A la mañana siguiente me desperté como nuevo. No había mirado el móvil desde que hablé con Sergio pero cuando le eché un vistazo no tenía ninguna notificación suya. Le mandé un mensaje a mi madre diciéndole que todo iba bien.
Mi tía llamó a la puerta y me dio los buenos días.
—Te apetece desayunar, Rubén.
—Sí, por favor.
—Pues venga, sal de la cama antes de que se haga más tarde.
Sugar y Rob estaban en el patio desayunando ya pero Abigail bajó del cuarto unos cinco minutos después de que yo lo hiciera. Tenía cara de haber invernado durante meses.
Desayunamos juntos y hablamos largo y tendido. Mis tíos me comentaron que pidieron las vacaciones en el trabajo para poder estar conmigo hasta que me acostumbrara a vivir allí y que tenían pensado algunos planes y algunos viajes. Querían llevarme a la piscina, de compras a Chicago y también a ver Nueva York. Me hacía mucha ilusión, la verdad.
Desde pequeño tenía muchísima curiosidad por ver cómo eran los Estados Unidos desde dentro. Es cierto que las películas de Hollywood habían hecho muchísimo daño al imaginario colectivo en cuanto al país pero me moría de ganas de verlo todo.
Lo que más me apetecía era poder ir a una fiesta adolescente. Me preguntaba si las fiestas que aparecen en películas como Chicas malas, Fuera de onda o Las ventajas de ser un marginado son reales.
—¿Esta noche qué vais a hacer, chicas? —preguntó Rob a mis primas.
—Mason nos ha invitado a una fiesta en su casa, teníamos pensado ir los tres juntos —respondió Sugar.
—¿Te apetece ir con ellas, Rubén? Verónica y yo os queríamos invitar al cine para ir todos juntos.
—La verdad es que me apetece ir con ellas a la fiesta, Rob. En España no solemos hacer cosas así y tengo mucha curiosidad por ver cómo es.
—Claro, ya iremos otro día al cine —comentó mi tía—. ¿Dónde es la fiesta, por cierto?
—En Elmhurst —contestó Abigail.
—¿Quién va a ser la que conduzca? —pregutó Rob.
—Yo, papá. Abigail conducirá hasta la casa de Mason y yo los traeré de vuelta —explicó Sugar.
—Ya sabéis que tenéis que tener cuidado con el coche y más si va Rubén con vosotras.
—Sí, papá... —respondieron mis dos primas a la vez.
En torno a las 5.00PM mis tíos fueron a dar una vuelta. Nos dejaron perritos calientes para cenar. Convencí a Abigail y Sugar para que me dejaran prepararlos a mí y les encantó el toque de la mantequilla en el pan.
La fiesta empezaba a las 7:30PM así que teníamos tiempo de sobra. De todas formas, Abigail decía que prefería ir un poco más tarde así que había quedado con Jade a las 8:00PM para poder estar allí sobre las 8:30PM más o menos.
Sobre las 6:30PM empezamos a prepararnos los tres. En la casa principal había tres baños pero preferí ducharme en la casa de invitados para poder elegir la ropa más tranquilo. Conecté el móvil al televisor, puse las canciones de Bon Iver en aleatorio y me duché.
Quería causar buena impresión así que tardé en decidir qué ponerme más de lo que me hubiera gustado. Al final me puse la camiseta blanca y los pitillos claritos que me había comprado, quería un look casual y veraniego. Preparé la sudadera gris del grupo de mi hermano que me había traído por si a la noche hacía frío y me puse la gorra.
ESTÁS LEYENDO
Fútbol americano
Ficção AdolescenteA Rubén le va casi todo mal en la vida: no ha aprobado ninguna asignatura durante el último semestre, sus padres no lo comprenden y no puede dejar de pensar en Sergio. Es entonces cuando su tía lo saca de casa y lo invita a pasar las vacaciones de...