Nathaniel

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Su rostro está ruborizado. Él teme que éste se vea tan rojo como sus cabellos. Pero bueno, ésta vez haría perfecto el honor de su sobrenombre; "Tomatito".

Comenzó con un apodo de cariño, pero ahora hasta sus primos lo han adoptado al llamarlo así.

Tomatito.

Sus manos temblorosas sostienen una caja envuelta en papeles lustrosos. Un regalo. Se acomoda la bufanda como puede, y avanza.

No sabe si esto sea suficiente. Bah, ¿a quién engaña? Prácticamente nada es suficiente para aquella chica que últimamente le ha estado robando gran parte de su tiempo.

No es que sea raro, pero se había dedicado en los días anteriores a observarla con detenimiento. Todos sus movimientos, sus expresiones y sus palabras ya estaban perfectamente estudiados por el pelirrojo.

Incluso se había atrevido a espiarla un poco.

Pero un poco más de lo estimado.

Eso no es característico de Nathaniel (no tanto) pero simplemente, ella saca ese lado de él.

No importa, se siente bien el saber uno de los secretos que esa mujer esconde fervientemente. Nathaniel tiene unas ganas irremediables de saberlos todos, porque Chloe se ha hecho su obsesión.

Tenebroso ¿verdad?

Pero como dije, ella saca un lado muy extraño de él.

Nathaniel a duras penas puede mover sus piernas sin que éstas se doblen. Está muy nervioso. Total, que nunca había entablado conversación con la rubia que no fuese de enojo o rencor no es nada nuevo.

El edificio está cada vez más cerca, y a Tomatito se le acelera el corazón.

Va a ver a Chloe, sin importar el método.

Se siente desfallecer.


Navidad En París [Sin editar].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora