-¡Buenos días a todos, familia! -gritó Matt entrando en nuestra casa-. ¡Traje cosas para desayunar!
Me prometí mentalmente golpear a Jason por darle una llave extra, como si no bastara tenerlo aquí de invitado, también debíamos soportarlo de improviso.
-¿Que haces aquí tan temprano, Matt? -le pregunté frotándome los ojos por la luz.
-Tengo buenas noticias -anunció.
-Mas te vale que sean buenas -habló Jason bajando las escaleras-. Estaba soñando con Jennifer Aniston.
-Por supuesto que son buenas. Es más, van a amarme. Ya llamé para a Michael y a Sophie para que vinieran.
-¿Desde cuándo nuestra casa es el centro de reunión? -pregunté aturdida.
-Desde que lo decidí. -Lo fulminé con la mirada- ¡Vamos, Liss, alégrate! Es un día estupendo.
Solté un resoplido de frustración, no podía haber escogido un mejor momento para interrumpir mi sueño. Era un de las raras veces en las que tengo buenos recuerdos en vez de espantosas pesadillas.
-¿Cuáles son tus buenas noticias? -interrogué.
-No se las diré hasta que estemos todos con el estómago lleno.
Michael no tardó en llegar, trayendo a Sophie con él. Nos sentamos en la mesa y Michael tuvo que ir por una silla al patio, ya que nuestro comedor era para cuatro. Una vez que nos hubimos atiborrado de los pasteles que Matt trajo, y bebido toda la leche con cereal; éste comenzó a hablar.
-Bueno, supongo que se preguntarán por qué los he reunido aquí hoy...
-Habla de una vez -abucheó Michael.
Matt lo taladró con la mirada.
-Como decía -continuó-, he traído la noticia que cambiará nuestras vidas, para bien. Tendremos la aventura de nuestras jodidas vidas, damas y caballeros, porque yo... he conseguido... las llaves de nuestra libertad. -Metió la mano en su bolsillo y sacó un manojo de llaves que mostró a todos.
El silencio de prolongó ante la sorpresa y la incredulidad de sus palabras.
-Me atreveré a preguntar -interrumpió Sophie-. ¿Qué exactamente se supone que son esas llaves?
-Me alegra que preguntes. Resulta que mi padre volvió de su trabajo en la guardia costera y...
-¿Tu padre volvió? -hablé-. ¡Eso es increíble!
-Lo sé, y no interrumpas -continuó-. Bien, resulta que papá se sentía mal por haberme dejado dos años, y después de una larga charla en la que los pusimos al corriente, ¡me regaló una camioneta!
-¿Como entra todo eso con nuestra libertad? -preguntó Jason.
-Da la casualidad que descubrí que la casa en la que viví antes de venir a Los Ángeles no la han vendido ni está arrendada.
-¿Está vacía? -cuestionó Michael.
-Así es. Papá dijo que podíamos usarla.
-Y, ¿dónde queda? -dijo Sophie.
-Miami.
-¿¡Qué!? -gritamos todos.
-¡Eso es al otro lado del país!
-¡Tardaremos días!
-¡No podemos llegar en auto!
-¡Personas de poca fe! -interrumpió Matt-. Tenemos el resto del verano.
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La Promesa
Teen FictionMelissa y Sam, dos jóvenes, dos historias, ambos con un pasado difícil, juntos encontrarán la manera de sobrellevar sus problemas con la ayuda del otro. Hasta que algo terrible acabe con todas sus aspiraciones. Y una promesa que pese a todo perman...