La chica asintió guardando su posición al lado de Ayato quien se pegó al tronco de un árbol con los brazos cruzados.
Tal vez haya que seguir a alguien.
No sería la primera misión de ese estilo que hacía; esperar, vigilar y acechar sin llamar la atención de nadie que pudiese serles problemático ya fuese un civil común, una Paloma u otro ghoul. Por lo que Hinami se guardó todas sus preguntas e hizo lo que se le ordenó.
—Mamá, ¿ya casi es hora? —Escuchó a lo lejos a un niño que jalaba la falda de su madre. El pequeño de cabellera oscura y mirada aburrida le recordó a Kaneki.
No te preocupes. Él está bien.
Porque Hinami lo sentía en lo más profundo de su corazón. Sólo guardaría pacientemente hasta que sus caminos volviesen a encontrarse porque su hermanito estaba vivo, sólo que aún no sabía su ubicación.
Está a salvo.
—Falta poco, querido.
—Mmm, tengo hambre.
10 minutos pasaron, después pasaron otros 10, y cuando Hinami estaba a punto de preguntarle a Ayato nuevamente qué estaban haciendo realmente ahí y cuál era exactamente la misión escuchó de nuevo al niño gritar, pero esta vez muy emocionado.
—¡Mira mamá! ¡Mira, mira! ¡Qué bonito!
Primero miró al niño a lo lejos, a la madre sonriente y finalmente alzó los ojos al cielo. Sólo tuvo en mente una palabra:
Hermoso... ¡hermoso!
Los colores brillantes fueron primero, blancos y amarillos; después rojos, verdes y morados. Uno tras otro desenvolviéndose de diversas maneras. Algunos marcaban líneas fugaces como si fuesen estrellas alzándose hacia el cielo, otras se expandían como si fuesen rosas dejando simpáticos colores a la deriva que poco a poco se desvanecían al caer.
Uno tras otro fueron apareciendo sin demora; cuando las luces de uno se extinguían, otro explotaba en su lugar iluminando nuevamente tanto cielo como tierra y el reflejo del mar con esplendorosos colores y formas.
«Nee-san, ¿estás viendo esto?» Olvidándose de todo, Hinami se permitió pensar en Touka. Y no solo en ella, sino en Kaneki y los otros, «¿y tú, Nii-san? ¡Chicos! ¡¿Lo ven?! ¡¿Ven lo que yo veo?! ¡Es hermoso! ¡Hermoso de verdad!».
Abrió sus labios le temblaron, sus manos sudaron aun cuando no estaban abrigadas, y con el corazón latiéndole tan fuerte que ella misma podía escucharlo sin problemas, se giró con una sonrisa para encontrarse con que Ayato por primera vez desde que se conocían, había relajado el rostro.
Su mirada aunque seria, ya no se le veía tan forzada a permanecer con un solo gesto. El ceño que siempre se veía fruncido había desaparecido y se le notaba respirar con una lentitud que Hinami no pudo hacer más que derramar lágrimas silenciosas con una débil sonrisa.
«Nee-san... Ayato es...», ¿un buen chico? ¿No tan malo como parecía? Hinami se giró de nuevo cerró sus ojos por un segundo. «Tú lo sabes perfectamente, Nee-san, porque yo aún no logro entenderlo». De verdad que no podía siquiera adivinar lo próximo que él haría.
Esto era sorprendente en más de un sentido.
Para cuando abrió de nuevo sus ojos el último destello de luz formó una gran esfera de 2 colores en el cielo: blanco y violeta.
—Nada mal —admitió Ayato con voz baja. Hinami no le miró sino le respondió con el mismo tono:
—Quizás a veces sólo se necesita de un poco de luz para combatir a la cruel oscuridad. ¿No lo crees Ayato?
Él sólo soltó un pequeño suspiro, Hinami lo encontró sonriendo.
—Quizás.
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𝓛𝓾𝓬𝓮𝓼 𝓭𝓮𝓵 𝓒𝓲𝓮𝓵𝓸
Teen Fiction『Ayato x Hinami』Hinami desea ver los fuegos artificiales esta noche pero nadie quiere acompañarla. "Quizás a veces sólo se necesita de un poco de luz para combatir a la cruel oscuridad. ¿No lo crees Ayato?". ▀▄▀▄▀▄▀▄▀▄▀▄▀▄▀▄▀▄▀▄▀▄▀▄▀▄▀▄▀▄▀▄▀▄▀▄▀▄▀▄▀...