Narrado
Kendall iba por el corredor cuando vio a Bella saliendo de su habitación.
— ¡BELLA! —alzó la voz exageradamente.
— ¿Qué pa-
— ¿Has visto a _____!? —la interrumpió.
— No la he visto, pero Taylor me dijo que la vio en la cafetería en la mañana. —dijo torciendo un poco la boca.— ¿Quieres que vayamos a su habitación?
— Si, vamos. Ahora mismo, cualquier cosa me parece bien. Estoy preocupadísima por ella. ¿Qué hora es? —prenguntó Kendall y ella consultó su reloj.
— Poco más de la una. —dijo con los brazos en jarras.
— Vamos. —emprendió marcha.
* * *
Tocaron la puerta de la habitación de _____, no respondió nadie, pero la puerta se abrió ligeramente. Se quedó tan sorprendida al verlas que no soltó el picaporte.
— Oh, yo... —_____ se encogió de hombros.
Bella y Kendall jadearon y posaron la vista en el cuerpo de _____. Solo llevaba puesta una toalla enrollada y nada más. Tenía los hombros desnudos, y los brazos llenos de pulseras doradas y plateadas. Sus piernas esbeltas terminaban en unos bonitos tobillos, y llevaba la uñas de los pies con esmalte rojo.
«Oh, cielos», pensaron.
_____ aclaró la garganta y ambas sacudieron la cabeza.
— ¿Podemos pasar? —preguntó Kendall. _____ pareció pensarlo un momento pero asintió.— ¿Estás bien?
— Estoy bien.
— No estás enfadad conmigo, ¿verdad? —preguntó Bella.
—No, no estoy enfadada. Lo siento si pensabas que lo estaba.
— ¿Quieres tomar un café con nosotras? —preguntó Kendall.
— Claro, déjenme vestirme. —respondió con una sonrisa.
* * *
Caminaron acompañadas por los molestos flash de las cámaras de los paparazzis hasta una cafetería cercana. Entraron y Bella tomó la carta para ver que pedir mientras _____ y Kendall se deshacían de sus abrigos.
— ¿Qué les pongo? —preguntó un chico alto con la camiseta apretada a los músculos de los brazos.
— Un capuchino, por favor. —dijo Kendall con una dulce sonrisa.
— Que sean dos. —pidió Bella.
— ¿Y a la chica bonita? —miró directamente a _____ cuando terminó de apuntar el pedido de Bella y Kendall. Bella lo miró con los ojos entrecerrados.
— ¿Tienen una solución para mis cuernos? —preguntó sin pensar demasiado.
_____ palideció mientras que el camarero se quedó petrificado ante su entraña pregunta, sin saber muy bien que contestar.
— Lo siento, pero me temo que aquí no tenemos algo así... —respondió cuando se recuperó del mini shock.— Si le puedo ofrecer otra cosa... —le guiñó un ojo.
— Entonces no quiero nada. —lo cortó y el sólo pudo asentir.
— ¿Has hablado con...? ya sabes. —preguntó Bella.
— Me ha llamado, pero no creo querer hablar con ella ahora.
—_____, Lauren no me cae nada bien, pero no seas cruel con ella... —pidió Kendall. _____ soltó una risita ante su petición. Esto rozaba lo cómico.
— Es lo menos que se merece después de haberse tirado a su amiga, ¿no crees?
Ella guardó silencio, sin poder tumbar el argumento de _____ porque sabía que no le faltaba razón.
— Vale, hablemos de otra cosa. —pidió Kendall.
Bella no decía nada, lo único que podía hacer era fijarse en cómo se curvaban los labios de _____ cuando bromeaba con Kendall. En cómo se limpiaba la boca luego de arrebatarle su café y le guiñaba un ojo antes de gastar otra broma. Quería saltar por encima de la mesa y poseer a aquella mujer.
Ya había estado controlándose demasiado tiempo. Se estaba volviendo loca, quería besarla, acariciarla y llevarla a la cama. Quería oírla suspirar después de haber hecho el amor.
No podía dejar de pensar en ello, casi como si se hubiera enamorado de ella. Y esa era la parte irracional. Desde un principio se había convencido que no podía ilusionarse con eso que había pasado con Lauren. A veces se sentía culpable cuando miraba a _____... pero después, sentía un gran deseo de adentrarse en el paraíso que solo _____ podía ofrecer.
El sonido de un teléfono celular trajo un suspiro de resignación de Bella y un «demonios» de _____.
* * *
50 estrellitas para el siguiente capítulo.
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Instagram; Lauren Jauregui y tú
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