una pequeña visita a mi sehun

¿quieres pasar?

Luhan
No podía creerlo, estaba con sehun comprando ropa y accesorios como solíamos hacerlo antes, me alegraba que fuera la realidad y no un sueño.

Siempre me gustó cómo le quedaba la ropa a sehun, ese cuerpo es tan perfecto que todo lucía bien en el, podía jurar haber olvidado como se veía cuando acomodaba su cabello tan sedoso, la realidad era mucho mejor que mi imaginación.

–¿que te parecen? ¿son lindos no– me saco de mis pensamientos, cuando bajé la mirada ví dos anillos, uno plateado y otro dorado con un pequeño diamante en medio –son hermosos, pero ¿porque los quieres comprar?– el echó una pequeña risa, se dirigió a mi oreja y susurró –para nunca olvidar este momento– me sonroje tanto que me quede mudo de la pena, no dijo nada más y los pagó.

Cuando salimos pude sentir la mano de sehun sujetando la mía, de nuevo no decía nada, peor no había necesidad de hacerlo, ese momento era mágico, podía sentir como sehun apretaba más y más mi mano, había olvidado su calidez, tenía un año que no compartíamos algo así, en todo el camino nos quedamos callados, ni siquiera me había dado cuenta de donde hibamos, cuando reaccioné ya estaba en un taxi a quien sabe donde con mi sehun.

¿donde vamos? Me preguntaba en mi cabeza muy nervioso, el no sabía en qué hotel me hospedaba, era un gran misterio, pero, tampoco es como si estuviera con un extraño.

El taxi se detuvo y sehun pagó, le agradeció, bajamos y al salir ví hacia arriba y era una casa muy grande, era sencilla por fuera, pero, exageradamente grande. –espero no te moleste que te trajera aquí, no hay nadie, así que no te preocupes– me dijo con un tono muy relajado, abrió la puerta y pasamos, por dentro era super enorme, pero, era acogedora, la decoración era estupenda, pude percatar que habían muchas puertas en la segunda planta, fue cuando entendí, seguían viviendo juntos, sentí un gran nervio ¿que le diría a los chicos si me veían por ahí?

–sabes ya no estamos en la calle, así que, puedes quitarte tu disfraz– dijo burlón, alcé la vista hacia su cara, tenía el rostro hermoso, era más guapo que antes, no paraba de sonreírme y eso me agradaba, lentamente me quite el cubrebocas, los lentes y la gorra, noté una cara sonrojada, se mordió su labio inferior, desvío su mirada un rato y la regresó a mi cara –si que eres lindo luhan– acarició mi cabello y lo acomodo –que suave– susurro, retiro la mano de mi cabeza para agarrar mi mano llevando en la otra las compras y nos dirigimos arriba, parecía apresurado y me sujetaba con más fuerza, pero no puse resistencia, me sentía avergonzado y el estómago me dolía, abrió la puerta de una de las esquinas y sin voltear a verme dijo –pasa– con un tono bajo y nervioso, mi corazón latía como loco y con mis piernas temblorosas entre.