—¿Por qué entrarás a mitad de semestre?
Íbamos caminando uno junto al otro, la escuela seguía desierta. Uno que otro estudiante paseaba por el campus, seguramente para terminar alguna tarea o ir a clases extras.
Siempre me había gustado vivir en la escuela, era maravillosa, como una ciudad sólo para nosotros.—Me acaban de transferir, vivía con mi madre pero quiso que tuviera una mejor educación y me mandó con mi padre.
—¿Por qué escogiste un internado?
—No me llevo muy bien con él, estoy seguro que la verdadera razón era para sacarle más dinero a ese hombre, si yo no me iba con él no creería que la pensión iría destinada a mis estudios.
Era la primera vez que escuchaba a alguien referirse a su padre de ese modo, parecía que no era la única con una familia dramática.
Lo dejé con el director, esperábamos volvernos a ver. Tomando en cuenta que entraría a ultimo año —como yo— no cabía duda que podríamos coincidir por lo menos en una clase.
(...)
—No, preferiría comerme mil arañas a matar a un perro —dijo Michael mientras introducía una papa frita a su boca.
Estábamos sentados en el parque, bajo el viejo roble dónde nos conocimos. Los fines de semana solíamos pasar el rato hablando, viendo películas o simplemente comiendo. Era extraña la ocasión cuando no estábamos juntos, nos conocimos en primer año al coincidir en la mayoría de nuestras clases. Michael era un chico antisocial y daba algo de miedo, nadie se acercaba a él porque les parecía muy extraño. Tan solo teníamos 15 años y decidí acercarme, me parecía agradable, durante una de nuestras conversaciones Mira se incluyó, fue así como nos hicimos amigos.
—¿Cuándo inicia el torneo? —preguntó Mira al mismo tiempo que se levantaba.
—El lunes, iremos a un par de escuelas y quienes califiquen viajarán a la capital para el estatal.
—Seguramente quedarás, como cada año.
—Seguramente, mi propósito este año es ganar el campeonato mixto.
—Para eso necesitas una buena pareja...
Los chicos se despidieron, ya era tarde y ambos tenían un examen importante el lunes. Yo tenía practicar ya que pese a que todos dieran por hecho mi entrada al torneo debía asegurarme de que fuera así.
Mis brazos comenzaban a doler, mis piernas estaban dando un esfuerzo extra y mi uniforme se encontraba empapado. Apenas eran las 20:30 y podía seguir entrenando luego de un pequeño descanso. Saqué mi termo y llené mi garganta de agua tibia, sequé el sudor que se había acumulado en mi cuello y parte de mi rostro.
—¿De nuevo aquí?
Ya sé le había hecho costumbre hablarme, años anteriores sólo lo hacía cuando nos encontrábamos en algún partido pero ese último semestre le había dado por interrumpirme durante mis entrenamientos. Quizá ahora tenía alguna conquista cerca del edificio que está junto a las canchas o simplemente me quisiera molestar más de lo normal. Sea cual fuera la razón comenzaba a irritarme.
Volví a tomar la raqueta y a golpear las pelotas que iban saliendo de la máquina. Odiaba admitirlo, pero cuando Luke estaba cerca mi juego empeoraba un poco, casi como si fuera un amuleto maldito.
—¿Qué forma de entrenar es esa? —siguió— Apóyate en tu rodilla izquierda, así darás un mejor saque. Mueve tu brazo de una forma más delicada, serás más rápida.
—¿Quieres callarte? No me dejas concertarme.
—Oh, disculpa. Por mi culpa perderás contra la máquina.
—... Si quieres entrenar de verdad deberías jugar con alguien y no contra algo.—No te incumbe, vete de aquí.
—De acuerdo, yo seré tu oponente.
—No.
Prefería seguir golpeando las pelotas aunque no me ayudaran en nada a jugar contra él. Detestaba perder, odiaba su rostro cada vez que lograba anotar un punto y repudiaba la forma en cómo jugaba, tan ágil y fuerte. Estúpido idiota.
—¿Tienes miedo de perder? —tomó su mochila y sacó su raqueta. — Vamos, Amanda. Con esa actitud nunca podrás ganarme.
«Ignóralo»
—Ya veo, no quieres jugar contra mí porque sabes que perderías, comprendo.
—Juguemos... —murmuré con evidente enojo.
—Alguien está encendida.
—Cállate.
Luke se posicionó, rebotó la pelota un par de veces. Llevaba su uniforme de tenis, seguramente había venido aquí a entrenar y me encontró. Su mirada estaba llena de confianza, por desgracia me había visto jugar demasiado y sabía cuáles eran mis debilidades, sólo un buen jugador se daría cuenta de eso al ver a otro. Yo conocía algunas de las suyas, pero siempre cambiaban, era como si él las conociera a la perfección y arreglara cada defecto que tenía su juego.
Antes de golpear la pelota lo tomó y me miró fijamente.
—¿Qué te parece si hacemos esto un poco más interesante? —Dijo.
—¿A qué te refieres?
—Apostemos.
—¿Cuanto?
—No hablo de algo tan normal como el dinero. Quiero que apostemos algo un poco más valioso...
—¿como qué?
Luke sonrió, algo en su rostro me decía que no podía ser nada bueno. Su mirada denotaba malicia y su postura lo hacía ver cómo un extraño que te encuentras en la calle y sólo puedes pensar en huir de él.
—Si yo gano, harás todo lo que te pida. Algo así como una esclava.
—¿Qué te hace pensar que aceptaré?
—Bueno, si tú ganas no le diré a nadie sobre tu ex novio, ya sabes, ese que tuviste el año pasado... Tus padres lo conocen, ¿cierto?
Mi corazón se paralizó por un instante, mi piel se erizó y mi cuerpo se tensó totalmente. No, él no podía saber nada, nadie lo sabía. Yo no le dije a nadie, ni siquiera mis mejores amigos sabían lo que había pasado como ese sujeto el año pasado, me había encargado de que nadie nunca se enterara. Creí que cuando él se fue todo se había solucionado, sólo tenía que actuar como normalmente lo hacía, no tenía que preocuparme porque alguien más dijera algo. ¿Cómo podía Luke saber algo? ¿Cómo podía saber que mis padre lo conocían? Y, lo que era peor: ¿qué tanto sabía?
—Mientes, no sabes nada... —dije mientras mi voz se cortaba.
—¿A no? Bueno, para averiguarlo sólo tienes que ganarme. Pero en el dado caso de que pierdas tienes dos opciones: Hacer todo lo que te pida o afrontar al fin las consecuencias de lo que pasó. Ah, y si prefieres no jugar contra mí también lo contaré, elige.
Mordí mi mejilla, y traté de calmarme. Sentía como la rabia que sentía hacia él aumentaba enormemente. Luke era odioso, presumido y egoísta. Jamás pensé que pudiera caer tan bajo.
No podía arriesgarme, tenía que ganarle a como diera lugar.—Saca, Hemmings.
—Excelente, Amanda.

ESTÁS LEYENDO
Tenis... ¿jugamos? » l.h
Fanfic-Te reto, si yo gano tendrás que ponerte ese vestido... -Acepto...