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Estoy sentada en la sala del grupo.
Ya van más de 3 meses de inútiles terapias. No veo por que creen que esto debería ayudarme.
Sentarse y escuchar por 120 minutos a gente sentimental con sus estupidos problemas. Solo eso.

-¡Es que no puedo soportarlo! -dice una muchacha al otro lado de la sala -Cada vez que veo una manzana corro de miedo. Es como si me asfixiara. Ese aroma. Es... horroroso.

Que estupida... ¿Quien temería a una mendiga manzana?...
Al parecer ella.

-¿De donde crees que se derive ese miedo Britany?
-¡Oh no! Eso no se lo diré.
-¿Estas segura de saber cuál es la causa?
-Sí. Bueno no. No lo se... En realidad sí -Contesta pálida de miedo.
"A eso me refiero, la gente es irónica, incapaz de poner sus ideas en orden. Si tan solo lo hicieran, muchos no estarían en este lugar".

-Bueno. ¿Qué hay de ti Rubí? - pregunta nuestra líder girando a verme. -¿Cómo va todo?
-Bien. -Contesto indiferente.
-¿Estas segura?
-Así es
-Si es así, supongo, que no hay más que hacer muchachos. Doy por terminada la sección de hoy -Anuncia y todos nos levantamos dirigiéndonos a la salida. -Rubí, regalame un minuto...

Estoy tirada en el suelo de mi habitación.
Ojala pudiera pensar algo...
No puedo idearme nada.
Solo me quedo en blanco, viendo hacia el techo, meditando sobre mi situación.

No estoy loca ¿o sí?
Entonces ¿Qué hago aquí?

Esto es injusto, he pasado varios meses en el hospital psiquiátrico, Y ahora, sin motivo, quieren hecharme a la calle.
No tengo ningún problema en que me saquen de aquí, al contrario.
Si tan solo recordará dónde se supone que vivo.

-Ningún familiar se reportó. -Eso fue lo que me dijó -Nadie a respondido por tu nombre, y las cuentas del hospital no se pagan solas.
Me repitió una y otra vez La Administradora del Hospital de Apoyo Psiquiátrico de Toronto, la señorita Ines.

Es una guerra de emociones. Felicidad por salir de Aquí, Enojo, por que no haigan hecho un esfuerzo mayor para encontrar a un familiar, Tristeza... ¿Qué pasará conmigo? ¿Dónde viviré?
Puedo encontrar algún trabajo, eso es seguro, ya sea de comerciante o costurera, se muy bien las tareas básicas del hogar y también creo recordar algo sobre Criminología o algo por el estilo.

Me levanto y voy a enjuagarme la cara.
Salgo de mi habitación y me dirijo hacia la recepción.

-Disculpe -Le dijo a la señorita. - ¿Tiene algún tipo de información mía?

Voltea a verme, confundida.
-Señorita Rubí Reyes, 24 años, -dice con la vista fija en el computador. - tratamiento con depresión, esquizofrenia y... Ahhh
-¿Ah?
-Demencia.
-¿Como llegue aquí?
-No dice el reporte.
-¿Tiene a algún familiar en alguno de sus documentos?
-No. Al menos no lo hemos encontrado
-¿A quien?
-Según los registros del estado, un hermano, Nicolás Reyes, 27 años.
-Esta muerto... Por eso no pueden encontrarlo -dijo entre dientes
-¿Disculpe? -Pregunta la amable señorita.
-No, nada. Podría decirme si tengo registrada alguna dirección...?
-Pues, la Hacienda las Flores #576...

Al escucharlo un suspiro de alivio y una fresca sensación recorre todo mi cuerpo, de manera que dejo que poner atención a las palabras de la señorita y dejo que esa paz recorra mi cuerpo.
La recuerdo, se donde esta.

Después de la muerte de mi... Madre? O caso ¿Era de mi hermano?
Naa. No lo se.
El punto es que nos mudamos a un pequeño pueblo cerca de aquí.
La vida siempre fue tranquila ahí, Podría llegar con los ojos cerrados, Eh vivido media vida ahí...

-Señorita... -Dice la recepcionista tocandome levemente los hombros
-Ahhh si... ¿Qué?
-¿Necesita algo más?
-No, gracias -digo con una sonriza, estoy apunto de darme media vuelta eh irme, cuando decido ir a la segura. -Este... ¿Podría sacarme una imagen de la dirección que acaba de darme?
-Claro -Dice entre una sonriza... Claro, a cualquiera se le haría divertido que alguien no recordara su propia casa. Solo quiero estar segura que las cosas no han cambiado, que tiene el mismo aspecto que recuerdo.

-Eh, lo siento, ¿Puede repetirme la dirección?
-Hacienda de las Flores #576 -Contestó frunciendo en ceño. Algo no esta bien...
-Al parecer hubo un error en el sistema...
-¿Qué tipo de error?
-Lo lamento. No puedo estar segura -Dijo aunque su rostro no expresaba lo mismo.
-Pero oiga...
-No puedo hacer más.
-¡Claro que puede! -mis gritos se escuchan en toda la sala
-¡Por supuesto que no!
-¿¡Qué intenta ocultar!?

Palidese, se da cuenta que lo se, que estoy convencida que miente...
-En verdad lo siento, -Dice suaventemente -Hace un par de años, la finca fue demolida.

Diario de una DementeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora