Capítulo 13

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<<BaekHyun>>

BaekHyun suspiró después de colgar el teléfono. Dejó que su cuerpo se relajara sobre el sillón, la cabeza hacia atrás, los brazos y las piernas estirados. Sí, se sentía mejor después de cancelar sus planes con SunHee. Tengo que hacer un pequeño viaje de negocios, lo siento, había dicho. La muchacha se creyó la excusa. Aunque, por alguna razón, su voz, siempre dulce, sonaba diferente en el teléfono. BaekHyun presintió que algo andaba mal desde su último encuentro. Su prometida actuaba extraño, quizás eran los nervios por la boda.

La boda, la boda... Su cuerpo se tensó de nuevo. A pesar de que había decidido seguir adelante con la charada, la culpa seguía persiguiéndolo. Todavía no alcanzaba los niveles de cinismo de ChanYeol, todavía le pesaba engañar y lastimar. Algo comenzó a presionar su pecho, así que decidió ir preparar un poco de café. Aquella bebida caliente siempre lo ayudaba a relajarse.

Mientras esperaba a que la máquina terminara su labor, sacó el teléfono celular de su bolsillo. Miró una y otra vez las fotos que ChanYeol le había enviado el día anterior, luego leyó el críptico mensaje que había mandado aquella mañana.

[☼] Limpia tu agenda. El sábado serás todo mío.

BaekHyun sonrió. Por más mensajes que mandara, preguntando a dónde irían o cuáles serías sus actividades, ChanYeol se rehusaba a contestar.

Aquella noche, no pudo dormir. Estaba demasiado entusiasmado, se sentía como un muchacho de colegio ansioso por ver a la chica de sus sueños, sólo que en este caso era un chico. Cada vez que pensaba en ChanYeol, todo lo demás desaparecía, y era eso lo que lo impulsaba a seguir. Su amante iría a recogerlo a las ocho de la mañana en punto, seguramente lo encontraría con los ojos hinchados por la falta de sueño. BaekHyun dio vueltas en la cama hasta las tres de la mañana, cuando su corazón dejó de latir acelerado y su cerebro dejó de recrear todos los dulces encuentros que había tenido con ChanYeol.

El insistente sonido del timbre, lo despertó. BaekHyun abrió los ojos y miró el reloj digital que descansaba sobre su mesita de noche. Eran las ocho menos diez minutos. Su corazón se aceleró de nuevo. Salió de la cama de un salto.

—¡Ya voy! —gritó hacia la puerta, detrás de la cual, se encontraba un ChanYeol desesperado.

BaekHyun corrió a lavarse la cara y los dientes. Se puso unos jeans, una camisa azul y una chaqueta; tomó la pequeña maleta que había arreglado la tarde anterior y abrió.

—¿Por qué tardaste tanto? Me preocupé —preguntó ChanYeol, repentinamente enternecido por el look desarreglado de BaekHyun. Llevaba el cabello alborotado y las mejillas rojas a causa de la prisa. Tomó su rostro entre sus manos y besó sus labios con dulzura—. ¿Estás bien?

—Sí —BaekHyun se sonrojó aún más y sonrió.

—Bien, entonces es hora de irnos —ChanYeol tomó su mano y tomó la pequeña maleta. 


En la calle, BaekHyun se quedó inmóvil frente al auto de su amigo por un minuto. Ver las dos bicicletas que llevaba en la parte trasera del vehículo, era una agradable sorpresa.

—¿Te gusta? —le preguntó ChanYeol, mientras ponía la pequeña maleta junto a la suya en el asiento trasero—. Como en los viejos tiempos.

—Sí... es una gran idea. No me lo esperaba. ¿Por fin me dirás a dónde iremos? —BaekHyun se acercó a las bicicletas y las tocó suavemente. Los recuerdos llegaron a él como olas en el mar. Sonrió.

—Es una sorpresa. Sube —ChanYeol abrió la puerta para él.

Una vez dentro del auto, el muchacho cubrió los ojos de su amante con una pañoleta negra.

—¡Oh! Esto será una sorpresa de verdad —exclamó BaekHyun, dejando que ChanYeol cumpliera con su tarea.

—Así es... Ahora, sólo relájate.

Ver a BaekHyun con los ojos cubiertos, con la cabeza sobre el respaldo del asiento, completamente indefenso, provocó un impulso en ChanYeol. Sin importarle quién pudiera ver aquella escena, se inclinó sobre su amigo y lo besó. BaekHyun respondió al beso sin intentar defenderse siquiera.

—No puedo esperar a llegar para tenerte en mis brazos —susurró ChanYeol al despegarse de sus labios, muy cerca de él.

—Entonces, deja de perder el tiempo besándome y comienza a manejar —lo reprendió BaekHyun, mordiéndose el labio inferior, para ocultar una sonrisa tímida.

Fue un viaje corto, una hora quizá, BaekHyun no estaba seguro. Intentó contar las canciones que pasaron en la radio, pero ChanYeol cantaba a todo pulmón y lo distrajo más de una vez. No podía parar de reír a causa de las notas exageradamente altas que alcanzaba.

—Llegamos —avisó el conductor, mientras el auto se detenía.

El sonido de pequeñas piedras siendo aplastadas por las llantas, le avisó a BaekHyun que, tal vez, estaban algo alejados de la civilización. ChanYeol bajó del auto y corrió para abrirle la puerta a su amigo.

—No te la quites todavía —pidió, refiriéndose a la pañoleta que BaekHyun tocaba con la punta de sus dedos.

—¿Dónde estamos? —preguntó nervioso el más bajo.

Pero, la única respuesta que obtuvo, fue otro beso de ChanYeol. Por un momento, se dejaron llevar. BaekHyun confiaba ciegamente en él, sabía que no expondría su relación al mundo, así que ese beso apasionado le confirmó que estaban en algún lugar solitario. Sus labios se fundieron en un dulce calor, mientras los brazos de ChanYeol lo rodeaban. El aire se sentía fresco sobre la piel, pero era la lengua de su amigo, lo que provocaba escalofríos en su espalda.

—Si seguimos así... nunca me darás mi sorpresa —bromeó BaekHyun, empujando suavemente a ChanYeol.

—Tienes razón... —respondió el más alto, besando la punta de su nariz.

ChanYeol deshizo el abrazo y deslizó su mano para tomar la de BaekHyun. Dieron unos pasos lejos del auto.

—Bien. Quizá no sea la mejor sorpresa de todas, pero pensé que te gustaría recordar. Para mí, esos momentos que pasamos juntos mientras crecíamos, han sido los más felices de mi vida —ChanYeol se paró detrás de su amigo y le quitó la pañoleta.

Por un momento, BaekHyun no podría creer lo que veía. Era la misma carretera solitaria que solían recorrer en bicicleta unos años atrás. Una brillante sonrisa se dibujó en su rostro.

—¡Me encanta! —exclamó. Tomó la mano de ChanYeol otra vez—. Gracias... Aquellos días, también fueron los más felices para mí.

El pelirrojo se sintió orgulloso. La alegría en el rostro del presidente, era sincera. Sin decir más, ChanYeol besó su mano y se dispuso a bajar las bicicletas.

El mundo desaparecía a sus espaldas mientras pedaleaban. Recorrían la familiar carretera sin prisa, bromeando, riendo. Era como si el tiempo hubiera retrocedido mágicamente. Eran de nuevo los dos mejores amigos que pasaban todo el tiempo juntos. La única diferencia, era el inmenso amor que palpitaba dentro de ellos. ChanYeol se veía muy guapo, la felicidad lo hacía brillar de alguna forma. No existían SunMi ni SunHee, todas las tragedias de su vida se borraron de repente. Sólo el maravilloso BaekHyun, quien pedaleaba junto a él, permanecía en ese pequeño rincón del mundo, en ese momento increíble que parecía no tener fin. BaekHyun no había sonreído así en mucho tiempo. Las obligaciones y las culpas se silenciaron en su cabeza, sólo la hermosa mirada de ChanYeol se mantenía viva en sus pensamientos.

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