Hoy es mi último día en Miami, estoy preparando la maleta con las lágrimas saltadas, me lo he pasado tan bien este verano, he disfrutado tanto, he conocido a gente nueva, he dejado lo malo atrás y he disfrutado, lo importante es eso, que he disfrutado y me alegro de haberlo hecho. Me alegro de todo lo que he hecho en este verano. Una vez lo tengo todo preparado y ya esta sobre la cama la ropa que me voy a poner esta noche decido ir a disfrutar de mi pequeñajo, creo que es lo que más voy a echar de menos sin duda. Corre a abrazarme y le doy un beso, ¿como se puede querer tanto a alguien? No me lo explcio de verdad.
-Amorcito. -le beso la mejilla. -¿Me vas a echar de menos?
-Chi. -me da un pico. -¿Tú a mi?
-Yo a ti muchisimo. -lo abrazo.
Nos ponemos a jugar a los bomberos y después al escondite, cuando me quiero dar cuenta ya es la hora de empezar a arreglarme, mi hermano se va con mi madre para que lo bañe y lo vista y yo me voy a duchar, me rizo el pelo y simplemento me pongo eye-liner, rimel y labial rojo. Me visto y me miro al espejo, me gusta como voy.
Cojo el reloj que hay sobre la mesita y me lo pongo, es un regalo de Alessandro y me encanta, creo que no me lo voy a quitar en mucho tiempo.-¡Mami! -grito saliendo de la habitación.
Mi madre sale al pasillo y me mira sonriendo.
-Vas perfecta. -ríe. -¿Yo que tal?
La miro, va con un vestido ajustado gris y unas sandalias negras planas, se ha dejado el pelo suelto, algo poco usual, y no se ha maquillado casi, va preciosa.
-Vas preciosa. -sonrío.
-¿Y yo? -pregunta Dylan que sale de la habitación en los brazos de su padre.
-Tú también as precioso. -digo admirándolo.
Va igual que Alessandro, ambos con una camisa blanca con las mangas remangadas y un par de botones desabrochados, unos vaqueros y unas zapatillas azules.
Nos hacemos una foto todos juntos y emprendemos el camino hacia el restaurante donde vamos a cenar. Al llegar me encuentro con mis primos y mis tios los que viven aquí, a Camila y a Ian que me había dicho que no vendría, por alguna razón al primero al que abrazo es a él.
-Eres un capullo, me habías engañado. -susurro antes de separarme de él.
Saludo a los demás y nos sentamos para empezar a cenar, me lo paso en grande y es genial porque hablamos todo el rato en castellano y es algo que me encanta, Ian esta a mi lado y nos pasamos la cena haciendonos bromas el uno al otro y dandonos a probar la comida que nos hemos pedido, me lo paso muy bien con él. Mateo, Pablo y Camila nos miran y se ríen.
-¿Qué? -pregunto mirándolos mal.
-Nada, nada parejita. -dice Camila y yo ruedo los ojos.
-Pero no lo niegas. -dice mi madre.
¿En qué momento ha puesto todo el mundo la oreja?
-Bla, bla bla. -bebo agua.
-Sigues sin negarlo. -dice mi tia Tiffany, la madre de Pablo. -Ian hijo, ¿algo que decir?
-Nada. -me mira. -Solo somos amigos. -apoya la mano en mi muslo.
-Ya claro. -dice mi tio Carlos, el padre de Mateo. -En el caso de que seáis algo más, cuidado con mi sobrina o te mataré.
Todos nos empezamos a reir y parece ser que la conversación se centra en otro tema, mejor para mi y para Ian que nos damos la mano. Ambos sabemos que somos amigos, prácticamente mejores amigos, que se besan de vez en cuando pero nada más.