Sus ojos se entreabrieron una vez más pero la intensa luz y el punzante dolor la obligó a volverlos a cerrar de nuevo. Un débil sonido escapó de sus labios, lastimero.
Atada al otro lado de la pared, Eliza respiró agitadamente tratando de soltarse una vez más. Sus muñecas permanecían en carne viva por la prieta cuerda que la sujetaba al anclaje de la maciza pared.
Tan distraída y turbada que ni siquiera se dio cuenta de que Camila comenzaba a recobrar la conciencia por momentos.
Las habían dejado solas hacía unas pocas horas pero no tenía ni idea de quienes eran sus captores ni porque las retenían allí.
—Vamos Eli, vamos concéntrate... —se dijo en voz baja a si misma mientras tomaba aliento para volver a tirar de sus manos tratando de liberarlas de la cuerda. La sangre que resbalaba lentamente por su rostro se había comenzado a secar logrando que el cabello se le pegase un poco a la mejilla y a la cara—. Tú puedes hacerlo...
El brusco sonido de sus movimientos hizo que Camila tratase nuevamente de abrir los ojos, murmurando herida débiles sonidos que no tardaron en llegar a oídos de Eliza que se detuvo y trató de volverse a mirarla todo lo que la cuerda le permitía.
—¿Camila? —balbuceó quedamente ella abriendo aún más sus ojos al tratar de girarse hacia su derecha—. Camila, ¿me oyes?...
El corazón de Eliza le dio un vuelco al ver cuanta sangre había en el suelo. Camila tenía una herida profunda tras la cabeza.
—¿Puedes oírme? —insistió Eliza de lo más alarmada—. ¡Camila!
Los ojos de Camila volvieron a cerrarse mientras su nombre resonaba con otra voz en su mente, una y otra y otra vez.
—¡Camila! —escuchó decir a su madre mientras esta se bajaba de un impresionante Audi de alta gama cuyo guardaespaldas había abierto la puerta un segundo antes frente a las puertas del internado privado de lujo donde ella asistía hacía menos de dos años desde que cumplió los catorce y Hector decidió hacer negocios en Los Angeles—. ¡Camila!
Camila que esperaba a una de sus amigas para ir de compras, aguardaba de pie en la entrada de los preciosos y cuidados jardines del campus cuando la escuchó.
—¡Camila, necesito hablar contigo! —dijo su madre esta vez dando un par de pasos al frente.
—¿Mamá? —murmuró ella desconcertada antes de descender los escalones viendo el lujoso vehículo parado frente a la entrada—. ¿Pero qué haces aquí? ¡Te dije por teléfono que no vinieras! ¡Estoy ocupada ahora mismo!
Sofía Estrabao, importante empresaria y modelo de profesión observó a su hija llegar a ella y sacudió la cabeza mientras otros dos guardaespaldas se bajaban de otro coche aparcado justo delante del suyo tomando posiciones no muy lejos de la acera.
—Esto no puede esperar, ya verás a tus amigas en otro momento —dijo su madre con turbado gesto mientras la veía acercarse a ella—. Esto es importante.
—Para papá y para ti todo lo vuestro es importante —protestó Camila poniendo los ojos en blanco.
—Esto no se trata solo de mi, Camila —advirtió su madre con un serio gesto al escucharla—. Sube al coche, te prometo que no te llevará mucho tiempo y después mi gente te llevará a reunirte con tu amiga.
—¿Tu gente? —murmuró Camila dándose cuenta de que otro coche negro se detenía tras el suyo, muy similar al que estaba delante y del que se habían bajado aquellos hombres.
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May We Meet Again (Cancelada)
FanfictionLa vida de Eliza Taylor no ha sido fácil, la de nadie lo es... Hace algunos años creyó encontrar algo de felicidad y por su torpeza la perdió... ...