Llegamos a la peluquería y entramos, mientras me empiezan a decolorar el pelo Ian y yo hablamos de que se quiere hacer un tatuaje en el brazo, el nombre de su madre, un detalle precioso por su parte, después hablamos un poco por encima del tema de mi padre, nunca me había sentido tan cómoda contando algo relacionado con mi padre pero con él ha sido diferente, no se por qué. Me aplican el tinte tal y como les indico.
Por fin mi pelo esta hecho, me encanta como me queda, es una pasada.
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-Te queda genial. -dice Ian mirándome a través del espejo.
-Gracias. -sonrío. -Necesitaba un cambio de look. -río.
-¿Vamos a tomar algo? -pregunta y yo asiento.
Tras pagar salimos de la peluquería, ya que el coche esta aparcado en un buen sitio decidimos caminar en busca de algún lugar en el que poder merendar, encontramos una heladería, yo como es habitual me pido una tarrina, la mitad de chocolate y la otra mitad de stracciatella, Ian por su parte pide un cucurucho de nata, insiste en pagar y a pesar de que me cabreo termina haciéndolo, paseamos hasta un parquecito y nos sentamos en un banco a observar a la gente pasar.
-¿Se te hizo dificil aprender inglés? -pregunto curiosa.
-Sigo sin saberlo hablar bien del todo. -ríe.
-Tampoco me he dado cuenta porque como siempre hablamos en español. -digo y él ríe.
-Mejor que no te des cuenta, soy pésimo hablando inglés.
-Yo te puedo enseñar, si quieres claro. -río.
-Yo encantado.
-¿Qué inglés prefieres? -pregunto y me llevo la cucharilla a la boca disfrutando de mi helado.
-El americano. -ríe.
-Buena elección, supongo. -sonrío.
-¿Por qué te fuiste a Londres? -pregunta y muerde la galleta del cucurucho.
-Me dieron una beca para estudiar lo que quería así que me fuí allí junto a mi prima mayor, Shasha y el que más tarde se convirtió en mi mejor amigo Nate. -sonrío. -Y bueno en pocos días me tocará volver porque el trabajo no se hace solo. -sonrío.
-¿Te irás? ¿Por cuánto tiempo? -hace una mueca de tristeza.
-En un principio para navidad quiero venir pero si no pudiese en febrero vengo seguro, bueno estaré aquí un par de días e iré a Nueva York para la boda de dos amigas. -digo y él asiente.
-Envidio la relación que tienes con tus amigos.
-Si olvidamos la parte en la que mi ex forma parte del grupo yo también me envidiaría. -bromeo.
-¿Tú ex?
-Sí. -asiento haciendo una mueca. -Taylor, estaba el otro día en la fiesta.
-¿Por qué lo dejastéis?
-Larga historia.
-Hay tiempo.
Le cuento todo, de principio a fin, desde el chupeton en el armario de la limpieza hasta la conversación en el hotel de Santorini, él me mira atento, no me interrumpe y cuando finalizo me abraza.
-No ha sido tan malo como suena. -río. -Han habido muchos momentos preciosos. -sonrío.
-Es un capullo y eso no lo justifica nadie. -dice y yo asiento. -Ni siquiera lo conozco y ya me cae como el culo.
-Pues espera a conocerlo.
-Espero no tener que hacerlo.
Lo que queda de tarde lo pasamos paseando y conociendo más de nuestras vidas, no quiero que esta tarde se acabe, he estado muy agusto y no he pensado en nada que no estuviese relacionado con la cita, bueno supongo que es una cita. Me lleva a casa y me acompaña hasta la puerta.
-Entonces, ¿cuándo otra cita? -pregunta sonriendo.
-¿Esto ha sido una cita? -pregunto sin ocultar mi sonrisa.
-Puede ser. -me responde.
Me pongo de puntillas y le doy un suave beso en los labios.
-Llámame. -digo antes de entrar en casa y cerrar la puerta.
Escucho la risa de Ian y después sus pasos indicándome que ya se ha ido. Subo a mi habitación para ponerme cómoda, al parecer estoy sola en casa, bendita mi suerte. Decido hacerme una pizza para cenar y después sentarme a ver una película, el cansancio puede conmigo y me quedo dormida a mitad de película. Mi madre me despierta y me acompaña a mi habitación, me mete en la cama y me arropa, tras darme un beso en la frente me sonríe y me dice lo bien que me queda el pelo, me vuelvo a quedar dormida al poco de que ella desparezca.
