Verle mal, saber que no puedo hacer nada por él porque ya no formo parte de su día a día. Soy alguien más en el mundo, invisible para él ya. No soporto mantener las distancias, no poder darle un abrazo y prometerle que todo irá bien, como hacía él... Aún recuerdo lo grande que me hacía sentir a su lado, me abrazaba, me secaba las lágrimas y me decía que él siempre estaría ahí, para mi. Pensar que llegará a sentir por alguien lo mismo que un día sintió por mi, que yo ya soy pasado, que alguien llegará y borrará mi recuerdo, eso me mata. Cada segundo que pasa, sé que desaparece todo aún más. Un reloj, al que le caen los últimos granos de arena. Antes, queríamos parar el tiempo, ahora ya va en nuestra contra. En cualquier momento se acabará y quedaran tan lejos aquellos días a su lado que lo olvidara todo. Pero he llegado a un punto en que quiero que sea feliz, por muy lejos que este de mi y por mucho daño que me haya hecho, le deseo lo mejor. Ha sido la persona más importante de mi vida, y puedo decirlo con certeza, no son solo palabras. Y solo por eso, soy capaz de renunciar a todo, de renunciar a él.