Capitulo 5: Mi nombre.

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El tiempo se les fue, literalmente, como agua entre los dedos. La alarma del teléfono del mayor les hizo saber que era hora de volver a la habitación. Sousuke notó de inmediato como el azul de los ojos del pequeño entre sus brazos se apagó.

-Te traeré mañana, ¿De acuerdo?- Haruka solo cerró los ojos, se negaba a ver en las pupilas de su cuidador si esa promesa era una mentira solo para mantenerlo tranquilo. A eso le sonaba... -Vamos, tengo que bañarte y debemos volver...-

Resultó toda una odisea, colocar a Haruka en la camilla, aún empapado y cambiarse rápidamente para poder transportarlo a su habitación para bañarlo ahí. Con el pequeño listo, se encargó de secar todo alrededor de la piscina y devolver cada artículo utilizado a su respectivo sitio. El reloj de pared ya marcaba las 5am y ambos estaban agotados. El castaño se sentó junto a la cama de su único paciente favorito y le arropó cuidadosamente.

-Descansa... Lo hiciste muy bien hoy...

Haruka empezaba a sentirse un poco más vivo. Ya no era una simple existencia postrada en una cama de hospital. Cada día, después de la última guardia de la medianoche, Sousuke llevaba al pequeño a la piscina del hospital. Poco a poco los congelados y debilitados músculos fueron ganando movilidad, recuperaban la fuerza y las lesiones, producto del sedentarismo, iban sanando.

Las enfermeras y otros médicos admiraban el increíble avance de ese chiquillo. Un par de meses habían bastado para lograr que se sentara por su cuenta en la cama y empezará a comer por si solo. Ya lo podían ver de pie por breves segundos, mantener la cabeza erguida sin el collarín y sin vendajes en brazos y piernas. Sousuke recibió felicitaciones hasta de compañeros que apenas conocía, pero se sentía orgulloso. Por Haruka.

Sentía que las noches sin pegar el ojo, el cansancio constante (tanto físico como mental), y cada riesgo tomado durante todo ese tiempo había valido la pena. Aunque aún no estaba satisfecho del todo... Y le preocupaba. No importaba cuanto tratara, su paciente aún no articulaba ninguna palabra. Dejó la taza de café sobre la pequeña repisa, soltando un suspiro. Apenas eran las 10 de la mañana y ya llevaba una alta dosis de cafeína para mantenerse despierto.

-Luces acabado, Sousuke...- su compañera y amiga, de largos cabellos rojos y pupilas del mismo tono, le veía con preocupación desde el otro lado de la habitación de reposo. -¿Hace cuanto no duermes, al menos, cuatro horas?

-La verdad es que no tengo ni idea...- soltó una risa corta, alegre. Era cierto. Ni siquiera recordaba la última vez que pudo dormir a gusto. Desde que Haruka llegó a sus manos, él se convirtió en su prioridad.

-¿Y si te tomas el día de hoy?

-No podría, Gou...- le sonrió. Era su amiga, un pequeño pedazo de su natal Japón en esa ciudad extraña.

-Anda. Ya me sé tu rutina...- aquello encendió las alarmas en el castaño, pero desechó el pánico. Habían sido muy cuidadosos para evitar que alguien descubriera sus escapadas a la piscina. -Te cubro por hoy.

-Hazle caso- la voz del médico jefe les sorprendió. Sousuke casi tira la nueva taza de café que se estaba sirviendo. -Lo necesitas, con urgencia. Has trabajado muy duro. Ni siquiera tomaste tus vacaciones en Navidad e incluso Año Nuevo pasaste aquí...

-Ese es mi trabajo cuidarlo, señor.

-¿Y cuando piensas cuidar de ti?- La dureza en esa voz era nueva. Parecía un regaño... Y él jamás había recibido uno. -Has perdido peso, tu cabello está largo y no sé cuándo fue la última vez que te afeitaste...- el rostro del joven terapeuta se sonrojó. -Así que te tomas hoy y mañana o te mando suspendido dos semanas... Tú elige...

Se sentía entre la espada y la pared... Pero era una orden de su jefe directo. No le iba a quedar más que obedecer, aunque no quisiera.

-Con una condición, señor...

-¿Te atreves a pedir condiciones?- la risa del médico le tranquilizó un poco, así que sólo asintió. -Me parece bien, ¿Que quieres, muchacho?

-Que lleven a Haruka a rehabilitación a la piscina...

-¿Eso es todo?- preguntó extrañado.

-Es todo, señor- la mano de aquel hombre de cabellos negros, algunas canas en las sienes y ojos grises, le pareció cálida sobre su hombro. Lo vio asentir y al fin pudo devolverle la sonrisa que con tanta amabilidad el mayor le obsequiaba. -Se lo agradezco... A ambos- su amiga al fin respiraba tranquila.

-Nosotros nos encargaremos de todo, Sousuke. Déjalo en nuestras manos. Tú pequeño paciente estará muy bien. Así que ocúpate de descansar correctamente este par de días.- la pelirroja extendió la mano y el terapeuta dejó en ella su bata blanca.
-Vete a casa.

Y obedeció.

Aunque había algo... Una sensación extraña en su pecho que no le dejó en paz. Ni siquiera cuando atravesó la puerta de su pequeño y sencillo apartamento. Se dijo a si mismo que era ansiedad... Desde que el pequeño japonés de ojos azules había llegado al hospital no se había separado de él. Con un suspiro cansado y levantando las mangas de su camisa decidió que lo dejaría descansar un poco. Y aunque él no se encontraba tranquilo, no iba a luchar... Se centraría en otras cosas para no pensar en eso. Así que puso manos a la obra para dejar impecable ese humilde piso que consideraba hogar.

En todos esos meses, no había pisado el apartamento por más de diez minutos. Sólo entraba, tomaba ropa o su neceser de baño y de vuelta al hospital a toda prisa. Poco más de ocho meses de esa manera... Jamás lo iba a admitir, menos frente a Haruka, pero estaba agotado. La limpieza le tomó apenas cuatro horas. Pero ya estaba todo en perfecto orden. Su nevera vacía lo obligó a salir a la calle a comer y al regresar, ni siquiera habían dado las 3pm en el reloj de su sala, y quedó rendido. Estaba cansado, dormía tratando de reponer el tiempo que había pasado en vela pero su ansiedad... Esa extraña inquietud que se manifestaba incluso en sus sueños no le permitía descansar como tanto lo necesitaba.

Despertó, harto de tanto caos en forma de pesadillas, cuando su teléfono empezó a sonar. Apenas pasaba del mediodía... Había dormido demasiado... Respondió la llamada, le extrañaba. Gou no le llamaría en medio de sus mini vacaciones obligadas.

-Sousuke... Debes venir... Rápido...- se notaba agitada y eso no era buena señal.

-Calma, Gou... ¿Qué sucede?

-Se van a llevar a Haruka...

Continuará...

Yo Te Cuidaré...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora