A pesar de haber tenido el detalle de traerme una cerveza especial de limón noté a Ben un tanto apagado. Aunque apenas lo conocía se me hacía raro verlo tan serio. No hablaba con el grupo y me daba la sensación de que estaban algo borrachos como para darse cuenta de que a Ben le pasaba algo.
Sin que los del grupo se fijaran me acerqué a él y le pregunté:
—¿Ocurre algo?
—¿Eh? —respondió algo confuso.
—¿Estás bien?
—Esto, sí, sí.
—Si ha pasado algo puedes contármelo.
—No ha sido nada, es Caleb que está algo más borracho de la cuenta y me ha echado en cara que estoy pasando la noche contigo en lugar de pasarla con mis amigos.
—Lo siento, no era mi intención, puedes ir con ellos si quieres.
—No, aunque tenga un poco de razón no debería habérmelo dicho de la manera que me lo había dicho...
—Ahí tienes razón...
Me dio un poco de pena verlo así pero no sabía qué podía hacer. Quizás un paseo o algo lo despejaría.
Antes de que pudiera decirle nada, se le iluminaron los ojos y puso la sonrisa más abierta y enorme que le había visto hasta entonces. Podía esperarme lo peor o lo mejor pero seguro sería una trastada.
—¡Vamos a la piscina! —dijo en voz baja como para que no se enteraran los del grupo.
—No he traído bañador —susurré imitando el tono de Ben.
—No pasa nada, si quieres nos bañamos en gayumbos.
—No sé, Benson, no me apetece bañarme en calzoncillos delante de la gente de la fiesta...
—Venga ya, seguro que no hay nadie.
—No sé...
Se recostó entonces en el sofá refunfuñando y cruzando los brazos fingiendo que se había enfadado conmigo. Me incorporé y me acerqué a él.
—No te enfades, Benson, anda —le pedí aunque en realidad sabía que no lo estaba.
Permaneció en silencio. No me miró siquiera a la cara. Me hizo muchísima gracia en ese momento.
Me acerqué un poco más y me tumbé sobre él.
—¿No estarás enfadado conmigo, no?
Puse mi mejor cara de cordero degollado.
Me respondió con una mirada que duró menos de un segundo. Se le escapó una sonrisilla que duró lo mismo que la mirada.
Sin esperármelo empezó a meterme mano. Me hizo gracia hasta que descubrí porqué lo hacía.
Me quitó la riñonera y se la tiró a Sugar en el regazo. Me levantó en brazos y me puso sobre su hombro, igual que cuando huíamos de Mason. Todos nos miraron algo extrañados porque no sabían lo que pasaba aunque yo tampoco lo sabía. Vi cómo se sacó el móvil del bolsillo y lo soltó en el sofá.
Empecé a reírme de los nervios porque me temía que la idea de Benson fuera tirarme a la piscina.
Corrió y corrió conmigo al hombro y fuimos por el pasillo hasta la cocina y de allí salimos por una puerta trasera hasta el patio donde estaba la piscina. No opuse resistencia porque en realidad me apetecía ir con él, solo me estaba haciendo el duro.
Benson saltó a la piscina conmigo encima y el tiempo se ralentizó. El agua de la piscina estaba tibia y algo turbia pero me atreví a abrir los ojos. Justo enfrente de mí estaba Ben, sus ojos estaban clavados en los míos y pude ver su sonrisa.
Me besó y me sentí tranquilo.
Salimos a respirar y empezamos a reírnos como locos. Flotando en el agua le di una palmada en el hombro y fingí que estaba enfadado. El falso cabreo me duró poco porque volvió a besarme y volví a sentirme tranquilo.
Nos desvestimos dentro del agua y sacamos los zapatos, camisetas y pantalones y nos quedamos en calzoncillos. Después me abrazó y pude sentir el cuerpo de Benson contra el mío. Se encendieron todas las alarmas dentro de mí y empecé a calentarme por encima del punto de ebullición.
Hasta entonces no había experimentado un grado de excitación tan alto como el que me había provocado Benson. Me daba un poco de vergüenza que se diera cuenta de mi erección pero en ese momento no podía ocultarlo de ninguna manera.
Ben se separó de mí un poco y empezó a jadear.
—Perdona, me estoy volviendo a poner tan cachondo como antes.
—No pasa nada, yo estoy igual —reconocí agachando la cabeza.
Se rio y me acarició la cara con las manos. Me pareció muy adorable aunque por debajo del agua estuviéramos más preparados para acabar en la cama que para acariciarnos.
—Te mentiría si te dijera que no quiero llevarte a mi cama y no dejarte salir en días de allí.
—Calla, por favor, nos acabamos de conocer y no sé si...
—No vas a estar aquí siempre —me interrumpió—. Va a llegar el día en que vuelvas a España y me arrepentiré de no haber pasado hasta el último segundo contigo. Ahora no hay otra cosa que quiera más que estar contigo entre las sábanas de mi cama.
En ese momento cayeron todas las murallas que creé para protegerme del desamor y me entregué en cuerpo y alma a Benson.
Ben me volvió a coger en brazos y salió de la piscina. Fue lo más rápido que pudo hasta su cuarto y, aún mojados, me lanzó sobre la cama. No pude fijarme si quiera en si nos había visto alguien pero en ese momento era lo que menos me preocupaba. Besándonos me quitó los calzoncillos y después los suyos. Se tumbó sobre mí y nuestros cuerpos se fusionaron en uno solo.
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Fútbol americano
Ficção AdolescenteA Rubén le va casi todo mal en la vida: no ha aprobado ninguna asignatura durante el último semestre, sus padres no lo comprenden y no puede dejar de pensar en Sergio. Es entonces cuando su tía lo saca de casa y lo invita a pasar las vacaciones de...