Capítulo 5.

454 27 4
                                    

-------------------------------------------------CUATRO AÑOS MÁS TARDE--------------------------------------------

La pared estaba llena de rayas, que fue tachando una por una mientras los días pasaban; jamás volvió a ver la luz del sol, había desarrollado sus habilidades al máximo; según los sanadores. Taylor no volvió a aparecerse. Cuatro años...- pensó. Se había convertido en una mujer "única", o así la llamaban aquellos que pasaban de visitas al lado de su cubículo. Una vez vio a aquel hombre del callejón Diagon, el que decía ser profesor, al parecer visitaba a sus padres.

En cuanto a lo de ser una rata de laboratorio, le sacan a la fuerza sus memorias, ya que habían descubierto que al ver el futuro como una imagen representativa; si esta tiene influencia, quedará grabada en el cerebro como un recuerdo o una memoria. Utilizaban la maldición Crucio. Hasta que utilizaban un pensadero para recoger las lágrimas de la niña para que quien sea que las quisiera ver, pudiera hacerlo las veces que quisiera.

Otro día se iba a su pared, otra raya. Cuando la puerta se abrió dejando ver el maletín de cuero que había conocido años atrás. –Taylor- dijo sin dejar de mirar el techo, tumbada en el suelo agitando sus manos como si uniera puntos de sangre que ella misma había colocado en el techo. Una táctica que solo ella entendía.- espero que hayas recapacitado sobre tus futuras acciones, porque como creo que pudieron observar. Se avecinan tiempos oscuros... muy oscuros- dijo juntando sus manos haciendo sonar un eco por todo el pasillo, que reposaba (hasta ese momento) en silencio de los quejidos y murmullos de los internos.

-Te llevaremos a Azkaban- dijo sin siquiera mirarla.- cuando termines el trabajo.- al decir esto, los dos hombres la agarraron de los brazos, esta vez no luchaban por llevarla sino por mantenerla de pie. Era como cargar con un muerto. Al llegar a la sala donde reposaba el pensadero la sentaron y amarraron a la silla como era usual. Esa sala contaba con una vista artificial hermosa. Un hechizo por supuesto. Había aprendido bastante de magia; su amiga, la señora Thompson era la única que le proporcionaba comida y de vez en cuando un libro. Así aprendió lo poco, pero necesario del mundo que le esperaba atravesando esas oxidadas puertas. – Dibidi babidi bum, bum, bum- cantaba mientras miraba el techo.- el hechizo hay que romp po po pom- cantaba mientras el sanador que seguía su "caso" hablaba con Taylor.

-Digamos que el método- decía refiriéndose a la maldición que le aplicaban a Anne – le ha afectado demasiado.- Pero no hicieron falta explicaciones ya que su conducta lo explicaba todo.

-No importa, irá igualmente a Azkaban.- repuso sereno acomodándose la corbata.

-Está enterada la ministra de su visita... ¿está ella de acuerdo con todo esto?- preguntó con curiosidad. Como vio que no respondía, continuó diciendo – sabes que iríamos a prisión por esto... o peor...- dijo pensando en el beso de los Dementores.

-Eso no sucederá amigo mío.- dijo con una risita nerviosa.- no sucederá, cuando sea destituida, tú serás más que un simple sanador.- dijo antes de acercarse a la niña quien lo visualizó completamente. Y la tortura comienza.

-¡CRUCIO!- la niña se retorcía del dolor, movía las muñecas como si quisiera arrancarles el peso de las manos, movía las piernas como si quisiera salir volando. Gritaba como si su vida dependiera de ello. – ¡CRUCIO!- una especie de humo apareció, no solo en su mente, sino también en la habitación; quienes se encontraban presentes corrieron hacia la puerta, pero no podían salir. Estaba sellada por fuera. -¡ALHOMORA!- gritó Taylor quien se había apresurado a hacerse paso entre la gente. Su hechizo no funcionó.

-¡DEJANOS SALIR!- Gritaban las sanadoras. -¡POR FAVOR!- gritaban todas al unísono. Temiendo por su vida.

Piensa Anne, piensa. Nadie debe morir- repetía una y otra vez dentro de sí misma. Una mini versión de ella dentro de su propia cabeza controlaba el obscurus que habitaba en ella. Ser la loca y pobre niña traumada había funcionado a la perfección para poder escapar de aquel lugar. Lentamente las sogas se soltaron, de la presión que hacía en la atmósfera los vidrios estallaron en mil pedazos y los aullidos de furia de Anne resonaban en todo San Mugo. -¡EL FUTURO HA CAMBIADO!- decía con una voz que no le pertenecía.

El legado Maldito // Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora