Parte sin título 4

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Cuando Regina se presentó a la cena, Emma y Hook tuvieron que hacer un notable esfuerzo para permanecer impasibles. Regina se había puesto una de las viejas ropas de Milah, que Hook había celosamente guardado durante todos esos años. Los pantalones de piel dibujaban los muslos perfectos de la reina, el corsé violeta, deliberadamente apretado, hacía resaltar todavía más el generoso pecho de la mujer. A Emma se le secó la boca.

Regina era indudablemente una bella, bellísima mujer. Emma siempre lo había pensado. Aquellas ropas elegantes, que llegaban hasta el punto justo y escotadas sin ser nunca vulgares fueron siempre el punto fuerte de Regina. Elegante, pero no vulgar. Pero esto...Emma tenía que hacer un notable esfuerzo para desviar la mirada. Aquella indumentaria delineaba cada minúsculo detalle de Regina, haciéndolo resaltar y casi gritar "¡Mírame! ¡Estoy aquí!".

Regina caminó sin problemas sobre las altas botas de tacón, y se sentó en frente de Emma. Hook, sentado al lado, dejó escapar una imprecación poco elegante. Snow White rodó los ojos: Regina había tenido siempre esa sutilísima predisposición a resaltar su escote. Charming abrió y cerró los párpados un par de veces: a pesar de estar acostumbrado, siempre hacía algo de efecto ver a su enemiga vestida de ese modo. Emma maldijo al cretino que había tenido la fantástica idea de distribuir de ese modo los puestos para la cena. Durante toda la comida, cada vez que alzaba la vista, se encontraba con el generoso seno de Regina delante de las narices. Y siempre, la muchacha tenía que hacer un increíble esfuerzo para desviar la mirada.

La cena transcurrió en el más absoluto silencio, roto solo por algún comentario poco oportuno de Hook que, después de varias tentativas de llamar la atención de Regina, había pasado a ser más directo. Había acercado su silla a la de la mujer, se había girado hacia ella y había comenzado a hablarle, con voz baja y seductora, intentando convencerla para que bajara las defensas.

Emma permaneció con la cabeza hundida en el plato, intentando que no se viera que el comportamiento del pirata la estaba molestando. Ya era tremendamente difícil permanecer indiferente al encanto de Regina sin que él se pusiese a elogiar cada detalle de la mujer. Al final, tras un comentario particularmente arriesgado que Regina ignoró, Emma se puso en pie, dejando caer la silla.

«Yo me voy a dormir» soltó, lanzando una mirada disgustada a Hook y una furiosa a Regina, para salir después con paso rápido de la sala.

Apenas fuera, se tropezó con Rumpel, que llegaba en aquel momento con la expresión seria e indescifrable de siempre. A Emma se le vino rápidamente a la memoria el recuerdo de Regina, en el que el hombre que tenía delante estaba desfigurado por la magia. Instintivamente, da un paso hacia atrás, alejándose de Rumpel, que la miró confundido.

«Perdón» dijo Emma, corriendo hacia su camarote.

Emma entró y cerró la puerta a sus espaldas con un ruido sordo, apoyándose en ella. Se llevó las manos a la cara, algo turbada. La irritación que le había causado Hook estaba todavía viva y pesada en su estómago. Sin embargo, no lograba comprender por qué le fastidiaba tanto que se comportase de esa manera. "No es así" dijo una voz en su cabeza "Te fastidia que él se comporte así con Regina" Emma hizo una mueca, sacando aquella voz fastidiosa de su cabeza y se dirigió a la cama. Se echó en ella, esperando que Regina no se olvidase de su promesa, y se dejó arrastrar a un estado de duermevela, donde los pensamientos, las emociones y las sensaciones de las últimas horas se juntaron en un nudo absurdamente difícil de deshacer. Después de algunos minutos-o quizás una hora-Regina entró en el camarote, la expresión relajada.

Emma abrió los ojos, lanzándole una mirada desde su cama. La muchacha se sentó, restregándose los ojos; ya estaba dispuesta a levantarse para ir hacia Regina cuando ve a la mujer dirigirse a ella con dos velas en la mano. Regina se sentó en la cama de al lado, apoyando las dos velas en el pequeño mueble puesto entre las dos camas.

Jolly RogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora