Se apartó de mí algo avergonzado como si se arrepintiera de haberme dado un beso. Se echó a un lado y empezó a mirar las estrellas. No me explicaba cómo podía haberme besado de la manera que lo había hecho y luego arrepentirse. Parecía como si hubiera esperado toda la noche a hacerlo sin saber el porqué y luego pensara que es la tontería más grande del planeta.
—Lo siento —dijo en voz baja—. Ni siquiera sé si te gustan los chicos, no era mi intención molestarte.
Se tapó la cara con los brazos.
—No pasa nada. No es que me hayas molestado ni nada por el estilo —expliqué.
Ben me miró extrañado.
—¿No?
—No —respondí.
—¿Eres gay?
Asentí con la cabeza.
—¿Eres gay? —repetí la pregunta.
—No...
—¿Entonces por qué me has besado?
—Soy bi.
—Oh —exclamé—. Tiene sentido.
Después de la conversación tan escueta y estúpida que habíamos tenido se quedó completamente callado mirándome serio a los ojos. Luego me miró a los labios y mojó los suyos con la lengua. Entonces me preguntó:
—¿Puedo darte otro beso?
Me incorporé y puse la mano en su pecho. Esa vez fui yo quien le besó.
Cuando terminamos nos quedamos callados un rato mirándonos el uno al otro hasta que Ben dijo:
—Después de haber trabajado en Inglaterra durante los últimos meses pensaba que iba a volver a casa y todo iba a ser igual de aburrido que siempre aunque parece que quizá no sea así.
—¿Has estado en Inglaterra? —me interesé.
Ben extendió el brazo haciéndome una señal para que me acercara a él y me apoyara.
—Me fui el año pasado justo al acabar el verano hasta ayer que llegué.
—Vaya, eso es mucho tiempo.
—Para mí ha sido muy poco. Me hubiera encantado quedarme allí.
—¿Por qué no te has quedado entonces?
—Terminó mi contrato.
Nos quedamos en silencio unos segundos mirando las estrellas. Podía oír a los grillos y no hay nada que me tranquilice tanto como los grillos en una noche de verano. La yerba estaba húmeda y me encantaba por el olor.
Aunque en ese momento me vino Sergio a la mente y con él todos los problemas que tuve antes de empezar el verano no me molestó, todo lo contrario. En ese momento acordarme de todo lo malo que me había pasado me sirvió para tranquilizarme y para darme cuenta de que nuestros problemas y nuestros errores deben permanecer en el pasado, no podemos llevarlos a la espalda porque acabamos cansados y tristes. Yo estaba cansado y triste aunque gracias a Ben ya no era así o al menos no del todo.
—Mira las estrellas.
Benson interrumpió mis pensamientos y levantó el brazo intentando señalarme algo.
—Fíjate en aquella. Quiero enseñarte una constelación.
—¿Cómo es?
—Mira la que más brilla de todas.
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Fútbol americano
Ficção AdolescenteA Rubén le va casi todo mal en la vida: no ha aprobado ninguna asignatura durante el último semestre, sus padres no lo comprenden y no puede dejar de pensar en Sergio. Es entonces cuando su tía lo saca de casa y lo invita a pasar las vacaciones de...