año nuevo, vida nueva

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31-12-2014

Hoy ya es año nuevo, la anterior semana nos dieron por fin las vacaciones de invierno. Hace un frío que congela los vasos sanguíneos, pero igualmente, se puede vivir. Esta ultima semana no ha sido muy interesante, lo único que he hecho mas o menos relevante es salir con Lili a el centro comercial a dar una vuelta, realmente parece maja, pero el desconcierto de... y, ¿si me falla?, esta hay provocando que no me fíe aun de ella, aunque ella ya me haya contado todo, o casi todo, sobre su vida. 

-Mira, ¿te gusta?- dijo señalando un vestido azul turquesa- pegaría con tus zapatos- bajó la cabeza hasta ellos y un atisbo de sonrisa amenazó con salir- ¿no te cansas de llevar siempre los mismos zapatos?.

-Realmente, hacen daño pero son bonitos- mire hacia el vestido que esta me había enseñado- no me gusta... es demasiado bonito para ponérmelo yo, y además hace frío para llevar tanto escote aun.

-No es demasiado bonito, porque el vestido te iguala, no se porque no te das cuenta- dejo el vestido en el perchero y continuó caminando hacia delante por aquella enorme tienda. 

No se siquiera que pensar, a lo mejor lo dice porque le caigo bien, pero no lo se. En cambio yo, por mucho que Lili me diga, sigo siendo la misma chica asustada y acomplejada, pero parece que a la demás gente parece seguir sin importarle una mierda lo que yo haga. Se que hay gente siendo embargada, se que hay gente la cuál es maltratada por sus seres queridos y mucha gente no tiene nada que llevarse a la boca para calmar el hambre. Pero cada uno tiene sus problemas, a veces las personas, hacemos una montaña de un grano de arena, restando importancia a los problemas de los demás y solo centrándonos en los nuestros. Creyendo que los nuestros son mas prioritarios, pero bueno, como ya escribí en mi anterior página en el diario, somos avaros a la vez que inconformistas, así que tampoco deberíamos darle demasiada importancia a lo que realizan las personas a nuestro alrededor y aprender a centrarnos en lo que hacemos nosotros, porque todo en esta vida tiene consecuencia, por muy mala o buena que sea.

-Princesa! Baja a cenar- me grita mi madre desde abajo,  yo realmente no se porque aún sigue llamándome princesa, si realmente soy todo lo contrario. Mi madre, nunca ha sido una mala madre, pero siempre ha sido demasiado ingenua y se cree todo lo que le digo. Sin embargo mi padre... no le conozco, no le conozco porque me abandono a mi y a mi madre cuando tenía meses de vida. Nunca ha tenido intención en conocerme y sinceramente,  yo a el tampoco. Bajo a cenar y me miro en el espejo y me echo un poco de maquillaje, por último me pongo los míticos zapatos, y bajo a la cocina. 

-Mama, que hay para cenar?- digo mirando todos aquellos adornos que estaban puestos alrededor del salón- huele bien.

-Pavo asado, y creo que vendrá tu tía. Siéntate en la mesa a esperar.- Dijo mientras traía varios platos en la mano.

cogí mi diario y continué escribiendo.

Mañana ya es 2015, y como se suele decir, año nuevo, vida nueva. Por fin pienso desplegar mis alas, y no ser ese pájaro enjaulado, y siendo dado de comer siempre por las mismas personas. Quiero dejar de contaminar mi mente, ser otra persona, dejar de llevar siempre estos mismos zapatos que hacen una herida la cual nunca se cura por la continuidad de estos. Quiero ser yo misma, y quiero gustarle a la gente... pero aún no creo que pueda ser capaz, es muy difícil ser uno mismo cuando ya te has adaptado a ser otra persona. Recuerdo que cuando era pequeña, en las noches de año nuevo me quedaba sentada en la ventana de mi cuarto, mirando atentamente a las estrellas. Yo quería ser una, todas tan iguales pero a la vez tan perfectas, marcaban la diferencia en el cielo.  

De repente el sonido del timbre me saca de mis pensamientos, dejo el diario encima de la mesa y corro a abrir a mi tía.

-Hola princesa, cuanto tiempo- dice mirándome de arriba a abajo, mi tía es una mujer joven de 34 años, es la joven de las hermanas de mi madre. Siempre ha sido un buen ejemplo a seguir, delgada, guapa y muy cuidadosa en todo lo que hace. Mientras que mi madre acababa de estudiar bellas artes, ella comenzó a estudiar enfermería con una beca que le fue apropiada gracias a sus buenas notas. 

-Hola tía- dije apartándome de la puerta para que pudiese pasar adentro de casa, y seguidamente le abracé.

-Por fin es año nuevo, año nuevo, vida nueva como se suele decir- me mira con una sonrisa, a la que yo respondo con otra.

-Sí, año nuevo vida nueva, o eso espero.

Como ser una princesa- Nerea GarcíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora