20 de Diciembre

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PeHoy por primera vez en un condenado mes, me he levantado 7.30 am, es tan hermoso, como un coro de ángeles celestiales o una sinfonía de Bach. No sé, no sé... Pero dormir es uno de los placeres más grandes. Y bueno la explicación porque no he subido ni una otra queja dramática aquí. Porque sí, ni si quiera he tenido tiempo para quejarme.

He estado tan llena de pacientes por aquí pacientes por allá, tratamientos que el paciente se supone que debía pagar, encerados y casos clínicos. Si vuelvo a escuchar la palabra caso clínico creo que estrellaré mi panetón mal preparado en la cabeza.

Generalmente para el 30 de noviembre tengo todos mis tratamientos terminados, porque sé que soy una condenada maniaca estresada de los mil demonios que colapsará en diciembre si no ha culminado sus trabajos, pero... Debido a la huelga de estudiantes de julio, debería estar estudiando incluso hasta quincena de Enero. Lo que sí sé es que iré a la universidad hasta el 28 de diciembre. No puedo evitar reirme de esto cuando lo leo una y otra vez.

Escribo porque ayer me frustré con mi exposición de caso de fisiopatología, larga historia, algo inevitable considerando que ocupé casi todo mi día en pelearme con el jefe de curso de Endodoncia para que nos dejé recuperar clases perdidas... Otra larga historia.

Escribo esto para terminar con un pensamiento positivo. Como me dijo una compañera: ''Tranquila, ya llegará tu milagro de navidad,'' y vaya que llegó, algo retrasado pero lo hizo.

Una de las razones más comunes por las cuales un estudiante de odontología puede reprobar el año -sí, digo el año porque mi ciclo es anual y se desapruebo, pierdo un año completo de mi maltratada vida- sin contar el vagabundeo intenso claro, son los pacientes. Es tan complicado encontrar un paciente responsable, puntual, receptivo y si tienes tanta suerte que te ayude a pagar el tratamiento. Esta era la razón por la cual ya me veía ser: egresada 2020.

Pero el milagro llegó y hoy empezaré con mi primer tratamiento de conductos multiradicular. Desénme toda la suerte del mundo, porque necesito que el paciente llegue.

Desventuras de una Odontóloga en procesoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora