Abro la puerta del apartamento y entro todas las bolsas, en unos días será navidad y Taylor y yo hemos decidido que sería buena idea hacer la comida aquí ya que este año no podemos ir a Miami o a Indiana, así que hemos decidido hacer la comida de navidad con mi prima, Travis y los niños.
-Podrías haberme pedido ayuda. -dice Taylor cogiendo todas las bolsas.
-Se me ha apagado el móvil y he pensado que igual estabas durmiendo. -digo mientras me quito la chaqueta y la cuelgo en el perchero.
Taylor deja las bolsas sobre la encimera de la cocina y me mira.
-Tendrías que haber dejado que fuese a recogerte. -dice y yo niego.
-Tenía una reunión y no sabía a que hora íbamos a acabar, tú mañana vas a pasarte todo el día trabajando y tienes que descansar.
-La que debería descansar eres tú. -dice una vez llego a su lado y me abraza. -El médico te ha dicho que guardes reposo y tú sigues sin parar.
-No puedo estarme quieta, además a ella no le gusta. -digo señalándome la barriga.
-Estoy seguro de que a ella si que le gusta que estes en la cama. -se arrodilla quedando a la altura de mi barriga. -¿Verdad que si amor? ¿Verdad qué quieres que mami descanse? -noto como da patadas y río. -¿Ves? Mañana no se te ocurra hacer nada que no sea descansar, ver Netflix o irte de compras con Chanel y los pequeños.
-Esta bien, hablaré con Michelle y le diré que nada de reuniones y también hablaré con mi jefa para lo de la baja. -él sonríe feliz y me besa.
-Ahora date una ducha mientras te hago la cena.
Me muerdo el labio sonriendo y le doy un beso antes de encaminarme hacía la ducha.
Soy muy afortunada, tengo al mejor marido del mundo y estoy segura de que va a ser el mejor padre del mundo. Nada podría salir mal.