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Un gotear en mis manos me hace reaccionar.

Estoy conectada a una extraña máquina, tengo una máscara de oxígeno y un tipo de expandidor en una de las piernas. Un circulo de metal en medio de mi rodilla se conecta a mis huesos a través de unos largos tubos de metal. Dolor. Dolor es lo que siento.

¿¡Que hace él aquí!? –pienso al reconocerlo. Muchacho, alto, cabello castaño, ojos oscuros... esa silueta en la que depositaba mi última esperanza.

Es sorprendente como pude olvidar el rostro de mi propia madre, pero el de él seguía fresco en mi mente.

Presiona mi mano con demasiada fuerza mientras sus lágrimas caen sobre ella. Siento mis dedos fríos y el cien por ciento de mi cuerpo me duele. Escucho como inconscientemente dejo escapar un bufido, Filomeno, al captarlo voltea conmocionado.

-¿¡Rubí!? –Lo escucho decir en forma de susurro aunque con mucha energía. De manera automática se dirige hacia mí con los brazos extendidos y me da un fuerte abrazo. Siento como me presiona con fuerza hacia él mientras esconde su cara en mi cabello. Debo admitir que me ha tomado por sorpresa, y que es muy grata la acción... pero, de alguna manera  siento como si el aire se volviera pesado, y el hecho que me acerque tanto hacia él es tanto incomodo como claustrofóbico. Después de todo estoy sin sostén, y el hecho que me presione con tanta fuerza me hace sentir apachurrados los pulmones. El oxígeno entra con dificultad atreves de mí y ni siquiera con la máscara soy capaz de respirar del todo bien.

Dejo escapar un quejido asfixiado, de nuevo se da cuenta y voltea a ver. No sé qué haya visto, pero se le sube el color a la cara y me suelta... pasamos un buen rato en silencio hasta que habla
-Lo siento..., y ..., Grcc, gracias. 

 -¿Gracias? –Pregunto sorprendida con poca voz 

 -Si... -El silencio reina de nuevo por un rato... -¡Eres una idiota!

 -¿Disculpa? –Pregunto indignada. No esperaba que empezara a insultarme tan rápido, después de todo estoy moribunda, se supone que a los heridos se le trata con un poco de más respeto ¿No?

 -¿¡Por qué lo hiciste!? 

 -¿El qué?

 -¿Acaso no recuerdas nada? 

 -¿Sobre qué? 

 -Ah! ¡Demonios!-Contesta claramente desesperado mientras se avienta hacia atrás en su silla –Ahora sigo en deuda como siempre... ¡pero lo peor de todo es que ni si quiera lo recuerdas!

¿Siempre? ¿Deuda? ¿Con quién?

-¿Qué paso? –Preguntó, aunque en realidad me aterra conocer la respuesta. 

 -... Hace algunas semanas vine a Guadalajara, aunque tuve que salir de urgencia nuevamente a Monterrey, estando allá me marcaron de una empresa en la cual había hecho trámites para pedir su apoyo en la creación de uno de mis proyectos... No tenía quien me apoyara a entregar los documentos correspondientes así que como último recurso recurrí a ti... esperaba que no lo hicieras pero aun así, después de todo lo que hiciste por mí y la manera en la que te trate me apoyaste... Nos quedamos de ver en la secundaria donde estudiamos para que me entregaras los papeles de la empresa... –Contestó mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas 

Sigo perdida... comprendo tal vez porque el perdón, pero ¿De qué está hablando? ¿Nos vimos? ¿Proyecto? ¿Secundaria? ¿¡Cuándo!?...

-¿Qué me paso? –Repito poniendo mucho énfasis en mis palabras 

 -Cuando regresaba, crucé la calle y de alguna manera un carro al tomar la esquina... No estoy muy seguro de como sucedió... El sonido de un claxon, un aventón y caer al suelo es lo que se... Según los testigos me empujaste para salvarme la vida. El vehículo no alcanzo a frenar y se estrelló en un muro. Quedaste prensada entre la pared y el auto... Es...pñ un milagro que hayas sobrevivido.

Creo que recuerdo vagamente eso...

Él cruzo la calle para dirigirse a su casa, de la nada un carro apareció, la velocidad entre la distancia menos el tiempo que Filomeno llegaría a la banqueta. No lo lograría. Una parte de mi recordaba la lentitud de sus reacciones. Mis reflejos, con ayuda de mi impulso y velocidad... Tal vez, solo tal vez, podría evitar tener que asistir a su velorio.

Un salto, impulso, logre lanzarlo... El carro arrasó con mi persona, perdió el control y se estrelló. Lo último que recuerdo es mi cabeza contra el cofre.

Empiezo a pensar preguntarle sobre como esta, de que proyecto habla, que es lo que sabe de mi... cualquier cosa que llene el vacío de mi pasado, cuando veo como extrañamente hay un cuchillo a los pies de mi cama. Supongo que la señorita que trae la comida lo ha dejado por error cuando veo a mi hermano.

Esta apoyado contra la pared, justo enfrente de mí, tiene un pie doblado de manera que piza la blanca pintura. Trae el libro en sus manos. O más bien debería decir cuaderno... Escribe algo ágilmente en una hoja de este antes de estirar el brazo hacia mí y al abrir la mano dejar caer el lápiz al suelo.

¿Qué? ¿Por qué hace eso?

En modo de respuesta toma el cuaderno con una mano y lo gira para que pueda ver lo que Escribió.

Entonces se me tomen los pelos de punta.

6 LETRAS, UNA PALABRA, UNA ORDEN...

Volteo y miro el cuchillo y ahora todo cobra un poco de sentido.

Escrito a lápiz se percibía una simple palabra que implicaba muchas cosas...

-Mátalo 

Diario de una DementeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora