6. Vida social

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Querido diario:
Me he levantado como siempre y me he arreglado para ir al instituto. Me he puesto unos leggins y un jersey holgado. Miro hacia mi derecha donde ahí yace el bote de somníferos que sostuve en mis manos durante aproximadamente una hora. Bajo a la cocina y mi madre estaba sentada en la mesa, mirando el periódico de por la mañana, levanta su mirada hacia la mía y de su boca sale un buenos días. Cojo una manzana y salgo de casa para seguir mi camino hacia la cárcel matutina. Al llegar todo el mundo me mira con una sonrisa en la cara y otros con un gesto de ¿pena?, realmente no puedo descifrar lo que sus miradas ocultan. Me dirijo al baño para mirarme al espejo y ver que todo estaba correctamente, cuando unas chicas que entran al baño sueltan un; pobre chica, encima que va a una fiesta, la tiran cerveza encima y la empujan, le graban un vídeo. Ahora caigo en la cuenta de porque todo el mundo me miraba con esa mirada indescifrable y esas sonrisas en su rostro. Soy el hazme reír del colegio. Salgo apresuradamente del baño, dejando a las chicas fuera de sí, ya que ni siquiera se habían dado cuenta de que estaba ahí escuchándolas. Corro hacia la salida del instituto y decido no ir hoy a clase, hasta que el tema quede un poco disperso. Me quedo en un banco, lo mas lejos posible que puedo de la cárcel. Algunas lagrimas mojan mis mejillas, como es de costumbre abrazo mis piernas y escondo mi cabeza entre ellas. Siento una presencia sentarse a mi derecha, cuando levanto la vista, me sorprendo al ver a Edward sentado a mi lado mirandome fijamente con preocupación.
-¿Siempre voy a encontrarte en las peores condiciones?
-Pues parece que se va a hacer costumbre- le respondo sorbiendo las lágrimas y dándole un atisbo de sonrisa para que no se preocupara.
-Vaya... Pues no estaría tan mal- me responde con otra sonrisa- ¿que te ha pasado Rain?
-Nada fuera de lo normal Ed, realmente no me apetece hablar sobre ello.
-Vale, respeto tu decisión, pero, ¿te apetece tomar un café?
-Claro, estaría bien.
Caminamos durante 30 minutos hasta encontrar el café mas cercano. La camarera me miro y luego miro a Ed, y vino a atendernos. Me pedí un café con leche y Ed prefirió no tomar nada, solo dijo que la que mas lo necesitaba era yo. Estuvimos durante un largo tiempo hablando de cosas divertidas, la verdad hizo que mis problemas se disiparan en un momento. Llego a mi mente el recuerdo de llamar a Lili, para saber donde se encontraba el día de la fiesta. Miré mi reloj y le dije a Ed que tenia que irme ya o si no mi madre se preocuparía. Insistió en acompañarme a lo que yo me negué rotundamente, ya que no quería que mi madre me viese con un chico y comenzara con su ataque de preguntas. Llegué a casa y había una nota pegada a la nevera diciendo que la comida estaba dentro del microondas. Miré que hizo mi madre y había un revuelto de setas con un filete. Decidí no comer así no tendría que vomitarlo luego. Subí a mi habitación y me puse a leer durante horas, hasta que se hizo de noche. Mi madre apareció por la puerta empapada de agua y con una bolsa en la mano. La saludé y esta me dio la bolsa para que la tomase;
-Cortesía de tu madre, espero que te guste.- sonríe y sale de la habitación.
Abro el paquete y veo que es un pantalón de la talla 34 negro con roturas en las rodillas y un jersey gris que deja ver los hombros por fuera. Me pongo la ropa y no me gusta como me veo, el pantalón es demasiado ajustado y hace que se me vea la grasa de las piernas, el jersey es demasiado corto y no me tapa los muslos. No puedo decirle a mi madre que me desagrada porque obviamente es un regalo que me ha echo y sería muy egoísta decir que no me gusta. Voy a su habitación y le agradezco lo que me ha comprado, la verdad no es feo, pero no me sienta bien. Cuando vuelvo a mi habitación recuerdo que debo llamar a Lili y eso hago. Salta el contestador varias veces, la verdad me preocupo porque no se que le pasa, llevo sin verla varios días y nadie ha preguntado por ella. A la quinta llamada me coge el teléfono y me dice que no puede hablar ahora mismo y me cuelga. Añado a Edward a mi teléfono y le envío un mensaje. A los pocos segundos este me responde con una carita sonriente. La verdad es que Edward parece un buen tipo. 

Como ser una princesa- Nerea GarcíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora