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La arena en sus pies descalzos y la brisa en su cabello, un día nublado y un mar en calma

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La arena en sus pies descalzos y la brisa en su cabello, un día nublado y un mar en calma.

La bella chica se sentía libre, sentada sobre la arena visualizado ese bello paisaje.

Aquella playa se encontraba vacía ya que pocos la conocían. Estaba oculta tras unos altos acantilados con un mar de aguas cristalinas, sólo se podía acceder a ella a través de unas cuevas.

Se sentía libre en aquél lugar. Ella podía saltar, correr, llorar... podía ser ella misma sin que nadie la juzgara.

Era su pequeño paraíso.

Sus muros de rocas formando acantilados, su resistente exterior. Su delicada y sombría playa desierta, su inexplorado interior.

Se tumbó sobre la fría arena cerrando sus ojos, quería escuchar el sonido del romper del mar. Y de sus ojos grisáceos brotaron lágrimas inexplicables, no sabía si de dolor o felicidad. Era libre en ese lugar, pero no dentro de su hogar.

Los problemas en su vida aumentaban haciendo que se debilitara aún más. Ella se consideraba fuerte, y así lo era, pero no todos lo creían.

Y sólo las olas y sus sollozos se podían escuchar.

Deseaba la llegada de su muerte, la que tanto idolatraba. Deseaba convertirse en ese polvo de estrellas que tanto amaba.

Se levantó de esa áspera arena y caminó hacia el mar, poco a poco sus piernas dejaron de temblar y sintió las delicadas gotas rozar sus pies. Cogió aire y derramó su última lágrima.

Y poco a poco toda esa agua salada recorría cada centímetro de su delicado y roto cuerpo, las burbujas llegaron a la superficie y ella sintió la libertad que tanto ansiaba.

sweet babyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora