Una noche cálida y acogedora entre las raíces colosales.
Él estaba sentado en la tierra húmeda por el rocío. Aún era de noche, aún se sentía vacío.
Los cantos de las aves nocturnas no le hacían estremecerse, con esas sonoras melodías no se sentía solo.
Las pequeñas estrellas resplandecientes se presentaban en el cielo y en sus dientes, retos de ellas aun no ingeridas y otras ya en su vientre.
Sentía que el mundo paraba de girar, que el tiempo se detenía y podía permanecer años sentado en ese lugar. Era hermoso hasta para los ojos más destructivos.
Ese inmenso bosque. Ese el cuál ha visto el sufrimiento de muchos seres, al igual que la alegría de otros muchos. La muerte y la vida permanecerían siempre en esas hectáreas.
Sus ojos poco a poco se cerraban produciendo que las muchas lágrimas corrieran por sus mejillas, él no quería dejar este mundo sin su salvación, sin ella.
El chocar del viento contra el mar se escuchaba a lo lejos y unos pasos se pararon junto a ese cuerpo herido.
Ella le abrazó y él le correspondió. No podía parar de llorar.
— No hay sueño que me quite este cansancio — susurró Thomas entre sollozos.
— Aquí estás a salvo.
Él se sentía protegido y aliviado, pero a la vez muy cansado.
Su cuerpo poco a poco iba perdiendo fuerzas a causa de esas estrellas ingeridas.
Por su mente pasaban miles de preguntas, las cuales no podía vocalizar. Ella quién era, por qué estaba ahí, cómo se llamaba.
Sus ojos comenzaron a ver sombras, a contemplar esa bella naturaleza borrosa.
— Yo sólo soy el ángel de tu tormenta.
Y de pronto su mundo desapareció.
Ella se desvaneció como si de un espectro se tratara.
Ella era real, como los sueños. Ella era inexistente, como las estrellas.
Ella lo era todo aun siendo un simple delirio de un drogadicto.
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sweet baby
Short Story《f i n a l i z a d a》 "Somos polvo de estrellas" - Carl Sagan. Ganadora de plata en los premios #WOWAwards2016 04 - 01 - 2017: #36 Poesía 06 - 01 - 2017: #41 Poesía