Capítulo 1.

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Estaba nevando, aún no veía la nieve caer a través de la ventana de mi habitación pero no hacía falta, sabía que si abría mis ojos, estos se encontrarían con diminutos copos de nieve cayendo desde el cielo opaco. El frío era cada vez más palpable que tuve que envolverme en mi manta aún más, trayendo mis rodillas a mi pecho, en posición fetal. Este es el momento en que agradezco haber trabajado en aquel  restaurante insalubre, fue una gran tortura pero gracias a aquello obtuve dinero suficiente para comprarme un calefactor; gracias mugriento jefe que criticaba mi cocina por contratarme y darme el dinero suficiente para no morir congelado esta noche, gracias y adiós, espero no volver a verte.

La alarma está por sonar, lo sé, siempre me levanto diez minutos antes de lo previsto, no sé porque la sigo poniendo si de todas formas me levanto antes de que suene, se ha vuelto un hábito. Cuando el bendito aparato suena mi mano se estira y lo apaga inmediatamente.

He ganado nuevamente señor despertador, nadie puedo competir conmigo.

Giro a mi izquierda, en dirección a la ventana, y siento la claridad a través de mis ojos aún cerrados, claridad más potente a causa de la luz reflejada en la blanca nieve que cae y que tuvo que haber cubierto en un gran manto toda la ciudad de Anyang, mi ciudad natal, en donde estudié y trabajé, sí, «trabajé», repito, pues esta será mi última semana en Anyang, suponiendo que la entrevista de hoy sea complaciente para mi jefe —si es que llega a hacerlo—.

Abro mis ojos y observo la nieve caer; tan hermosa como la imaginaba.

Escucho el ruidos de la cocina, señal de que mi mamá está cocinando un prominente desayuno para darme energías el día de hoy pues, a diferencia de otros aquellos días cotidianos que no presentan nada en especial, hoy tendré una entrevista con una importante empresa dedicada al diseño de ropa, o al menos eso me indicó la señora del servicio público de empleo, algo que me recomendó solo a mí por ser un "Adorable y caballeroso muchachito", cosa que de hecho no me molestó después de ver la gran cantidad de dinero que ofrecía el trabajo. Gracias señora rara del servicio de empleos, si consigo el trabajo te compraré un ramo flores en forma de agradecimiento.

Me levanto de la cama y me dirijo al baño para la rutina de siempre; pasta dental, jabón, shampoo y acondicionador, sin mencionar mi crema para cuidar la piel. Hoy luciría igual de bien que siempre.

Me cambie rápidamente y fui a la cocina.

—¡Seokiejin, que bien luces con ese atuendo! —hice una pequeña mueca ante el apodo de mi mamá para luego abrazarla mientras hacía un puchero.

—No me digas así, ya no soy un niño, soy todo un hombre ahora —me alejé para que me véase mejor con mi traje negro tan pulcro—. ¿No ves lo maduro que luzco?

—El que luzca como hombre no significas que lo seas, para mí siempre serás mi lindo y pequeño Seokiejin —sus manos envolvieron mis cachetes y los apretaron levemente, yo hice un puchero aún mayor—. ¿Ves esa cara, cómo pretendes que te vea como hombre con una cara tan linda como esa?

—Bueno, es algo que no te puedo discutir.

Ella rió y yo la seguí. Su sonrisa es de las cosas más maravillosas que haya visto en el mundo, ninguna mujer podía compararse a mi amada madre.

—Vamos a desayunar, necesitas mucho alimento para el agotador día que te espera.

Asentí. Nos sentamos y desayunamos en la pequeña mesa de la cocina. Papá ya había ido a trabajar, es madrugador, más que yo —bueno, creo que al fin y al cabo si hay alguien que puede competir conmigo; mi enigmático padre—.

Hablamos de la entrevista, me preguntó sobre la empresa en donde planeaba trabajar y le dije que no sabía mucho al respecto, lo poco que me dijo la señora rara del servicios de empleos es el sueldo que proporcionaban, y del cargo que solicitaban; secretario, excelente para mí. También recuerdo vagamente el nombre de la empresa: Choi's Armoire, y de hecho casi no recuerdo el nombre de su dueño, era Choi su primer apellido pero todo se nubla desde ahí, ¿Dong Woo?, ¿Song Mun? No lo recuerdo.

—Son las 7:00, tengo que irme —dije después de haber finalizado, recogí los trastes y los lavé rápidamente ignorando los reproches de mi madre de que no lo haga. Sin embargo, terminé antes de que pudiera decir algo.

—Eres un necio, te podías haber ensuciado el traje.

—¿Qué dices? Estoy perfecto, además una pequeña mancha no bastaría para arruinar mi presencia. Nadie la notaría.

—Si, claro, lo había olvidado —me abrazó y la corredpondí, luego de unos segundos se alejó—. Espero que tengas suerte.

—Gracias, mamá —fuí a mi habitación y tomé mi maletín con todo lo necesario para la entrevista; identificación, currículum, entre otras cosas. Aunque, para ser sincero, más lo llevaba para complementar mi aura de hombre trabajador y de negocios. Patético, lo sé.

Me arreglé nuevamente frente al espejo de la sala y salí de la casa, no sin antes despedirme de mi mamá y darle otro abrazo y un beso en la mejilla.

Me esperaba media hora de viaje para Seúl, la entrevista es a las 9:00 a.m., por lo que, tomando a consideración el tráfico de la gran ciudad, llegaré a tiempo, de hecho hasta con varios minutos adelantado.

El autobús avanzaba y observaba mi ciudad, me pregunto si la extrañaré, con respecto a mamá, la despedida será difícil pero ella tiene a papá y a Luigi, nuestro perro, así que no estoy preocupado. Creo que estoy adelantando mucho la situación, debo enfocarme primero en obtener el trabajo, luego podré preocuparme de aquellos problemas.

Espero conseguirlo, tengo que hacerlo.

비서. 『Secretary』∽ Kim Seokjin ∽Donde viven las historias. Descúbrelo ahora