08. Clary

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Después de que Sky y Keyla se ducharan, fue mi turno. Esta vez me aseguré de revisar el baño, la ducha, el acondicionador y el champú, por si acaso. Gracias a Dios, no había absolutamente nada.

Me duché, me vestí y ya todas estábamos listas. Nunca me había alistado tan bien, las chicas también se veían preciosas. Estábamos esperando el transporte público para ir al centro comercial, y al parecer a un muchacho también le pareció bastante guapa Keyla. Creerán que le dijo algo lindo y le pidió su número. ¡Pero no! Como es un chico, el muy imbécil empezó a gritarle cosas a Key. Estaba incomodándola mucho.

Sky y yo estábamos enojándonos más de lo normal, hasta que llegué a un punto en el que no lo soporté más y solté:

— Hey, amigo. ¿Te gusta? Bueno, es una mujer, no un animal ni comida. ¡Ya para y no seas idiota!

— ¡Qué ardorsh! —dijo arrogante.

—"Que ardorsh" tendrás en la cara si no cierras la boca —contestó Sky.

Al fin, paró el transporte. Al parecer el tipo se bajaba en la misma parada. Yo fui la última en bajar, entonces sentí un pellizco en mi parte trasera.

¡El tipo me agarró el trasero! ¡Qué puto asco!

Seguimos caminando y el tipo venía detrás de nosotras, qué asco de chico. Sky, Keyla y yo pensamos lo mismo, no sabía que existían las zancadillas triples.

Seguimos caminando unos metros más hasta que llegamos a nuestro destino.

— ¡Al fin! —solté.

—Nos libramos de ese imbécil —dijo Sky, Keyla asintió.

—Vamos a Tutti Frutti —propuse.

Estaba haciendo mucho calor, y un helado no nos haría mal.

— ¡Helado! —repitió Sky como zombie.

Estaba muy emocionada por su helado. Fuimos a la tienda, en la que el precio dependía de la cantidad de helado que te sirvieras. El muchacho nos pesó nuestros helados y pagamos. Mientras Keyla y yo comprábamos nuestros helados en Tutti Frutti, Sky se fue y regresó con un helado de Mc Donal's.

Después fuimos al cine. Entramos a ver la película "Yo antes de ti", me gustó. Keyla lloró como catarata.

Después de la película, fuimos a ver tiendas. Nunca estaba de mal comprar ropa. A todas nos encantaba. Nos encontramos con algunos muchachos lindos, y, ¡caballerosos! Al fin.

El destino nos compensó. Keyla no quiso a ninguno, pues dijo que no traicionaría a Andrew. El mío era imaginario, ¿nada para Clary? Pues muy bien.

Y por último, Sky sí encontró a alguien. La vi sonriéndose con un muchacho bastante lindo. Me pregunto quién era.

Ya se hacía tarde y teníamos que regresar a casa. A Sky le dieron ganas de ir al baño así que la esperamos en la entrada. Luego llego con, ¡Sorpresa! Un perrito. Ya quiero ver la cara su madre cuando vea a esa preciosura.

Ya estábamos subiendo al transporte público de nuevo. Había mucha gente y yo estaba cansada. No había asientos así que estábamos paradas. Un chico alto de ojos oscuros y pelo castaño me miraba. Por un momento pensé: "Rayos, otro acosador". Pero en realidad no lo era, me ofreció su asiento.

Sky y Key me miraron pícaras. El chico sacó conversación.

— Te ves cansada —dijo.

— ¿Tanto se nota? —sonreí. El rió.

—No tanto —me guiñó. En ese momento me imaginé a Mabel. Lo que causó una sonrisa en mi rostro.

— ¿Cómo te llamas?

—Jordán. ¿Tú?

—Clary.

—Un gusto, Clary. Me caíste bien ¿sabes? —Sonrió— ¿Te parece si seguimos en contacto? —dijo ya que tenía que bajarse, pues ya había llegado a su parada.

—Claro.

Era agradable, sinceramente me cayó muy bien.

...

Llegué a mi casa, cansadísima. Abrí la puerta con las llaves y ¡sorpresa número dos! Había unas maletas en la sala que conocía perfectamente. Mi tía inglesa millonaria estaba aquí. ¿Por qué a mí? Ahora me va a criticar por mis modales.

Subí las escaleras lo más rápido que pude para tratar de evitar el encuentro, sin embargo, alguien dijo:

— ¡Señor Jesús! ¿Qué es esa falta de respeto? Además de llegar a estas horas —escuché el acento inglés.

Mi mamá iba a responder cuando la interrumpí diciendo:

—Sí, sí. Ya voy, esperen —bufé.

— ¡Hola, querida! —me saludó con un beso en la mejilla. ¡Qué rápido cambia de humor! — ¿Qué es eso qué traes en la nariz? ¡Qué desaseo!

— ¿Esto? —señalé mi piercing.

Trio de idiotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora