Después de que el amigo de Benson se lo llevara me di un tiempo para estar solo. Luego iría a buscar a Abigail y quizás a Sugar también pero en ese momento me apetecía dejar de lado un rato las interacciones sociales. Aunque no me consideraba introvertido o raro en realidad un poco sí lo era, siempre me costaba entablar conversaciones con gente nueva, especialmente con chicos. Creo que me gustaba estar solo más de lo que quería reconocer.
Me senté en la entrada y no pude evitar acordarme de Sergio. Me acordé del día que Germán lo invitó a casa. Era sábado y después de ensayar habían decidido ir todos juntos a Reyes que es una sala a la que suelen ir los jóvenes de la escena alternativa en mi ciudad, me daba mucha rabia que fuera el único sitio alternativo porque el local era asqueroso. Después del ensayo mi hermano y Sergio decidieron quedarse mejor en casa a tomarse unas cervezas aprovechando que mis padres no estaban en casa. Yo esa noche había quedado para salir pero en el último momento Mona, mi mejor amiga, cogió un catarro así que me quedé en casa también.
Me había arreglado para nada así que me cambié y me puse algo más cómodo. Me quedé en el salón escuchando música mientras leía El teorema Katherine de John Green. Los dos subieron del garaje y mentiría si dijera que cuando vi a Sergio no me puse nervioso. Me pareció muy guapo y me llamó mucho la atención su peinado y los dilatadores que llevaba en las orejas.
A Sergio le gustó mucho la música que estaba escuchando que era, precisamente, de American Football. Germán me había hablado acerca de Sergio pero nunca me entró curiosidad de saber nada de él hasta ese momento. A partir de entonces me moría de ganas de saber todo sobre él, hasta el color de sus calcetines o qué pasta de dientes utilizaba.
Mientras estaba en casa mi hermano llamó un momento a mi madre y durante un rato estuvimos solos. Me agregó a Facebook y me pidió que le mandara por favor el nombre del grupo que había estado escuchando. También me dio un disco que llevaba encima y que él mismo había grabado con canciones de grupos de rock británicos.
Interrumpiendo mis pensamientos apareció mi prima y se sentó a mi lado refunfuñando. Empezó a quejarse acerca de lo inútiles que eran los tíos y las amigas que se enamoran de tíos.
—¿Qué ha pasado, Abigail?
—Jade se ha puesto hablar con un tío que acaba de conocer y están besándose en una esquina.
—Bueno, déjala que ligue un rato.
—No me importa que se enrolle con nadie, que se lo pase bien con quien quiera. El sexo es genial, ¿sabes? Pero si se pone a tontear con tíos me quedo sola y me aburro... —siguió quejándose.
—Lo que te pasa es que tú no ligas.
Abrió los ojos como platos y se quedó callada con expresión de ofensa. Bruscamente relajó la cara y empezó a asentir cada vez más rápido dándome la razón en broma.
—Ahora en serio —dijo— ¿Sabes qué me ha pasado?
—Cuéntame —contesté dándome golpecitos en el hombro como ofreciéndome a ser su pañuelo de lágrimas
—¿A que no te crees lo que me acaba de decir un tío?
—Abigail, ¿qué te ha dicho?
—Me ha dicho que gracias a mí se había dado cuenta de que no era racista.
—¿Qué dices?
—Va y me salta diciendo "Pensaba que era racista pero eres tan guapa que no me importa que seas negra, ¿quieres bailar?" —imitó al palurdo que la trató de esa manera.
—¡Menudo gilipollas de mierda!
—Sí, tío, lo he mandado a la mierda. Jade hasta se ha asustado cuando me ha visto gritarle.
—Los tíos son gilipollas, Abigail.
—¡Lo peor de todo es que se piensa que en un segundo ha dejado de ser racista cuando directamente da por hecho que ninguna negra le va a gustar!
—Siento que hayas tenido que encontrarte con un tío así —me disculpé.
Cuando terminó de contarme la historia Abigail suspiró y perdió la mirada entre la yerba del jardín.
Aunque parecía que intentaba tomárselo lo mejor que podía en el fondo estaba triste por lo que había pasado, triste y resignada. El tío que le habló así no solo estaba siendo racista sin saberlo sino también se comportaba como un completo gallito machista y no había nada que pudiéramos hacer ni ella ni yo para remediarlo. Es duro formar parte de una minoría y más para los jóvenes como Abigail a los que se les enseña que es posible cumplir todos sus sueños pero luego solo se encuentran con barreras, prejuicios e incomprensión.
—Justo hace un rato conocí al hermano de Mason.
—¿Ah, sí?
—Sí, me lo ha presentado tu hermana.
—Ben es muy majo, no sé cómo puede ser hermano de alguien como Mason.
—Pues antes me dijo que cómo podíamos ser primos si tú eras negra y yo blanco —me reí.
Mi prima me miró y se llevó la mano a la cara. Me daba la sensación de que Abigail se sentía responsable de las estupideces de los que la rodeaban y eso me encantaba de ella.
—No se lo tengas en cuenta. Ben es demasiado simple, es un pánfilo que no se da cuenta de lo que dice —rio también ella con los ojos cerrados como imaginándose la escena.
—Es muy mono en realidad.
—¡No puede ser, te gusta Ben!
—¡Pero qué dices! —grité en voz baja y mirando a todos lados para ver si había alguien cerca que pudiera haberse enterado.
—Anda, que te he pillado... —dijo riéndose.
—Solo he dicho que me parece mono, no he dicho nada acerca de que me guste o no.
—Puedes decir lo que quieras, Rubén, pero sé que te encanta.
—Cállate ya, Abigail.
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Fútbol americano
Genç KurguA Rubén le va casi todo mal en la vida: no ha aprobado ninguna asignatura durante el último semestre, sus padres no lo comprenden y no puede dejar de pensar en Sergio. Es entonces cuando su tía lo saca de casa y lo invita a pasar las vacaciones de...