Viernes 4 de Abril 2014. 11:00pm.
Nos encontramos todos fuera de la casa escuchando las últimas indicaciones de Tom. Una vez listos cada quien subió a su vehículo designado. Esta noche me tocaría conducir en un Ford Maverick negro del 75. Oh como me gustaba esta hermosura. Con buena transmisión y un motor de 8 cilindros me hacía sentir en las nubes. Piso el acelerador del carro aun en neutral para calentarlo. Una vez lista doy la señal con mis luces traseras y emprendo el viaje. El almacén de ‘‘Eddie’’ estaba muy bien escondido. De no ser por el croquis de Tom nos sería casi imposible de encontrarlo. Pero no fue así. Una misión más agregada a mi lista. Y vaya que era una muy grande. La adrenalina corre por mis venas en el momento en el que me estaciono frente a la oficina del encargado al que tengo que distraer. El disque guardia de seguridad. Veo que prende la luz finalmente y me bajo del carro decidida a hacer un buen papel. Una vez más descubro mi pecho provocativamente y me adelanto a entrar antes de que sea él quien salga. Un hombre con no más de 30 se encuentra de pie a un lado de la silla donde anteriormente estaba sentado. Cabello caoba y ojos casi tan negros que me era casi imposible diferenciar el iris de la pupila. Su playera negra ajustada realzando sus bíceps y posible six pack me hicieron la tarea de seducirlo más fácil. No estaba nada mal. Su reacción era de sorpresa. Con su boca entreabierta observándome de pies a cabeza me dio un toque de seguridad y a mis adentras considero la misión sencilla. Sonrió y el igual.
-Que hace una jovencita tan guapa a estas horas de la noche?- Su voz chillante en un intento fallido de seducción quitó por completo su atractivo. Contrayendo mis ganas de reír mordiendo la parte inferior de mi labio me apresure a seguir con el plan.
-Oh... Pues quería saber si podrías...- Hice una pausa para posar mis manos sobre su escritorio acercándome a él y de inmediato dejo caer su cuerpo en el asiento con cierto aire de inferioridad frunciendo el ceño de una manera divertida.- Ayudarme a encontrar a mi hermano Josh. Le he intentado llamar pero me manda directo al buzón.- Muerdo mi labio cabizbaja pero al mirarlo su expresión había cambiado inmediatamente a una con un signo enorme de interrogación imaginario.
-No sabía que Josh tuviera una hermana.- Hizo una breve pausa cerrando los ojos intentando descifrar lo que le había dicho.- En tantos años que llevo de conocerlo jamás te mencionó... O al menos no que recuerde.- Mierda. Tom y sus ideas tontas! Piensa rápido. Sus ojos se oscurecieron más de lo normal viéndome fijamente intentando encontrar algún parecido con el tal Josh supongo.
-Digamos que nuestra relación no es muy buena desde que se enteró que tenía una hermanastra bastarda.- Bajé la mirada entrelazando mis manos tocando la punta de mis dedos intentando parecer la joven más mártir de todas para después abrazarme con fuerza fingiendo voz ronca en señal de nudo en la garganta. - Si tan solo pudieras llamarle... - Rodee con pasos lentos su escritorio para estar frente a él mientras el seguía sentado con sus manos recargadas en el reposabrazos mirando cómo me acercaba sigilosamente hacia el bajando su mirada a la altura de mi pecho - Por favor...- miro hacia abajo el bordado en su playera para distinguir el nombre grabado en ella.- Por favor Nick?- Sonrió y asintió con un cierto grado de lástima.
-En seguida vuelvo.- Dijo conforme se ponía de pie chocando con mi cuerpo dando un ligero rose de mis senos contra su torso. Me mantuve quieta y sentí como sus músculos se tensaron levemente bajo mi toque inesperado.
-Gracias cariño.- Le susurre al oído coquetamente para después dejarlo salir haciéndome a un lado. Observé como se alejaba a distancia de la oficina y me apresuré a buscar las dichosas llaves. Husmeando entre los cajones hasta llegar al tercero de arriba hacia abajo "B I N G O" Dije al encontrar un par de llaves con etiqueta negra. No había ningún otro juego así que sin perder tiempo me salí para encontrarme con Billy quien era el que haría el movimiento principal. Al bajarse del carro le aventé las llaves y las atrapó en seguida. Lo seguí al dichoso almacén. Al abrirlo nos encontramos con más de 20 autos de colección dejándonos suspirando. Todos eran hermosos, nuevos y relucientes. Pero no podíamos perder tiempo admirándolos. Avanzamos entre los corredores y observamos los dos autos de Eddie. Los chicos subieron a los estantes quitando las cuerdas de entre las llantas que impedían el movimiento y esperando para arrancarlos con el típico truco -sin llaves- al quitar el switch del tablero dejando a la vista los cables detrás de el mismo haciendo choque eléctrico entre dos de ellos viendo chispas en el momento en que se juntan para encender el motor. Hice tal acción en el momento en que me subí a un Chevy Camaro 67 color guindo acomodándome en el asiento para salirme disparada de aquí. Pero antes de salir vi a Nick llegar por la puerta principal del almacén con una pistola 9mm y apagué el vehículo de inmediato. Mierda. Me encogí en mi asiento esperando que no haya visto a nadie de mi equipo. Al parecer venía solo. Dio unos cuantos pasos hacia al frente examinando el área completa y el ruido de sus zapatos haciendo eco en todo el lugar me estremeció y tapé mi boca pues sentí que mi respiración agitada haría que nos descubrieran a todos. De pronto escuché el ruido de un cuerpo caer sobre el suelo y cuando miré nuevamente asomando únicamente la parte superior de mi cabeza hasta la altura de mi nariz por la ventanilla del carro observé a Tom con un revólver en sus manos mirando hacia abajo al tremendo hombre postrado sobre el piso. Exhalé con fuerza y salí del auto rápidamente para llegar a donde estaba Tom. Poco a poco los demás comenzaron a salir de sus resguardos. <<Tengo el maletín. Larguémonos de aquí.>> Manifestó Tom con un cierto tono de orgullo por sí mismo y me limité a sonreír y regresar al Camaro. Una vez allí arranqué de nuevo y salí entre topes del estante donde estaba amarrado anteriormente el carro. Lo último que escuchamos al salir por fin de allí fue el grito de Nick pidiéndonos que nos regresáramos con una que otra grosería. Pensé por un minuto que vendría tras nosotros pero no fue así. Doy unos ligeros golpecitos al volante pues me rio de emoción y grito expresando mi satisfacción. Manejamos por la avenida 12 rumbo al puente pisando el clutch para cambiar a 5ta velocidad y siento mi pelo revolotear gracias al viento azotándome por la ventana. Poco antes de llegar a nuestro destino miro por el retrovisor y observo unos ojos esmeralda viéndome asustado y piso el freno con fuerza haciendo que ambos nos hiciéramos hacia adelante golpeándonos. El con la parte trasera de mi asiento y yo con el volante. "Mierda." Fue lo único que dije antes de sobarme con la mano sobre mi frente y voltear a ver el estúpido sentado en el asiento trasero.