01. Sky

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—¡Ahí no, idiota! —grité a Keyla, quien estaba poniendo las cosas en el lugar incorrecto.

—Ay, o sea. ¡Mi pelo, idiota! —estalló en risas. Sí, ya lo he confirmado, se volvió loca.

Mi mejor amiga está loca, al igual que yo.

—Te voy a romper el micrófono en la cabeza —dije entre risas mientras Keyla reía.

—Hablo en serio, si pones eso en mi cabello te mato —reí.

Vi que tenía el tazón lleno de tinte en mi mano. No me di cuenta que lo estaba acercando a su cabello.

—Rápido, tenemos que terminar esto —reí levemente, cansada de tanto reír —. Hay que terminar antes de que Clary y su mamá despierten —advertí.

—Sí, tienes razón —dijo aún riendo—. ¿Dónde me dijiste que tenía que poner el tazón? —preguntó por milésima vez.

—Ponlo un poco más a la derecha... no, a la izquierda —indiqué —. Sí, átalo al cable transparente, ahí está perfecto.

Keyla estaba dentro de la bañera mientras yo estaba subida en el inodoro, a punto de resbalarme y romperme el hocico.

— ¿Qué color de tinte pusiste?

—Café rojizo —contesté y seguido, hice una mueca.

Claramente me habría gustado poner un color más... Extravagante. Pero en el instituto no la dejarían entrar. Lo cual es estúpido, ni que el tinte le afectara el cerebro.

A Clary ya se le quemaron las neuronas, ¡de nada sirve ya!

—Ah, ¿sí sabes que su cabello es café y no le pegará el tinte, no? —recalcó.

—Sí, lo sé. No estoy ciega —reí —. Pero se verá cuando se refleje la luz en el.

—Eso no servirá.

Bufé.

—Cállate, más bien nos estamos arriesgando —reí —. Nos va a pegar un chingadazo.

Keyla rió. —Muy bien, ya está —sonrió a lo que acabábamos de hacer.

¿Qué hacíamos? La pregunta del millón.

Bueno, eran las 2:36 de la mañana cuando se me ocurrió una idea. ¡Teñirle el cabello a Clary!

La verdad no sé por qué, no nos ha hecho nada. Pero nos pareció una buena idea hacer una pequeñísima... minúscula broma.

Fui a casa de Keyla, le conté mi plan y ella aceptó. Llegamos a las 3:30 de la mañana a su casa para preparar todo. Le pedí a Keyla que trajera algunas cosas como un tazón, para mezclar el tinte. El "cable invisible" lo tenía yo.

Lo había conseguido en un bazar, o en una tienda china, probablemente fue en la tienda china, los chinos siempre tienen todo.

Bueno, lo vi y pensé: "Ah, ¿por qué no?

He ahí la razón por la cual el dinero nunca me alcanza y siempre me quedo pobre... En fin.

Me fui en pijama a la casa de Clary con Keyla. Era de madrugada, ¿quién iba a andar merodeando en la calle a éstas horas? Además estaba muy cómoda con mi short corto y mi camisa extremadamente grande. Y ni hablar de las pantuflas tan acolchonadas de conejito que traía puestas.

Cuando llegamos a la casa de Clary, abrí la puerta con las llaves que tenía. Todas tenemos una copia de las llaves de cada una. Posteriormente, nos metimos al baño a poner en marcha nuestro plan maestro, algo así como una máquina.

Trio de idiotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora