaré ir... no después de enterarme de tu nombre, y por fin poder ver tu rostro.

Otra vez estaba sobre mi, con la diferencia que ahora me observaba con detenimiento y ni si quiera parpadeaba. Cohibido presione mis párpados.

La mirada de YoonGi era tan profunda que casi podía percibir como analizaba hasta mi alma.

Mis mejillas ardían como el fuego, y los latidos chocaban contra mi garganta tratando de emitir palabras de amor que jamás había pronunciado en mi eternidad.

—JiMin...

Sentí como susurraba en mi oído y abrí los ojos por inercia.

El estaba ahí, viéndome con unos ojos tan brillosos que casi me derretían, como cuando nos conocimos.

Lloré, lloré al ver nuevamente sus ojos resplandecer, un quejido se escapó de entre mis labios cuando sentí como me besaba las lágrimas que caían sin intención de parar.

—JiMin...

Mi cuerpo se estremeció por completo cuando lo vi cerca de mis labios, y más aún cuando chocaron con los míos en una desesperación casi inhumana.

Beso el contorno de mis labios, mis ojos, mi nariz y mis pómulos, para luego volver a sentirlo besarme sin pudor alguno.

Y cuando nuestros ojos encontraron el del otro, me di cuenta que tenía mis brazos entrelazados alrededor de su cuello mientras él intentaba profundizar el beso empujando mi nuca con la palma de su mano.

No pude evitar profesarle amor a través de mis ojos, y él parecía tan sorprendido, casi atónito.

Y me sonrió, como cuando era pequeño, como cuando me dijo que yo era su persona destinada.

—Eres lo más hermoso que he visto en mi vida, JiMin. Por favor... No te vuelvas alejar de mí, siento que no lo podría soportar otra vez...

Inconscientemente volví a llorar, que YoonGi me dijera hermoso, que YoonGi me necesitase, que YoonGi me envolviera en sus brazos y apaciguara mi dolor con sus besos.

Era todo lo que necesitaba.

—Jamás te volveré a dejar... — susurré cerca de su oreja, con una pasión que incluso a mí me sorprendió.

Me acerqué a su frente y la besé, una diminuta luz dorada surgió al contacto, lo que pareció no notar al tomarme fuertemente entre sus brazos.

—Prometelo —me exigió.

Me miró con ojos suplicantes, casi llamándome para retomar el contacto y no dejarme ir nunca si se lo permitía.

Volví a sonreír.

—Lo prometo.

➀ Sr. Sombra➧Ƴɱ [Corrigiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora