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3 de Agosto. Presente.
El viernes llegó espantosamente temprano. Sam llamó para decirme que en su casa no podría ser, ya que su mamá había invitado a sus amigas del club de-no-sé-que y preguntó si podía ser en mi casa.
-¿Te molestaría que también estuviera Sophie? Es que me matará si no la abro con ella -pregunté.
-Claro que no, Liss, invita a quién quieras. -Traté de escuchar algo de falsedad en su voz pero al parecer lo decía en serio.
-Bien. Adiós.
Se despidió y colgó.
El día que llegaron las cartas, mi casa estaba abarrotada.
Estaban: Jason y Ryan; Matt y Michael -que insistieron en venir para darme "apoyo emocional"-; Sophie, Charlie y Sally -su mamá y su hermano, que no podían faltar-; y Sam.
-De haber sabido que sería una reunión familiar habría invitado a mis abuelos -bromeó Sam.
Estaba tan acostumbrada a ver todas estas personas juntas, que el que Sam estuviera de pronto en es cuadro tan acojedor resultaba desconcertante.
Jason, Matt, Michael, Sophie, Luke y yo. Siempre había sido así. Hacíamos todo tipo de cosas juntos. Mi casa siempre ha sido el centro de reunión de todos. Estás personas son mi familia. Hasta el pequeño Charlie tenía su lugar en el foto.
Ya teníamos cada uno sus cartas emocionados por abrirlas y leer su contenido. No le había dicho a nadie lo mal que me había ido en la entrevista con el Sr. Higgins, pero esperaba que al menos con la admisión de Sophie y Sam se olvidaran de mi rechazo.
Jason se puso de pie sobre una de las sillas traídas directamente desde la cocina. Tomó una copa vacía y la golpeó suavemente con el mango de un tenedor.
-Muy bien, amigos. -Le echó una mirada profunda a todos los presentes.
Aquí viene el discurso.
Hace dos años, cuando Jason, Matt y Michael entraron a UNY -Universidad de New York-, mi madre fue quién dio el discurso, diciendo que los íbamos a extrañar y cosas así. Los muy suertudos salían de vacaciones antes y entraban después. Sin contar que sus vacaciones navideñas eran más largas de lo que eran en la escuela. Eso es vida. Ahora nos tocaba a nosotros empezar el ciclo.
-Todos sabemos lo difícil que ha sido este año. -No hizo falta que dijera el porqué. Todos lo sabíamos. La muerte de mi madre; mi accidente en moto; el coma de Luke; las semanas que Jason y Matt estuvieron en prisión por una fiesta ilegal; la operación de peritonitis del pequeño Charlie; bueno, ya entendieron el punto.- Pero creo -continuó Jason-, que todos estamos de acuerdo en que este momento es especial. No solo para los futuros universitarios, sino que para toda la familia de estos. Hoy, empiezan un nuevo ciclo. Ya no son más los niños pequeños con los típicos problemas de adolescentes. Podrán tener licencia y conducir LEGALMENTE. -Me miró significativamente, enfatizado la palabra "legal". Todos rieron.- Aprenderán a valerse por sí mismos. Aprenderán cosas nuevas, verán como es el mundo de afuera, no necesitarán mas de su "mami" y "papi" para las cosas simples. Pero lo que siempre deben recordar, es que no importa cómo, dónde, ni cuando, nosotros, toda su familia, estaremos aquí para ellos. Les deseo suerte. ¡Salud! ¡Por los universitarios!
-¡Por los universitarios! -corearon todos.
-¡Vamos! ¿Que esperan? ¡Abran sus cartas! -apresuró Sally.
Los tres la abrimos al mismo tiempo. Sophie comenzó a saltar y dar gritos de felicidad, abrazó a Sally y a Charlie. Sam se llevó las manos al rostro, y por un momento me preocupé, pero enseguida se puso a reír aliviado. Solo faltaba yo .Yuupii.
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La Promesa
Novela JuvenilMelissa y Sam, dos jóvenes, dos historias, ambos con un pasado difícil, juntos encontrarán la manera de sobrellevar sus problemas con la ayuda del otro. Hasta que algo terrible acabe con todas sus aspiraciones. Y una promesa que pese a todo perman...