10. Redención

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No fue necesario emprender una búsqueda por Jonia o más allá, Zed conocía su destino. El Templo de las Sombras, ahí inició todo y ahí le daría fin a su conflicto pero a la vez estaba consciente del peligro que iba a afrontar. Aunque no fuera mucha la diferencia él planeaba llegar al templo bajo las mejores condiciones físicas y mentales remontando a las enseñanzas de el maestro Kusho, odiando el tener que posponer lo inevitable, el joven se encaminó a la vuelta de un lugar que hubiera querido dejar atrás y en el olvido...

- ¿Por qué estás aquí? -

Lee sin, quien a pesar de su ceguera mostraba un temple firme, esperaba al líder del Clan de las Sombras desde el final de la subida de las escaleras que daban con la entrada del Monasterio Shojin. Zed se atrevería a decir que no le agradaba la inesperada visita y no era para menos, fue mera coincidencia el Monje Ciego lo encontrara apenas terminaba de subir el último escalón.

- Quiero cambiar. -Lee Sin levanta una ceja- Acabé de cruzar toda la ciudad y todos, absolutamente todos, se alejaron de mí porque suponen que los voy a matar. -

- Zed, soy ciego. -Interpuso su palabra escuchando un resoplido de queja- Pero reconozco a un mentiroso con tan sólo escuchar unas cuentas palabras y créeme, no me estás contando la verdad. -

Bien, la excusa mal inventada fue todo un fracaso. No le dio más vueltas al asunto, si estaba en ese lugar es porque buscaba algo muy especial.

- Vengo a redimir mis acciones. -Confesó cambiando por completo la expresión del monje- Y si me aceptas en el monasterio te contaré todo. -

- Andando. -No dudó en hacerse a un lado e invitarlo a cruzar las enormes puertas de madera- No es necesario preguntar, con que vengas a este lugar es suficiente prueba para creer tus palabras. Tomemos un té mientras escuchó tu historia, compañero. -

Mientras uno empezaba su relato, sin el menor descuido de detalle, el otro lo orientó puertas adentro del monasterio. No era nada diferente a lo que es el Templo de las Sombras o Kinkou, la diferencia estaba en la disciplina que practicaban los que allí vivían. Todos eran monjes que entrenaban arduamente en diferentes tipos de entrenamientos físicos, otros meditaban en extrañas poses y los últimos leían extensos pergaminos en cualquier lugar del amplio jardín.

Ya en una de las múltiples salas, repartidas en todo el sitio, los disfrutaban de un sabroso té de hierbas que preparó uno de los discípulos de Lee Sin. Los dos estaban de frente a un campo de césped que a Zed le recordaba el sitio donde vio por última vez a Kaoda.

- Así que has iniciado un romance con la Soberana... ¿Syndra? -

- ¿De verdad? -Gira su cabeza unos grados para ver al contrario tomando relajadamente de su bebida- De todo lo que conté, ¿esa es tu duda? -

La primera risa del día vino de parte del ciego quien puso su vaso sobre una mesa a un lado suyo. Algo veía de gracioso en Zed para que terminara en todo ese rollo.

- No, lo que dices lo tomo con la importancia que merece pero acéptalo, problemas los tenemos a diario. ¿Romance? No muy a menudo. -

- Bah, para esa conclusión hubiera omitido. -Imitando al contrario, deja el vaso ya vacío sobre la mesa y se dedica a ver el paisaje- Entonces, ¿si me aceptarán en el monasterio? -

- No, no lo permitiré. Aún no. -Se adelantó sabiendo que Zed iba a reprochar- Estás haciendo las cosas al revés. -

Molesto se puso de pie en un fuerte salto. No lo entendía, hizo todo un recorrido realmente largo que ahora tachaba de absurdo por la respuesta recibida.

- Aunque no parezca, no estoy de humor para aguantar cualquier juego de palabras que se te ocurra, monje. -Sentenció- Necesito volver a la Fortaleza Celestial. -

Recuerdos Entre Las Sombras  [League Of Legends. Zed X Syndra]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora