Tre.

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LuHan sentía como su cabeza estaba a punto de explotar, más no así su estómago. De hecho, su cuerpo estaba demasiado cómodo en aquella posición, tanto que no quería moverse.

Enterró su cabeza en la almohada e inhaló profundamente. El perfume de SeHun le había inundado los sentidos otra vez, como le pasaba de manera frecuente en sus sueños.

—¿Por qué sigo percibiendo el olor de SeHun después de tantos años? —se preguntó a sí mismo en voz alta, sintiendo como su garganta dolía por el esfuerzo.

—¿Eso piensas? —murmuró una voz gruesa.

Y entonces LuHan abrió los ojos, ahora dándose cuenta que su cabeza estaba apoyada sobre el pecho desnudo de un hombre y su mano izquierda abrazaba firmemente la cintura de este. Sus ojos se agrandaron al instante y quiso negarse a sí mismo lo que estaba pasando; seguir imaginando que todo era un sueño y perderse en su mundo de fantasías.

—No puede ser... —susurró con un hilo de voz, cerrando sus ojos fuertemente.

—Mírame, LuHan. —rogó el otro con anhelo.

El castaño se dejó llevar y elevó su rostro, topándose con los profundos ojos de SeHun. Esa era la imagen más hermosa que no había visto en años y quería tatuársela en el alma para llevarla siempre consigo, donde quiera que fuera. Pero su cabeza tenía que devolverlo a la realidad.

—Esto no está bien. —afirmó e intentó levantarse.

—No lo hagas... —susurró el pelinegro, logrando que se detuviera. —Déjame sostenerte así unos minutos más. —pidió y LuHan no era nadie para negarle algo que también deseaba. SeHun lo envolvió con sus brazos y le besó la cien castamente mientras tomaba el dorso de su mano y la apretaba entre la suya. —Podría pasarme la vida entera abrazándote... —susurró.

—No creo que quieras desperdiciar lo que te resta en el mundo haciendo eso. —contestó LuHan, sintiendo como sus ojos empezaban a humedecerse.

El pelinegro sintió el dolor golpear en su pecho al escuchar esas palabras pero esta vez ya lo había decidido y no pensaba guardar silencio ni un segundo más.

Rápidamente deshizo el abrazo y giró su cuerpo sobre el de LuHan, observando el líquido cristalino que deseaba salir de las preciosas orbes.

—Me encantaría desperdiciar lo que me queda de vida abrazándote. —dijo, uniendo sus frentes. —Besándote. —susurró, clavando sus ojos en los de LuHan. —Haciéndote el amor. —finalizó, rozando sus labios.

El corazón de LuHan latía con fuerza dentro de su pecho y no tenía que preguntarse el porqué; simplemente lo sabía.

Sus palabras se habían quedado atoradas en su garganta, mientras observaba como SeHun pasaba la vista de sus ojos a sus labios y es que él también quería besarlo, pero los recuerdos desastrosos le obligaban a resistirse.

—¿Por qué estás haciendo esto? —susurró.

—Porque necesito que me escuches.

—¿Por qué ahora y no antes? —cuestionó, frunciendo el ceño.

—Porque ahora soy libre y puedo hacerte feliz. —contestó.

Dietro La MascheraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora