Epílogo.

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Salimos de vacaciones y me quedaba un mes para disfrutar a mi familia y amigos. En Febrero tenía que viajar a Canadá según lo que el orientador me había dicho.

El último día de clases el Ignacio no asistió y sentí un hueco en el pecho, me faltaba su presencia. Esa cálida presencia que te hace sentir protegida y que todo iba a estar bien.

¿Qué haría ahora sin él? Obviamente no moriré, pero siento como si estuviera a punto de colapsar. Lo único que se me ocurre es olvidarlo y sentirme protegida por mi misma, pero no creo tener la fuerza suficiente para cumplir ninguna de esas ideas.

O así era como pensaba hasta el mes pasado.

Estuve lo que quedó de Diciembre y la mitad de Enero metida en un agujero del que nadie podía sacarme, ni siquiera mi papá. Pero caí en la cuenta de que de nada me iba a servir estar tirada como perra envenenada por ahí llorando el amor de alguien que me dejó así que saqué fuerzas que había estado acumulando -porque cabe mencionar que comí como una chancha culiá esas semanas- y empecé a disfrutar mis vacaciones y el tiempo que me quedaba con mi familia.

En todo momento el Ignacio se me hacía presente y obvio, si me gustaba el weon. Pero él tenía que darse cuenta de lo que había hecho. Después de terminar el anduvo feliz de la vida, o así lo vi en sus snaps y facebook.

Nunca me habló, ni siquiera pa preguntarme por la hora, NADA. Así que yo tampoco le hablé.

[...]

— ¡Gabi ordena tus cosas po! — me retó mi mamá. Era la milésima vez que me lo repetía en la semana, la señora andaba más preocupada que yo.

— ¡Espérame!

— Gabi tu te vas mañana ¿Cómo chucha pensai sobrevivir allá sola? Me da miedo hija. Júrame que te vai a cuidar — me abrazó. Chucha, igual estoy siendo un poco egoísta, a mi mami se le va la niñita de la casa.

— Si mamá, vas a ver que ese tiempo va a pasar volando. Y yo te voy a venir a ver, cualquier día voy a entrar por la puerta y todo va a ser como antes ¿Dale? — la abracé bien fuerte y no quería soltarla, me daba miedo.

— Júralo.

— Lo juro.

— Ya, ahora anda a ordenar tus cosas. Mañana temprano va a venir tu papá a desayunar y te va a llevar al aeropuerto — me informó. Mish, ¿Mi mamá haciendo planes con mi papá? Mmm...

[...]

— ¡Gabi! – chillaron las gemelas antes de tirarse encima mío. Ustedes saben que la yetecidad no dudó en hacerse presente y me fui de espalda.

— Melanie, Constanza cuidado con su hermana — les pidió mi papá

— Muy tarde — le dije casi sin aire.

— ¡Soldado caído, mi sargento! — exclamó el Camilo con tono de milico.

— ¡Ayuda! — grité siguiéndole el juego — Ah, hola Rocío — saludé a la mamá de las niñas rápidamente y volvía mi papel de soldado herido — ¡AYUDA!

— ¡Soldado al rescate! — volví a escuchar al Camilo y de repente las niñas ya no estaban encima mío, si no encima del Camilo. ¿En serio somos un fracaso?

— ¡Sargentooo! — gritó el Camilo agonizando — ¡He caído!

— ¿En serio? ¿Dos niñas de cuatro años les ganaron? ¡Qué hice mal! — nos siguió el juego. Las gemelas estaban cagas de risa, más ricas esas cabras.

— ¡Vengan a sentarse!

— ¡Ya rugió la sargento mayor, rápido!

[...]

— ¿Es verdad que te vas? — me preguntó la Mel cuando le estaba dando el último sorbo a mi te.

— Si, pero voy a volver — le contesté rápidamente. Si no, la Coty empezaría con preguntas.

— ¿Vamos a dejar a la Gabi? — sugirió mi hermano. Tss, ¿tanto queris que me vaya?

— ¿¡Dónde están los aviones!? — preguntaron las dos emocionadas.

— Ya ya, vamos — les dije. Subí a buscar mis cosas con el Camilo que me ayudó a bajarlas. Ya en la entrada me despedí de la Rocío que se iba a quedar y nos fuimos.

Una vez allá el Camilo me ayudó a llevar las cosas. Mas lindo mi hermano.
En la entrada estaba el Cristian con su familia esperando y ay no webeen, estaba la tía Verónica con la cabra chica, pero no el Ignacio.

Por un segundo tuve la esperanza de que estuviera ahí.

Me despedí de toda mi familia y también de la tía Verónica po, cómo tan desubica'. Hicimos el chequeo de maletas y toda la wea, pero cuando estábamos a punto pasar por control para subirnos me abrazan por la espalda.

Estaba llorando.

Mi hermano.

— ¿Ca-Camilo? — pregunté confundida. Si lo veía llorar iba a llorar yo también.

— Cuídate caleta ¿Ya? Eris mi hermanita po, y me da pena que te vayai...

— Pero si voy a venir a verlos cada que pueda. Y obvio que voy a venir para tu licenciatura y todo eso — le confirmé para que se quedara más tranquilo.

— Pero no es lo mismo

— Lo sé — admití. Toda mi vida viviendo con este simio y ahora me voy a la chucha, obvio que lo voy a extrañar mas que la mierda. Me giré para abrazarlo como corresponde.

— No llorís po Camilo, yo voy a estar bien. Tu cuídame a los cabros ¿Ya?

— Obvio, los voy a tener al tanto de todo.

— ¡Gabi! — me llamó el Cristian
— ¡Nos tenemos que ir ya!

— Ya anda mejor sera, que tu guardaespaldas se enoja — bromeó. Lo abracé una última vez y me fui con el Cristian.

No tengo idea de que mierda va a ser de mi, y es obvio, tengo miedo. Es un país, idioma e incluso gente nueva y tengo que admitir que lo nuevo siempre me asusta. Espero que no tenga ningún problema con el Cristian o con alguna weona porque por cada diez Sofifis en Chile, en Canadá habían mil.

Creo que lo único que me haría sentir bien en este momento sería estar con el Fabián, la Arlett y la Génesis. Conchetumare los voy a extrañar tanto.

****

WOOOOOOHOOOOOOO
EPÍLOGO READY.

¿Les gustó? Me quedó como el pico skdkd. Toda la info de la secuela la daré después, porque quiero planear muy bien esto.

Bueno chiquillas, esta historia hasta aquí llega -de momento-
Muchas gracias por todo el apoyo que me dieron siempre 💕 y espero que se hayan reído mucho con esto, en serio, gracias. 💙

Cambio y fuera.

-Javivi.

Weona yeta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora