Propuesta de redención

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Ahora mismo, los dos estábamos caminando, aunque no como iguales. Lyra sostenía débilmente, con la punta de los dedos,  la manga de mi remera, me llevaba como a un perro con correa, ni ella ni yo decíamos una palabra, silencio de sepulcro. Lo único que podía escuchar eran las cigarras que cantaban como si fuese un día de verano y  lo que solamente puedo reconocer como los latidos de mi corazón, marchando como batería de carnaval.

Avanzamos en silencio, las calles estaban calmas, muy pocas personas, en su mayoría ancianos que volvían de hacer las compras, bolsas en mano y nos miraban con ojos llenos de expectativas y sonrisas burlonas.

¿A donde me estaba llevando? llegados a este punto, podría ser a cualquier lado.

El pueblo esta escondido en las montañas, no aislado del mundo, solo no interesado con el.

El viaje en colectivo involucro ver mucho verde, pequeñas lagunas rodeadas por arboles, un camino montañoso que parecía no tener fin. Ahora que camino por sus calles, me doy cuenta de lo pacifico que es, totalmente diferente a la vida de ciudad. Parece que las personas por qui no tienen apuro.

Los rayos de sol que se filtran a través de las hojas, como si fuesen pequeños reflectores iluminando el camino, me relajo y comienzo a pensar, en  lo que me trajo hasta aquí, a mi y Lyra.

Recuerdo los días en mi antigua escuela, no eran muy diferentes a los de ahora, me aislaba de los demás, la diferencia es ahí nos conocimos, al principio era una molestia y quería que se fuera, pero llegue a aceptar su presencia, no es que fuésemos mejores amigos, nuestras charlas eran superficiales y redundantes, jamas estuve interesado en su bienestar.

Inclusive ahora.

Luego malas personas se le acercaron, hicieron de su vida un infierno, le causaron mucho dolor mientras yo pretendía no ver nada, cerré mis ojos y tape mis oídos, la ignore por eso era lo mejor para mi, mientras no me enterara de lo que ocurría podría ser frió y distante. Una vez me pidió ayuda, yo se la negué, al final se volvió un escándalo, se cambio de escuela, de casa y de ciudad, a los abusadores los suspendieron, mientras tanto, yo, el indiferente.

Comencé a tener pesadillas, vomitaba por la culpa, deje de comer, termine escapando, mi salud mejoro pero siento que debo disculparme con ella.

Nos detuvimos frente a  una casa, el revestimiento de adoquines, adornada con un hermoso jardín delanteros lleno de flores y plantas, grandes ventanas y una puerta de madera con un tallado elegante.

Soltó mi ropa inmediatamente, como si recién se enterara de que la estaba sosteniendo.

Hubo un largo silencio, no quería ser el primero en hablar, no sabia que decir.

-¿serias mi perro?

Pregunto sin darse la vuelta, sus orejas estaban claramente rojas, mientras tanto mi rostro debe de haber estado blanco como la nieve. No esperó una respuesta, corrió a la salvedad de su hogar, cerro la puerta sin mirar atrás.

Broken HeartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora